Volver al mundo real
¡Buenos
días! Hoy toca regresar al trabajo después de seis largos días de vacaciones.
Me he dormido, la ducha no me funcionaba y he perdido el cierre de mi pendiente…
¡Qué mal he empezado la semana!
Estoy
feliz de tener un trabajo al que ir, hay tanta gente sin ese privilegio que no
me puedo quejar, aunque he de confesar que ayer me pasé la tarde dándole
vueltas a muchísimas cosas.
De
manera cíclica voy ideando nuevos negocios para iniciar. En mi casa me los
sacan de la cabeza, se ve que no tengo buenas ideas… Pero hay algo que subyace
de mi necesidad por ampliar horizontes, algo a lo que no le puedo dar la
espalda.
He
dejado de esperar, de luchar, de desear… ahora cuando tengo horas libres
cocino, paseo, vivo otras facetas que me llenan, pero ya no leo ni anhelo, ya
no creo que escribir sea lo más importante ni que alcanzaré un destino
imposible.
Quizás
esa sea la razón de mi búsqueda constante de algo nuevo por lo que luchar, la única
que me impulsa a soñar que puedo cambiar mis metas por otras más plausibles. Y
es que en el fondo de mi alma el deseo por pasar las horas del día escribiendo
sigue ahí, brillando en una esquina de mi corazón, iluminando a intervalos el
camino, demostrando que el dejar de esperar ha causado un resquicio de desazón.
No
es que me sienta mal, la verdad es que mi vida tiene más colorido ahora que no
estoy obsesionada con alcanzar un objetivo demasiado elevado, sencillamente no
puedo renunciar a mis deseos ni a mis ilusiones de toda la vida, así que siguen
ahí, con la intención de salir a pasear en algunos momentos y de mostrar lo
poderosas que son…
Cuando
se acerca el momento de regresar al trabajo tras unos días dedicada a escribir
me embarga el deseo de gastar mis energías en lo que realmente me llena, de
vibrar, de sentir, de empaparme con las vidas de mis personajes.
Pero
me da tanto miedo creer que vale la pena… No quiero volver a sentirme ansiosa,
con aquella necesidad de que llegaran noticias, con expectativas que se
derrumbaban de repente, con el dolor sordo de la frustración acompañándome. Por
eso ya no lucho ni deseo ni creo.
Hoy
vuelvo a la realidad, al trabajo, a tomar las riendas de mi mundo real y no del
paralelo. Hoy toca sacarme las ilusiones de la cabeza para encarar un día de
números, papeles, facturas… En el fondo me da pena, pero me siento feliz de
tener un lugar al que ir…
¡Feliz
día! J
El trabajo es un privilegio y no creo que tengas que sacarte las ilusiones de la cabeza para volver a él... supongo que es más divertido acudir a trabajar teniendo tantas ilusiones, proyectos, esperanzas, en la cabeza.
ResponderEliminarPiensas que no luchas, crees ni deseas, sin embargo tus pensamientos diarios dicen lo contrario.
FELIZ día :-)
Ha sido un día extraño... ¡Feliz noche! :-)
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