Sonreír, sonreír y sonreír
¡Buenos días! Hace calor y parece que por fin el verano ha
decidido instalarse en Barcelona. Ya era hora… Mi cena de ayer fue
espectacular, en una terracita, en compañía de cinco amigas divertidas, con
ganas compartir anécdotas y confidencias a la luz de la luna, buenas tapas y un
sinfín de risas.
Hoy tengo otra… ¡Y mañana comida! ¡Y el sábado otra cena! ¡Y el
domingo una comida! Uffffff, no sé si llegaré sana al lunes…
Llevo casi un mes en una nube de ilusiones, con Ecos del Pasado en el Top100 de Amazon,
sin moverse de ahí y la emoción de descubrir nuevas ventas a cada minuto.
Porque si algo he aprendido estos días es que el marcador del KDP es adictivo…
Cuando alguien me llama y me dice: «¡acabo de comprar tu libro!»,
sé al instante si es cierto o no, porque el marcador recoge esa realidad al
cabo de unos minutos.
Debo reconocer que lo observo muchísimos instantes del día, sin
contener los nervios. Y es que todavía ahora, tras veintiocho días entre los
más vendidos, sigo con la impresión de que mi sueño se desvanecerá de repente.
Mi cabeza anda revolucionada, con demasiadas emociones que la
vapulean sin piedad. Me disperso con facilidad fuera del trabajo, quiero
abarcar tantas cosas que a veces no soy capaz de conseguir ni una. No tengo la
calma suficiente para corregir DUO ni para dejar de ilusionarme con lo que me
pasa.
Y es que si llevas casi toda una vida esperando algo y de repente
sucede, te cuesta asimilar que sea cierto. Nada ni nadie va a empañarme estos
momentos mágicos, ni siquiera aquellas personas que buscan herirme ocultándose
bajo un manto de inocencia.
Llevo tanto tiempo postulando que es importantísimo vivir el
momento, permitir que tus emociones se nutran de las circunstancias que te
envuelven, que no voy a perder la sonrisa mientras siga ahí, a pesar de los
pesares.
Ayer una de mis amigas me comentó que se había leído la novela de
una sentada porque la atrapó. Eso vale más que mil palabras. La empezó un
sábado a las seis de la tarde y la terminó a las seis de la madrugada, sin
abandonarla en ningún momento.
¡Qué bonito es sonreír! Ojalá esta sensación me acompañe mucho
tiempo.
¡Feliz día! J
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