La importancia de planificar
¡Buenos días! Hace un frío atroz y no me apetece irme a
trabajar, pero no tengo más remedio que subirme a la moto en una horita y
recorrer las calles de Barcelona para ocupar mi silla. Tengo mil tareas
pendientes y no voy a dejarlas en el tintero.
Mi cabeza sigue dándome noches largas e interminables. Está
dándole vueltas a mil situaciones mientras traza los mapas de las correcciones,
de las nuevas historias, de los flecos del trabajo, del futuro.
Cuando tomo una decisión suele ser meditada tras analizar
los pros y los contras. No llego a los extremos de Lúa, pero sí valoro cada una
de las variables y, aunque muchas veces mis sentimientos se interpongan, logro
tomar una dirección basándome en expectativas reales.
Creo que en la vida no se pueden aceptar retos imposibles,
hay que ser una persona cauta, crecer con la precaución de no abarcar más de
tus posibilidades y avanzar cuando el momento te lo permita.
Está claro que no todos tenemos la misma capacidad para
asumir una cantidad de tareas diarias. Me lo repiten cada día en el despacho y
he de empezar a creérmelo. Yo escribo una novela cada cuatro meses, dirijo el
departamento económico, fiscal y contable de varias empresas y en algunas voy
mucho más allá. También leo unos ocho libros al mes. Y veo series.
Lo entiendo, no puede exigir a mis compañeros el mismo
ritmo.
Pero sí es importante ser consciente de hasta donde pueden
llegar, planificar con cabeza y hacerlo bien. Aunque sea poco. Aunque no crezca
al ritmo deseado. Aunque no se llegue a la casilla de meta hasta más tarde. Es
mejor saber cuánto se puede absorber con una buena calidad antes de que te
desborde el trabajo y acabes frenando de manera irremediable el ascenso.
Esa es mi filosofía de vida. Evaluar qué puede hacer cada
uno, planear sus tareas en función de esas capacidades, crearle unas
expectativas realistas y ayudarlos a crecer, aunque sea más despacio. A veces
esa lentitud inicial se convierte en seguridad a largo plazo.
Últimamente me doy cuenta de que en demasiadas empresas
ajenas a mi mundo no se planifica bien. Dejan de implicarse de verdad porque se
han propuesto demasiado y cualquier variable inesperada hace zozobrar la barca
en la que van montados, llevándoles a la deriva.
Cuesta detenerse a planificar. Es un trabajo ingrato. Pero
si no sabes encuadrar tus prioridades y trazar un rumbo sensato hacia ellas
acabas estrellándote.
Nadie es perfecto, en el camino diseñado con mimo también
puedes hacer frente a problemas, se trata de ser fuerte en esos instantes, de
no ir siempre al límite para caer con un simple cambio. Y darlo todo por aquellas
parcelas en las que te has comprometido. Porque para crecer hay que invertir en
tiempo, esperanzas y trabajo duro.
¡Feliz día! J
Organización, organización y organización, esta es la clave Pat...
ResponderEliminarBesitos cielo.
Cierto... Eficiencia del tiempo, orden, esquemas... Planificar... ¡Un beso!
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