Cuesta tomar otro camino
¡Buenos días! Hoy me despierto con resaca de sueño. Mi
cabeza, esa que adoro por los maravillosos momentos que me brinda al crear historias,
también tiene su parte oscura. Supongo que no se puede tener todo… No la cambiaría
por nada del mundo, pero en instantes como este me gustaría enjaularla en algún
lugar apartado para dejar de darle vueltas a las situaciones y sobre todo para
dormir de un tirón durante una larga noche.
Decidir significa dejar en la cuneta otras opciones. Hay
veces que hacerlo descarta para siempre esas posibilidades, pero en algunas
ocasiones se puede rectificar a tiempo, dar la vuelta, desandar el camino y
volver a empezar, por mucho que cueste hacerlo.
Sufro de un agudo síndrome de Estocolmo, por eso me cuesta
tanto desligarme de algo que me ha dado tanto. Pero los últimos acontecimientos
me llevan a plantarme. No puedo seguir así. Quiero darle la vuelta a la
situación, por mucho vértigo que sienta en la boca del estómago.
Esta noche de insomnio he repasado con ese fervor
característico de mi mente hiperactiva mil factores, dándome cuenta de las connotaciones
de los sucesos, de las decisiones y de mis sentimientos.
La vida es demasiado preciosa para andar dándose cabezazos
contra la misma piedra por culpa de miedos absurdos. Hay que seguir luchando
por arañar la felicidad y no dejarse sepultar bajo capas de inseguridad.
El tiempo me ha enseñado que encontrar a los lectores
adecuados siempre llega, sea la cantidad que sea. Y la variedad de opiniones me
abruma. Un día recibo un correo donde me dicen que en la última novela hay
demasiados diálogos y poca introspección y ayer salió una reseña de Dúo en el blog Interpretadoras de letras (enlace), diciendo que se les ha hecho
larga por la extensión de los capítulos, la cantidad de descripciones y
emociones que explicaban los personajes y la falta de agilidad en los diálogos.
¿Cuál de las opiniones vale? ¡Ambas! ¡Para gustos colores!
Igualmente he revisado Cuando
estoy sin ti con los comentarios en la mente, siempre en busca de mejorar,
de buscar la forma más perfecta de moldear la historia. Y estoy un poco
indecisa con el resultado. Hay partes mejoradas, sin embargo otras no me
convencen. Así que he decidido darle dos vueltas más y permitirle a mi intuición
acabar el trabajo.
La vida es demasiado corta para pasársela agobiada. Ha
llegado la hora de tomar las riendas en muchos sentidos, de ignorar esas
cosquillas inquietantes en el estómago cuando me siento ante la realidad y la
miro a la cara, de aplastar los miedos y caminar hacia el vacío.
Quizás en ese lugar habite un futuro brillante o puede que
solo encuentre oscuridad. Depende de mí iluminar la nada, llenarla de antorchas,
de emociones, de sueños. Y estoy dispuesta. Pase lo que pase.
¡Feliz día! J
Es difícil, lo digo como lectora, ser incondicional de un escritor, por lo general uno no siempre escribe igual, es muy complicado estilo a parte, seguir siempre una línea recta, hay libros que atraen más y otros menos dependiendo de mil factores...Yo, cuando encuentro un autor que me gusta, le soy fiel siempre, hasta cuando mete la pata.
ResponderEliminar💋💋💋
La verdad es que a la hora de escribir no siempre quiero que sea igual porque sino al final se convierte en aburrido.
Eliminar¡Un beso!