Superarse a uno mismo
¡Buenos días! Sigo sin dormir demasiado, este
calor nocturno me impide hacerlo con normalidad… La buen noticia es que ya es
jueves y mañana a las tres de la tarde estaré de relax. Esta semana lo necesito…
Llevo a la espalda dos inspecciones de hacienda, un sinfín de trabajo y
muchísimo estrés.
La buena noticia es que pronto llegarán las
vacaciones de verano y dejaré aparcados los números durante tres largas y
preciosas semanas, también cerraré el blog y me dedicaré a viajar, sentir y
vibrar con nuevas y excitantes experiencias. Uffff, cómo me apetece
desconectar.
Ayer fuimos a hablar con el psicopedagogo que
lleva a mi hija. La dislexia de Álex es importante y, a pesar de su alta
inteligencia, a veces impide que avance como debería. La parte positiva es que
hay técnicas para ayudarle, la negativa es que nos va a costar un pastón. Dos
hijos, dos pagos mensuales, dos asistencias al centro… Es injusto la falta de
ayudas para estos chicos y la cantidad de dinero al mes que debes emplear en
ellos si quieres que superen sus dificultades. ¿Y si no lo tienes? ¿Vas a
condenarlos a vivir con esa lacra? ¿O debes intentar que superen cada uno de
los escollos para hacer brillar su capacidad para sacar notas brillantes?
Hay que buscar la manera de pagar para que se
superen cada día, con la emoción de saber que quizás lleguen a la cima de sus
aspiraciones, porque cualquier ascensión a la cumbre es con un gran esfuerzo
personal y hay que poner el máximo de empeño en llegar a ella con una sonrisa y
la satisfacción de vencer las dificultades.
Recuerdo cuando empecé a escribir, mi sensación de
que conseguiría en poco tiempo escalar el Everest literario y colocarme en la
cima de los más vendidos. Poco a poco me enfrenté a una realidad distinta, en
la que constantemente me indicaban mis dificultades para redactar
correctamente, a pesar de las ideas y de la perfecta estructuración de las
tramas. Yo también soy disléxica, aunque con un gran esfuerzo personal cada día
logro vencer una nueva barrera y ahora soy capaz de estructurar la información,
de no cometer faltas ortográficas y de entender correctamente los textos
expositivos.
Tardé demasiados años en entender que a pesar del
esfuerzo y de la pasión con la que intentaba superarme cada día mi destino se
alejaba demasiado del proyectado. Entonces redimensioné mis metas, dejé de
esperar eternamente un nuevo peldaño en la ascensión a la cumbre y aprendí a
sonreír cada día, sin desear lo imposible.
A veces pesa estar rodeada de gente que consigue
publicar un libro y venderlo, conseguir difuminar esa frustración y convertirla
en una sincera emoción por esos compañeros no fue fácil, pero con tesón
conseguí superar ese escollo y ahora soy feliz. Espero que mis hijos consigan
dar ese paso, alcanzar una paz serena donde sean capaces de llegar donde
proyecten.
¡Feliz día! J
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