¡Mañana empiezan el cole!!!!!
¡Buenos días! Ayer me
sorprendió que muchos de vosotros me dijerais que empezaba el colegio, aquí en
Barcelona no se inicia la actividad lectiva hasta mañana… ¡Hoy es fiesta!
La verdad es que
llegados a este punto todos los niños y los jóvenes tienen una necesidad absoluta
de retomar la rutina académica. ¡Y no digamos de los padres! Uffffff, llevo
unos días de cabeza con ellos, y digo bien alto: “quiero cole yaaaaaa!!!!!”
Bajo mi punto de vista
las vacaciones son demasiado largas, los niños tienen demasiado tiempo libre y
al final ya no saben qué hacer ni cómo pasar el rato. ¡Incluso se aburren de ir
a la piscina o de pasear o de mirar la tele!
Como madre en estos
momentos palpo la tensión y su aburrimiento. ¡Mis hijos se pasan el día peleándose!
Así que no sabéis las ganas que tengo de
que llegue mañana y se inicien las clases…
Yo votaría por hacer
pequeñas pausas durante el año, que podrían aprovechar para descansar y
estudiar, y que las vacaciones de verano se concentraran en un mes y medio,
¡suficiente para vivir a tope!
Pero eso es mi opinión
personal.
Noto que en el momento de
regresar al colegio, tras tantos meses de falta de rutina, a mis hijos les
cuesta un montón centrarse y a veces los primeros meses son excesivamente
duros. ¡Y más ahora que los dos ya están en secundaria!
La niña empieza mañana
en el nuevo colegio, con nuevos alumnos y con un método de enseñanza totalmente
diferente al que ha tenido en la primaria. ¡A ver cómo lo encaja!
Cuando yo era
adolescente me parecía mucho a mi hijo, pensaba que lo sabía todo y que la vida
era fácil. ¡Cómo sufrió mi madre! Ahora entiendo el significado de sus
palabras: “ya verás cuando tengas un hijo, si es la mitad de terco que tú vas
apañada”. ¡Qué diferentes se ven las cosas desde el otro lado!
Es curioso como a medida
que vivimos nos adentramos en un rol del que nunca pensamos que formaríamos
parte. Se es joven una vez y entonces se ven las cosas desde una perspectiva,
con la esencia de la primera vez que experimentas con algo, con la emoción de descubrir
y de creerse que lo sabes todo. ¡Y te la das mil veces! Jajajaja.
Al madurar no puedes
evitar mirara atrás y sorprenderte pensando algo que en tu adolescencia asegurabas
que nunca ibas a acatar. A mí me pasa muchas veces, y hay momentos que incluso
me río de mí misma, de la manera en la que me negaba a ver más allá de mis
narices.
Ahora que lo vivo desde
el otro lado, que veo cómo mis hijos buscan su identidad, cómo se equivocan a
veces y se dan con la misma piedra porque no están dispuestos a escuchar los
consejos de sus padres, le doy una dimensión distinta a las palabras de los
míos.
¡Qué difícil es ser madre de un adolescente y
una pre-adolescente! Ufffffff, hay momentos en los que me ofusco, la verdad.
Pero es maravilloso tenerlos en casa, verlos crecer, escuchar sus batallitas,
sentir su inseguridad ante algunas situaciones…
A veces les llamo adolescentes
hormonados. Los dos están en aquella época en la que los cuerpos inician el
recorrido hacia la pubertad. No sólo se enfrentan a los cambios físicos, que son
muchos y muy importantes, sino que entran en una edad donde las interrelaciones
personales evolucionan y sienten la necesidad absoluta de recalcar su propia
identidad y sus opiniones personales. ¡De ahí las peleas!
Nuestro cometido como
padres es ayudarles a desarrollar esa identidad diferencial, acompañarlos en el
proceso de madurar, marcarles unos límites lógicos y respetar su libertad hasta
cierto punto, intentando en todo momento que sean responsables y aprendan el
valor de sus actos y su entorno.
No es fácil, entramos en
una época de pactos, rebeldía y cambio de rumbo. Ya no vale el “porque lo digo
yo”, hay que razonar, explicar y darle la vuelta a los motivos por los que se
cree que algo es importante o necesario.
¡Qué bonito queda en el
papel! ¡Pero qué difícil es llevarlo a la práctica! Aunque he de reconocer que
tengo unos hijos maravillosos, que cuando van invitados a otras casas me dicen
que están bien educados y que, aunque a veces se palpe la tensión, todos trampeamos
esta etapa con la mejor de las voluntades.
Espero continuar igual…
¡Feliz día!!!!!
Difícil, muy difícil... menos mal que la edad nos da la madurez necesaria.
ResponderEliminarFeliz día.
Menos mal, aunque a mí la edad no me da paciencia... ¡Y tengo muy poca!!! Grrrr. a ver si crecen... ¡BESOSSS!
EliminarBueno sí, ese es otro ¿problema?: eres demasiado joven y la paciencia nos llega, a los que no la hemos tenido de jóvenes, cuando ya los hijos son mayores ;-)
EliminarTe prevengo: cuando sean mayores seguirás con las mismas/parecidas inquietudes... para nosotras, las madres, nunca crecerán jeje.
Jajajajaja, yo creo que nunca aprenderé a tener paciencia... BESOS
EliminarMuy bonito, Pat. Nosotros ayer nos pasamos el día pensando en los nietos mayores y su primer día de clase.Aún falta que otro de los pequeños comience el jueves.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya te contaré qué tal van el primer día... ¡Un beso!
EliminarEl otro lado es muy complicado Pat, estoy de acuerdo contigo. Según mi punto de vista hay que tener las ideas muy claras y mucha mano izquierda. La vida nos hace pasar por todos los "lados". Ánimo que en nada, vuelve la rutina que tanto necesitamos todos.
ResponderEliminarUn beso
¡Un beso Menchu! No hay más remedio que acepetar lo que nos toca... MUAKS
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