Vivir el presente

7:07 Pat Casalà 2 Comments


     ¡Buenosdías! ¡Qué bonito es el color de la calle en primavera! Me encantan los verdesde las plantas, los arcos iris de las flores moteando los prados y las copas delos árboles, el azul nítido del cielo… ¡Me embruja cómo huele el calor y elbuen tiempo!
      Tengotantas cosas maravillosas para disfrutar… Y tantas por las que luchar… No mevoy a poner sentimental ni a deciros lo que me cuesta asimilar la situación delos niños y mi necesidad de dedicarles muchísimas horas. Solo voy a deciros quenecesito reorganizar mis prioridades para encajar esa tarea.
      Hayinstantes en la vida en la que te has de parar a valorar tus expectativas y tusmetas. Muchas veces son altas y difíciles de alcanzar o sencillamente se alejantanto de tu situación actual que es imposible abarcarlas porque hay otrastareas pendientes.
    Tenemoshijos para dedicarles el máximo de nuestro tiempo, aunque eso signifique quenuestros anhelos ocupen el último puesto en la lista durante unos años.
     Quierohacer demasiadas cosas a la vez. Está claro que soy capaz de hacerlas, peroahora debo recalibrar el timón de mi vida.
Ayertuve una hora para escribir, me estiré en mi lugar, con el ordenador en elregazo, preparada para darle a las teclas y me descubrí con la inspiraciónseca, sin palabras ni emociones que traspasar al papel. Tengo demasiadas cosas enla mente.
     Cada vez que mi cabeza me lleva a vislumbrar la cola en el FNAC que tanto deseo me obligo a darme cuenta de la realidad, de que quizás eso no suceda nunca, de que esa era mi meta en la infancia y en la juventud, pero que el tiempo y la dedicación han demostrado que no es posible.
      Viviren las nubes un tiempo es maravilloso, pero cuando bajas y te enfrentas con larealidad debes aprender a convivir con ella. Y ahora mis hijos requieren mitiempo, igual que mi trabajo remunerado, así que voy a dejar de hacer planes,igual que he dejado de esperar las comunicaciones que nunca llegan.
  Heconseguido que un “hablamos pronto” no me aboque a mirar    compulsivamente el email ni a sentir que las buenasnoticias llegarán en cualquier momento. ¡Es un gran logro! Ahora me toca vaciarmi mente de sueños quiméricos y centrarme en el presente.
     ¡Felizdía! J

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