Debería replanteármelo...
¡Buenos
días! Ayer tuve un día estresante… Uffffffffff, el Caribe ahora me vendría
bien… Acabé en la sala de espera del médico de mi hija a las ocho de la noche,
con el portátil abierto y escribiendo un capítulo entero de LME… ¡Estaba tan
agobiada que las palabras brotaron solas!
Mi
doctora del sueño opina que tengo hiperactividad cerebral y que debería
replantearme mi vida, que no puedo asumir tantísimas cosas a lo largo del día…
El gimnasio me va bien, es mi hora de quemar nervios y de desconectar, escribir
es mi momento de evasión, preocuparme por mis hijos es parte de mi labor de
madre y luego está la casa, la comida, los tuppers, el blog, las novelas….
¡Vale! Quizás debería aflojar, pero en qué.
Escribir
es algo a lo que no voy a renunciar jamás, me llena y es lo que realmente me
gusta. En un mundo ideal me podría dedicar únicamente a eso, pero la realidad
es que debo trabajar para pagar las facturas cada vez más abultadas y que del
aire no se vive, o como mínimo no con dos hijos, colegios, clases particulares,…
Bailar
me ayuda a relajarme. Contar pasos y sentir la música aparca por una hora las
preocupaciones del día a día. Creo que la actividad física es como mi psicólogo
particular, tras una clase me siento alegre, vigorosa y sin estrés. ¡Es genial!
El
blog me encanta… Mi manera de desahogarme de las presiones del día es
aporreando el teclado. Y no quiero renunciar tampoco a eso, porque la verdad es
que cuando me siento frente a la pantalla y dejo escapar los sentimientos logro
encontrar un pedacito de paz. Y me da igual que me lean veinte, cien o mil
personas, para mí es como un lugar de encuentro conmigo misma.
Los
hijos… Pues son una responsabilidad importante y la adolescencia es un periodo
difícil de superar. Es importante estar ahí, acompañarles en el tortuoso camino
de abandonar la niñez y madurar, luchar para que trabajen duro en el colegio,
para que entiendan lo importante que es estudiar y compartir momentos mágicos
con ellos.
Y
la casa… Pues no puede llevarse sola. Si nadie compra la nevera se queda vacía,
si nadie piensa qué se come o se cena nos quedamos sin comer y si nadie prepara
los tuppers y la cena, pues nada, que seguiríamos muertos de hambre. Y suma y
sigue… ¡Una casa es un pozo sin fondo!
Nos
queda mi trabajo. Quizás debería replanteármelo y buscar algo que no lleve a mi
mente al límite cada día, forzándola a saltar de una empresa a otra
constantemente, con demasiadas cosas que hacer y poco tiempo para asumirlas. Y
si encima pienso en la remuneración no acorde con la dedicación, pues casi que
debería empezar a valorar otras opciones, ¿no?
Casi
que me voy al Caribe…
¡Feliz
día! J
:-) ¡Al Caribe... aunque sea en foto! jajaja
ResponderEliminarEs difícil que aflojes porque todo tiene su porqué... se trata más bien de que no te agobies.
Está bien lo del blog (yo te escucho diariamente, ya sabes), pero si un día no puedes pues no pasa nada, y así con todo, salvo tus hijos, tu familia... bueno, incluso ellos pueden depender un ratillo menos de ti y no pasa nada, seguro.
De lo del trabajo no opino, que tal y como está el panorama ya sabes eso de: ¡virgencita, virgencita, que me quede como estoy! ;-)
Feliz día.
¡Cierto Pilar! Me voy a ver la foto que me dejaste... :-)
Eliminarsaludos pat, te entiendo vivo de igual modo. un abrazo y un beso desde colombia.
ResponderEliminar¡Un fuerte abrazo desde Barcelona!
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