Sonreír ante todo
¡Buenos días! El cielo sigue gris… Por suerte el
calor sofocante de los últimos días ha desaparecido y por las noches consigo
dormir mejor, sin calores.
Esta semana me está pasando lentísima, a pesar de
las mil cosas que hice ayer me parece mentira estar todavía a martes. Aunque
necesito hasta la última hora de estos días para preparar las vacaciones,
siempre quedan coletazos que acabar antes de marcharse.
Por fin saqué tiempo para inscribir tres novelas
en el registro de la propiedad intelectual. Era necesario para presentar PELN
al concurso y para enviarle el comprobante a una de las dos editoriales que
están valorando Dúo. Fue un trámite
ameno e interesante. Ojalá sea el preludio de algo bueno…
Solo el tiempo tiene la potestad de demostrar
hacia donde sopla el viento de las oportunidades. Quizás esa inscripción no
valga para nada, pero a mí me parece una preciosa manera de dejar constancia de
mi trabajo.
Este último mes acumula un montón de dudas, con
instantes de indecisión y un sinfín de emociones encontradas. Al final me
decanté por presentarme únicamente a uno de los concursos y no tentar a la
suerte con el otro. La remota posibilidad de encontrar lo que deseo me empuja a
creer.
Por suerte la caída no será precipitada esta vez. Sé
cuáles son mis opciones reales, la poca probabilidad de conseguir el sí, pero
decidí arriesgarme, creer en imposibles por una vez y agarrarme a esa llama
exigua que brilla en la oscuridad. Estoy preparada para lo que venga, sin
angustias ni ansiedades, desligada de la sensación de alcanzar la luna. Aunque
al final reciba dos noes estaré orgullosa del camino elegido, porque durante
estos meses siempre me ha acompañado la sonrisa, junto a la emoción de
intentarlo, disfrutando de cada recodo de un camino placentero.
La suerte está echada, PELN ya está en la sede del
concurso, como mínimo espero que la lean y la valoren, eso me anima a sonreír
con ilusión. Quizás la vida no me tenga reservada una meta idéntica a la que
esperaba de joven, existe una posibilidad muy real de que nunca la alcance,
pero he aprendido algo muy importante: a ser capaz de exprimir hasta la última
gota de felicidad de cada instante, sin ver la cara negativa ni lamentarme por
lo que no fue.
Ayer, mientras Senda me explicaba las erratas de
RANP por Skype desde Gilford, escuchando sus opiniones y revisándolas en la
novela, fui tan feliz… A mí me gusta esa historia y me apasiona hablar con las
beta de sus impresiones, explicarles cada escena desde mi punto de vista.
¡Nunca pensé que llenara tanto!
El camino se abre hacia el horizonte con sinuosas
curvas y sin una visión idílica del futuro, acompañada de personas increíbles y
con una sonrisa perenne en mis labios. Aunque no lo sabía, esa era la vida que
esperaba, una llena de instantes mágicos.
¡Feliz día! J
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