Tic, tac, tic, tac...
¡Buenos días! Llego al lunes como siempre, con
ganas de seguir relajada en casa, acompañada de un buen libro o de mi
ordenador, con la cabeza inmersa en las tramas y no en las mil obligaciones que
atesora mi mesa. Pero hay que desperezarse, sonreír, subirse a la moto y
encaminarme al despacho, feliz por tener uno al que ir.
Cuento los días para las vacaciones, solo me quedan
doce y estaré oficialmente desconectada durante tres largas y deliciosas
semanas. Será un verano espléndido, en familia, con mil momentos para atesorar en
la memoria. Voy a escribir poco, a disfrutar de la compañía de los míos, a
vibrar con cada descubrimiento y a sentir la serenidad envolverme a cada
instante.
El calendario no se detiene, los días se
sobreponen con una rapidez pasmosa, sin darme cuenta pronto llegaré a un lugar
donde la necesidad de decantar la balanza será inaplazable y deberé decir qué
hago con Dúo.
A medida que pasan los días sin noticias siento
que el futuro de Dúo no está nada
claro, ya que no entiendo cómo se pueden necesitar más de ocho meses para
decidir si se le da o no una oportunidad ni considero que el silencio sea la
moneda de cambio a mi interés por la situación de la novela.
Entiendo que una editorial deba tomar sus
decisiones con muchísima refle
xión, incluso me parece bien una contestación
ambigua, en plan «estamos todavía valorando una respuesta, la novela nos gusta
(o no, lo que sea), pero necesitamos estar seguros de que encajará en la línea
editorial»… Cualquier cosa por el estilo vale para ayudarme a decidir. Pero no
la ausencia total de comunicación.
Si existiera una probabilidad no la presentaría al
concurso, porque las dos editoriales que en este mismo momento están valorando
el manuscrito me interesan de verdad. Sin embargo la incertidumbre, unida a un
silencio sepulcral, me hace temer que finalmente Dúo quedará en el baúl de los no editados.
El viernes es mi día tope para decidir. Es un día
importante en mi casa, llega mi hija de Estados Unidos, tras una estancia de un
mes, mi marido también regresará de su viaje de trabajo a Madrid y mis
vacaciones estarán tan cerca que casi las oleré.
Cada vez tengo más claro que participaré con las
dos novelas a los concursos. Ambas me gustan, a pesar de sus diferentes
temáticas y ritmos. Y les voy a dar una oportunidad, quizás el tiempo consiga traéroslas
de la mano de una editorial, o puede que lleguen a Amazon, o que se queden
escondidas un tiempo. Solo el tiempo tiene la potestad de decidirlo.
En verano me pondré con la última revisión de RANP
para buscarle un hueco en las estanterías en septiembre. Veremos qué le depara
el destino…
¡Feliz día! J
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