¡Terapia Zen al poder!

7:07 Pat Casalà 2 Comments


   ¡Buenos días! La terapia Zen funciona, aunque ayer tuve que quedarme trabajando tres horas más para terminar algo importante… Llegué a casa y me tocó preparar una declaración informativa de la empresa de mi padre, que está inactiva, pero no deja de tener obligaciones fiscales, y al final, a las 22:00 pude terminar el capítulo que tenía a medias de LME antes de empezar a ver El Mentalista.
    Lo bueno fue que no me puse nerviosa y que me fui con muchas cosas pendientes sin agobiarme. ¡A ver si hoy consigo lo mismo!
He decidido no pensar en lo que queda por hacer y no ponerme nerviosa si las cosas se acumulan. ¡Ya terminaré! De momento he decidido buscar a una becaria o becario que se ocupe de las tareas administrativas básicas y así encontrar tiempo para los trabajos más importantes.
       Ahora a ver si encuentro tiempo para buscar el becario…
¡La vida es bella! Hay que sonreír más, hay que ser amable, hay que dejar atrás las angustias y mirar hacia un futuro maravilloso. ¡Que luzca el sol en mi interior cada mañana!
      Estoy en la recta final de mi novela y me da muchísima pena… ¡Casi voto por alargar la trama! Uixxxxxxxxxx. Es que cuando termino una novela me quedo un poco traspuesta. Mientras escribo tengo la cabeza enredada en las tramas, en los personajes, en la narración… Y de repente se acabó, ya no hay más, y toca iniciar la odiosa corrección… Entonces siento un vacío extraño, como si mis personajes todavía estuvieran ahí, pero se desvanecieran lentamente. Y me pasa como cuando termino una peli o una novela que me gusta, que le doy vueltas al final, a la trama, a las situaciones, y quiero más…
      Pero por mucha pena que me de abandonar a P. y sus peripecias, por mucha nostalgia que me produzca poner el punto y final, sé que en pocas semanas llegaré a la meta de la historia y que no la puedo alargar. ¡Así que empezaré a despedirme de mi creatividad durante unos meses para encarar el pulido!
      ¿Sabéis? Por primera vez en mi vida de escritora he dejado la novela a varias personas a medida que la escribía y he escuchado sus comentarios. ¡Es maravilloso saber qué piensan! Así puedo darle vueltas a temas interesantes y ver antes los agujeros en la trama.
       Al final mis anhelos se reducen a la ilusión de que algunos me lean, ¡y es ya se está cumpliendo! Me encanta escribir así, con compañeros de viaje y sin el agobio de que sea para el gran público. Escribir sin el deseo agobiante de publicar es increíble, lo hago para mí, porque me gusta, porque me distrae, porque es mi refugio, mi extensión, mi mundo paralelo…
       ¡Terapia Zen al poder!
       ¡Feliz día! J

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