¡Quiero tantas cosas!
¡Buenos días!! Hoy me he
despertado con los sentimientos a flor de piel y un hormigueo intenso en todo
el cuerpo. Hay días en los que la mente y el alma se unen para llevarte a un
mundo donde las percepciones y las emociones se amplifican en tu interior.
Quizás
es la cercanía de la operación, la realidad que empieza a tomar forma en mi
mente, la necesidad de aceptar que va a ser algo real… ¡O simplemente es que
ayer fui a ver a mis compañeras de baile al club! ¡Y me senté en una silla en
la clase y las vi bailar! ¡Y yo quería formar parte de ello! ¡Quería volver a
bailar!
Es
curioso cómo se ven las cosas desde fuera. Cuando estás en la clase y sigues al
profesor los movimientos fluyen solos, es como si tu cuerpo se adaptara a los
acordes y a las notas y se dejara llevar por la melodía… En cambio desde una
silla, sentada al lado del aparato de música, con la muleta aposentada en mi
regazo y la mirada puesta en mis compañeras lo sentí diferente, pero siguió
siendo mágico.
¡Nunca
se debe perder esa magia! ¡No puedo alejarme demasiado de las cosas que me
hacen feliz! No debo. La vida es un sinfín de decisiones, momentos, alegrías,
penas, deseos, luchas y vaivenes, una larga carrera de obstáculos que nos debe
alegrar los días y las noches. ¡Y debemos aprender a vivirla!
Recuerdo
cuando una vez le pregunté a una psicóloga amiga mía cómo podía arrancarme de cuajo esa necesidad mía de escribir,
de soñar, de desear con todas mis fuerzas ver un libro mío en una estantería. ¡Me
dijo que no podía renunciar a lo que era ni a lo que anidaba en mi interior! ¡Y
que una vocación es algo inherente a una persona! Y entendí que nunca podría
dejar de expresarme a través de las palabras y las invenciones.
Pero
hay algo que nunca he logrado, algo que también forma parte de mi carácter, de
mi personalidad, de mi yo interno…. ¡Siempre atribuyo a los demás mi misma
forma de actuar! ¡Y eso no me pasa únicamente con los personajes de las novelas!
Cuando me encuentro en una situación determinada siempre pienso cómo reaccionaría
si fuera la otra parte y espero que así sea, que así se comporte, que así funcione.
Y luego la realidad se interpone en el camino y muestra la otra cara de la
moneda, la verdadera forma de actuar de la otra persona…
¡Me
he llevado muchas decepciones en la vida! ¡Pero también he encontrado
maravillosos instantes por los que vale la pena continuar sonriendo! Quizás esa
tendencia mía a ser tan sentimental, a querer tanto a las personas de mi
entorno, a desear dar y recibir, a sentir con intensidad los lazos que me unen
a otros debería endurecerse.
¡Ahora
quiero tantas cosas! ¡Quiero bailar! ¡Quiero reír! ¡Quiero escribir! ¡Quiero
sentir la cercanía de los míos! ¡Quiero caminar! ¡Quiero publicar! ¡Quiero
vender libros! ¡Quiero pasarme la vida frente a un ordenador dándole a las
teclas! ¡Quiero que sea de aquí unos meses y haber pasado la operación! ¡Casi
os diré que quiero una Marta Noguera o una Pamela Casas en mi vida! ¡Jajajajajaja!
Pues
sí, quiero todo eso y mucho más. Y ese querer me ayuda a vivir intensamente, a
no dejarme marchitar en ningún momento, a levantarme con una sonrisa, a caminar
por la vida con esperanza e ilusión y a relativizar aquellas situaciones que
atentan contra mi felicidad.
¡Pasad
un gran sábado!
Siempre inspirándome, Pat, gracias, para ti es mi primera sonrisa de este sábado 8)
ResponderEliminar¡Pues aquí te mando un montón de sonrisas más!!!! :-)
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