¿Cómo influyen los estados anímicos?
¡Buenos días! La semana
empieza con cantidad de cosas positivas, parece que la vida tiene reservados
guiños de esperanza en cada recodo. Hoy saldrá el sol, por suerte lo veré a
través de mi ventana y contemplaré las hojas de los árboles que empiezan a
mostrar una preciosa explosión de color.
Ayer me paré a reflexionar sobre cómo influye mi vida en la
escritura, a través de las novelas se puede componer una clara delineación de
cómo me sentía en cada momento. Es curioso, mis manuscritos se nutren de mi
estado anímico, de mi visión de la vida, de mi nivel de estrés…
La Luna de
Ónixon fue
mi primera incursión en el mundo de la escritura. Llevaba dándole vida tantos
años que a la hora de llevarla al papel la emoción me embargó, estaba feliz,
emocionada, con muchas ideas locas que ofrecer. La primera versión era lenta y
pesada, a medida que aprendí a relatar se convirtió en una preciosa aventura
donde conseguí volcar las mil peripecias que me inventaba en la infancia.
Géminis fue una idea
interesante, en ella hay infinidad de personajes, vidas truncadas, una
persecución y la trama principal gira en torno a la intriga científica. Es la
primera de las «estresadas», a la que siguieron El Secreto de las Cuartetas y El
Secreto de los Cristales. En esa época vivía pendiente del teléfono y del
email, siempre a la espera de una noticia positiva, de un contrato maravilloso para
mis novelas…
La Baraja y Oros se nutren de tramas paranormales,
igual que las anteriores. En ellas se nota mis largos estudios juveniles de esa
rama interesante y las mil ideas intrincadas que mi mente tejía cuando la
frustración se hizo cargo de ella… En cambio en Indicios se palpa la desidia que tenía al escribirla, la angustia
de aquellas esperas infructuosas frente al teléfono.
¡Y llegamos a la Serie
Estrada! Cuando inicié Los Mundos de
Esme en un momento diferente. Por fin me había lanzado a publicar algo en
Amazon, acababa de tomar la decisión de terminar con una situación que me
agobiaba y no tenía ya una meta demasiado elevada. El camino para llegar a
escribir por emoción fue muy duro, y por fin comprendí cuál era mi motivación
para crear historias. En las tres novelas de la serie conseguí que la serenidad
que sentía tomara cuerpo en el papel mis personajes se cobraron profundidad.
Y llegó EDP, una novela juvenil, más pastel que las otras, con una
bonita historia de amor mezclada con un misterio y los crímenes que tanto me
gusta incluir en las novelas… En ella se nota una evolución, se palpa mi
felicidad y la manera intensa en la que ahora experimento cada instante.
En DUO me propuse abandonar los asesinatos para adentrarme en un tema
más sentimental. De momento lo consigo, escribo sobre una bonita historia de
amor, sobre un secreto del pasado, sobre algo intenso…
¡Feliz día! J
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