Escribir, escribir, escribir...
¡Buenos
días! 63.365 palabras, 50 capítulos y medio, 119 folios y una historia
interesante… Estoy en un momento cumbre, donde las tramas empiezan a cerrarse y
los personajes descubren la verdad. Vivo tanto la historia que lloro como una
tonta en muchos momentos.
¡Qué
maravilloso es meterme en la piel de otros! Me encanta emocionarme, sentirlos
crecer, acompañarlos en sus desvelos y en sus aventuras… ¡Me encanta escribir!
¡Ojalá pudiera pasarme el día en mis mundos paralelos!
Quiero
soñar, quiero vivir más allá de la realidad, aparcar las obligaciones a ratos,
desconectar de mi día a día y perderme en un lugar lejano, viajar con la mente
y el papel más allá del puente que une mis dos mundos, caminar zigzagueando
hacia un futuro incierto.
No
voy a abandonar la escritura jamás, ¡me reporta tanto! No sé si mi terapia Zen
va a durar mucho tiempo ni si esta emoción me acompañará cuando termine la
historia y me enfrente a la corrección ni si mi deseo de dedicarme únicamente a
la escritura reaparecerá con tanta fuerza que vapuleará mi optimismo, lo único
de lo que estoy absolutamente segura es de que quiero escribir para siempre
jamás.
¿Qué
haré cuando termine esta novela? ¡Pues escribir otra! ¡Y otra! ¡Y otra más! Eso
es lo que me gusta, lo que me ayuda a sonreír cada día, lo que distrae a mi
mente hiperactiva en los momentos de agobio. Imaginar, crear, sentir, vivir y
soñar, ¡imaginación al poder!
No
más ansiedades, no más anhelos, no más promoción, no más desilusiones… A partir
de ahora será escribir y vivir la historia…
¡LME
tiene tanto de mí! Es la primera vez que le he cedido una parte importante de
mi forma de ser a la protagonista de manera consciente. Durante años me he
sentido inclinada a no contar nada de mi vida personal en los libros, solo
dejaba retazos aquí y allá, aunque quien me lee y me conoce dice que Marta Noguera,
Ángela Harris, Pam Casas, Laura Lluna y Sandra Pons actúan como yo en muchos
momentos.
En
esta ocasión hay detalles de mi realidad que se entremezclan con la ficción,
hay sentimientos reales en algunos momentos y anécdotas que nos han sucedido en
la familia y que ahora aportan consistencia a la narración. No sabéis la pena
que me dará poner el punto y final…
¡Me
voy a trabajar! No sé si lograré sacarme a P. de la cabeza… Ayer cuando llegué
a la oficina le dije a mi compañera Mercè: «¡Hola Raquel!». Jajajajajaja
¡Feliz
día! J
¡Me encanta verte/sentirte tan optimista y disfrutando tanto! ¡Qué nadie te lo quite!
ResponderEliminarUn muy feliz día.... viajero, ya sabes (desde el AVE Málaga-Zaragoza) :-)
¡Feliz viaje Pilar! :-)
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