Terapia de shock
¡Buenos días!
El cielo parece empeñado en darme oscuridad… ¡Vale, es invierno y toca lluvia,
frío y nubes! Pero a mí me gusta el sol, la playa, la tranquilidad, la claridad…
Ayer estuve
un una cena interesante, con gente que no conocía, en un ambiente perfecto para
relajarse y disfrutar de una conversación pausada… ¡Y estaba estresadísima!
Creo que la terapia de shock para aparcar los nervios laborales empieza ahora
mismo. Estoy decidida a abandonar ese perfeccionismo que tanto me agobia a
veces… ¡Vamos allá!
El trabajo se
va a quedar en la oficina, voy a encararlo con menos agobio, voy a hacerme una
lista cada mañana de prioridades y las voy a tachar a medida que las cumpla. ¡Y
no voy a ponerme nerviosa! ¡NERVIOS FUERA! J
LME marcha
muy bien. Ayer por la tarde llegué a un capítulo álgido que llevaba preparando
dos semanas. Cada vez que cerraba los ojos buscaba las palabras para darle el
dramatismo justo, era importante captar el sentimiento preciso para que la
narración tuviera fuerza. Lo escribí con rapidez, metiéndome en el papel sin
problemas, y acabé llorando como una tonta, con las emociones a flor de piel. ¡Qué
bonito fue!
Me encanta
cuando mi mente funciona de catalizador y me despierta sensaciones paralelas a
mis personajes, es una experiencia única, de aquellas que valen la pena vivir.
Meterme tanto en la piel de la protagonista es como viajar a un mundo
desconocido, como usurpar su cuerpo para vivir una aventura sin moverme del
sofá.
Soy muy
habladora, me emociono tanto con las palabras que cuando las digo en voz alta
les imprimo fuerza, pasión y mucha teatralidad. ¡Quizás debería hacerme actriz
y canalizar ese ímpetu en las actuaciones! Aunque me sigue pareciendo mejor ser
la que escribe la historia y sabe qué ocurrirá a continuación…
La verdad es que
no sé si sería capaz de vivir en el Caribe, estirada bajo un cocotero con el
ordenador en el regazo, con el día por delante y una novela por escribir como
única obligación… ¡Lo asumo! Hago demasiadas cosas al día, pero en el fondo es
lo que me gusta, lo que me ayuda a avanzar, a pasar las horas ocupada, dándole
algo en lo que pensar a mi mente hiperactiva.
Hoy me toca
cocinar. Mi hijo cumplió quince años el jueves y vienen mis padres, mi hermana
y mi suegra a comer. Cocinar es algo que me gusta muchísimo, así que voy a
pasármelo en grande metida en la cocina, con las manos en la masa y preparando
un arroz con Ceps y foie, un par de ensaladas diferentes y un pastel para mi
pequeño… ¡Ay no! De pequeño no tiene nada… ¡Si mide más de metro setenta y
seis! ¡Y calza un cuarenta y cinco! Grrrrrr, ¡cómo crece! Hace dos días era un
pequeñajo que correteaba por casa…
Y después de
comer le daré un empujoncito a mi novela.
¿Qué haréis
vosotros? ¿Cómo se presenta el domingo? ¿Y la semana? ¡Contadme cosas!
Me voy a la
cocina…
¡Feliz día! J
Que vaya muy bien lu comida familiar (no veas cómo estás amortizando esa clase de cocina de Arroz con ceps y Foie, eh???) y que consigas tu propósito anti-estrés...Saludos !
ResponderEliminarJajajajajaja, ¡nunca una clase de cocina estará tan amortizada como esta! ¡Un beso!
EliminarFeliz domingo :-)
ResponderEliminarHoy me toca enseñar a utilizar Windows 8 a un amigo... pero antes nos invita a comer, así que no está nada mal ;-)
¡Buen provecho!
Ya me contarás cómo fue... ¡Un beso!
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