Amigas...
¡Buenos días!
Ayer no escribí en el blog… Pasé un día horrible, de aquellos para olvidar… No
dormí nada, tenía un intenso dolor en el pecho, pero la cantidad de trabajo
importante del despacho me obligó a levantarme, ducharme, desayunar e irme a la
oficina. No podía escribir con el ordenador sin sentir un dolor intenso, así
que aparqué la entrada para hoy. Acabé en casa, tras una visita a urgencias,
medicada y teléfono en mano para no dejar las cosas a medias.
A veces la
suerte se confabula para fastidiar las cosas cuando más necesitas estar entera.
La editorial de El Secreto de las
Cuartetas, Javisa23, ayer me informó de que los libros habían salido
defectuosos de imprenta, lo que implica retirar los ya vendidos, reimprimirlos
y esperar con los dedos cruzados a que lleguen a la presentación.
Si a eso le
sumamos una noche en vela por dolor, mil tareas que no podían esperar, una
medicación que me espesa los pensamientos… Grrrrrr. Estuve desde las doce del
mediodía hasta las ocho y cuarto de la tarde al teléfono, solucionando temas.
En algunos momentos me sonaban los dos a la vez: el móvil y el fijo. Escribí
mil emails, até cabos sueltos y al fin conseguí dejar listo para hoy el
trabajo. Aunque no hice demasiado caso al médico…
Hoy toca
trabajar desde casa, sin parar, en contacto continuo con la oficina. La noche
no ha sido demasiado buena, sigue doliéndome a pesar de la medicación. A las
seis en punto ya estaba en pie…
En fin, voy a
mirar la parte positiva. Estoy en casa, metida en la cama y con un sinfín de
ideas para darle la vuelta a la suerte. ¡Seguro que lo consigo!
La cena del
viernes me ha hecho recapacitar en muchísimos aspectos. A veces nos empeñamos
en sentir de una manera, cuando en realidad deberíamos hacerlo diferente. La
amistad es un bien preciado que no se puede forzar, surge espontáneamente y se
necesita biderecionalidad para mantenerse a flote.
Amistad es
mantener una conversación cibernética cada mañana con Mabel, a pesar de que
está en Suiza y llevamos más de cuatro años sin vernos en persona; conectar el
Skype para verle la cara a Senda con su niño, viven temporalmente en Gilford,
pero hablamos muchísimo, como si siguiera en Barcelona; decidir el día de la
presentación con ella, para asegurarnos de que podrá asistir; charlar animadamente
con Dolors en el gimnasio; recibir noticias de Anna durante la semana; tomar
una infusión cada mañana con Mercè antes de empezar la jornada laboral,
explicándonos cosas interesantes, compartiendo momentos…
Quizás no soy
muy prolífera en amigas, pero estoy orgullosa de ellas, las siento cerca y me
aceptan con mis virtudes y defectos. Es más de lo que podía esperar de la vida…
Una familia fabulosa, que me apoya y siempre está ahí para hacerme sonreír,
unas amigas mágicas, un grupo de betas
que suelen alegrarme los días, una estabilidad… Y mis libros, con mi mente
abierta a nuevas y excitantes aventuras, siempre con ideas para plasmarlas en
el papel, con la inmensa suerte de contar con horas para sumergirme en los
mundos paralelos y poblar de personajes las historias.
¡Feliz día! J
Tu mente parece un capitán inflexible que se niega a detener o aminorar la marcha del barco de su cuerpo fatigado que está a punto de zozobrar por la sobrecarga de trabajo, inmisericordemente infligida por una mente inclemente. Pat, nos alegra y conmueve tus triunfos y tu puntilloso sentido de la responsabilidad, pero a la vez nos preocupa que estés forzando los límites para hacer las cosas, lo cual inexorablemente terminará afectando tu salud. Pat, te queremos...siempre sana, en la medida de lo posible.
ResponderEliminar¡Gracias por tus palabras! Soy excesivamente responsable, siempre antepongo las obligaciones a la salud, pero es importante ser eficiente, ¿no? ¡Un abrazo!
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