La inspiración de los sentimientos
¡Buenos días! Los sentimientos a veces son una putada y más
cuando deciden hacer su aparición y apoderarse de cada fibra de mi cuerpo. Los
míos tienen vida propia, devoran las intenciones ocultas de mi cabeza de
mantenerlos a raya y se expanden con una facilidad pasmosa, voraz, como si se
crecieran incidiendo en mí con esa arrolladora energía que los catapulta a
ofuscar cualquier intento de erradicarlos cuajo.
Ayer fue un día demasiado emotivo. Y lo más extraño de todo
es que no había motivo. Era un día como cualquier otro, pero yo sentía en estéreo,
amplificaba esas emociones que me asaltan la mente para llenarla de sensibilidad
y necesitaba dejarlos salir antes de ahogarme en ellos.
Desde niña esto ataques directos a mi deseo de ser más
cerebral me asaltan de golpe, sin esperarlos, sin venir a cuento, sin encontrar
una puerta abierta. Se cuelan por las grietas de mi alma para invadirlo todo,
hasta la piel. Y entonces me cuesta razonar sin sentir, avanzar sin exhalar un profundo
suspiro colmado de emociones, dejar a un lado esa necesidad imperiosa de buscar
una vía de escape para los sentimientos.
Escribir es la única forma de encerrarlos de nuevo en esa
endeble jaula de papel que se derriba al primer golpe de viento. Porque las
palabras contienen la magia de recubrirse de ellos, son capaces de
transmitirlos, de contenerlos, de hacerlos salir de mi interior para traslapar
la página y quedarse grabados con tinta infinita en ella.
A veces me pregunto de dónde viene esa afición de mi mente
por fusionarse con los sentimientos, por qué un día soy incapaz de encontrarlos
y removerlos para escribir y otros me desbordan y no me dejan pensar con
claridad, inventándose mil historias, poniéndose en otra piel más interesante
para mí que mi ahora, ahogándome si no les doy una salida.
La base de mi inspiración son los sentimientos. Yo no
escribo con una imagen real de las situaciones ni de los personajes no del
lugar, son las sensaciones de esos instantes las que me poseen, las que me
convierten en una adicta a aporrear las teclas del ordenador, las que me
pervierten hasta tirar de mí y obligarme a olvidar el resto del mundo para
dedicarme a crear.
Son esas cosquillas en el estómago las que me llevan a
evadirme a un mundo paralelo. Están formadas por un amasijo impenetrable de
sentimientos. Son una bola de fuego que me quema en las entrañas con la
necesidad de encontrar un lugar donde expandirse, fundirse con los personajes y
dibujar una escena.
Cuando me enfrento a algunos cambios en las correcciones de
las novelas inspirados por comentarios ajenos no siempre soy capaz de llevarlos
a cabo. Si no los siento no puedo escribirlos. Porque sentir lo es todo para
mí. A pesar de que hay momentos duros porque ser así de sensible me convierte
en vulnerable.
Ayer estuve todo el día en un estado febril de
sentimentalismo. Abrí una página del Word porque los sentimientos me
desbordaban y escribí 3443 palabras en menos de dos horas de una novela que no
puedo escribir ahora, una nueva, donde me enfrenté a recuerdos dolorosos del
pasado, donde dejé salir un sinfín de situaciones alejadas de mi ahora.
¡Feliz día! J
Ay los sentimientos!!! Bueno, mejor ser esclava de ellos que no un ser que siente ni padece...💔🖤
ResponderEliminarBesitos 💋💋💋
Aixxxx, sí. A veces son unos puñeteros... ¡Un beso!
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