Dejar de esperar es dejar de correr..
¡Buenos
días! Ayer no pude escribir porque empecé a trabajar a las siete de la mañana…
¡Tenía la auditoría de cuentas de las seis empresas! Por suerte la contabilidad
está bien y cuadra todo… ¡Uffffff! ¡Qué alivio!
Terminé
a las seis y media de la tarde…
Cada
año me pongo nerviosísima cuando viene la auditora, ¿y si encuentra algún fallo?
¿Y si me he equivocado? ¿Y si hay algo que tengo que arreglar? Soy demasiado
perfeccionista…
La
auditora es una mujer muy agradable, con altos conocimientos y un grado de
competencia elevado. Hacemos pequeños descansos entre empresas, charlamos a
veces de cosas insubstanciales y cuadramos todas las cuentas para ofrecer el
resultado que arroja una contabilidad bien llevada.
El
único problema es que el trabajo que tengo ese día queda relegado al olvido y
hoy tengo que sumarlo… ¡Ufffff! Solo con pensar lo que me espera en el despacho
me agobio…
La
verdad es que en semanas como esta me encantaría trabajar menos horas y
dedicarme únicamente a escribir. Ayer llegué a casa tarde, cansada, con la
cabeza embotada y poca predisposición a un nuevo asalto con LME. El resultado
fue un fiasco: pocas palabras, pocas ideas y poco que decirle al papel.
Tengo
claro que no voy a escribir si el tono no es el adecuado, prefiero no terminar
la novela rápido. No me espera nadie, no tengo ningún contrato de edición a la
vuelta de la esquina ni nadie que espere a que termine. Así que no hay prisa…
Dejar
de esperar también significa dejar de correr. Antes todo lo relacionado con la
escritura era un maratón para mí, avanzaba tan rápido que me faltaba el
aliento. Quizás por eso mis personajes siempre estaban inmersos en problemas,
en acción trepidante, en desasosiegos…
Ahora
escribo diferente, soy consciente de ello. No estoy ansiosa por acabar la
novela, sé que no tengo ninguna oferta para publicarla y que el mundo de la
edición está complicado y estoy decidida a escribir por ilusión y no por anhelo
y vivo la historia a otro ritmo.
Estoy
feliz con este cambio de visión, con mi manera de tomarme las cosas, con la
narración que va tomando forma muy lentamente, con dedicar mi tiempo a
muchísimas cosas más, con volver a cocinar, con sonreír todo el día, con no
estresarme con tonterías, con volver a bailar, a vivir, a sentir….
¡Feliz
día! J
:-) ¡Perfecto!
ResponderEliminarUn feliz día :-)
¡Un beso Pilar! :-)
EliminarPues claro que sí, escribe, vive, disfruta, que al final eso es con lo que te quedas.
ResponderEliminar¡Y nada de temer al auditor, mujer! Están (estaré yo algún día, pronto espero) para ayudar y corregir.
Buen blog, ¡nos leemos!
No le tengo miedo a las auditoras... Solo me agobia pensar que me pueda equivocar. ¡Seguro que serás una gran profesional! ¡Un beso!
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