Nieva...
¡Buenos días! Nieva. Hoy me he levantado a las cuatro de la
noche, incapaz de seguir durmiendo más y llevo un par de horas estirada en el
sofá, tapada con una manta, leyendo. A ratos he mirado por la ventana cómo caen
los copos sin llegar a cuajar, con esa emoción increíble de ver un espectáculo
digno de novela. Aunque la idea de salir a la calle no me seduce nada.
Hace poco Red Apple Ediciones me anunció que había firmado
un contrato con un distribuidor de libros en papel y que pronto mis libros
estarían disponibles en las librerías. Hace un momentito he abierto el
ordenador y he descubierto que están disponibles en El Corte Inglés (enlace) y
en La Casa del Libro (enlace). No he seguido buscando porque estas dos librerías
me parecen increíbles para verlos ahí, esperando a que alguien se decida a
comprarlos.
Si alguien los ve en vivo y en directo os agradecería fotos porque son cosas maravillosas que solo pasan una vez en la vida.
Cuando cierro los ojos me veo de nuevo convertida en aquella
chiquilla llena de emociones e ilusiones que soñaba con llegar a la cima de sus
aspiraciones con facilidad. A veces incluso me permito tener fantasías
parecidas, tocar el cielo con mis manos sin moverme del lugar, sintiendo la
emoción de conseguir esa imposible meta que me tracé de niña.
Imaginar tiene su recompensa si soy consciente de que solo
es un deseo y me permito unos instantes de emoción intensa. No me cuesta vivir
otras vidas con la imaginación ni experimentar todo tipo de fantasías durante
el rato deseado. Solo necesito reproducir las escenas en mi mente para sentirme
transportada en cuerpo y alma a ellas.
Hace años cree un personaje que nunca ha llegado a vuestras
manos, Pam Casas. Es una de mis novelas más parecidas, una saga que dejé
inconclusa con tres novelas y media escritas. Para darle vida a Pam le cedí un
poquito de esa capacidad, aunque en ella la amplifiqué hasta el infinito.
Quizás algún día retome la saga El pentáculo, ya le di una vuelta importante a la primera novela, La Baraja, hace unos meses y sé que esa
historia merece ser contada. Aunque ahora tengo demasiadas cosas en la cabeza
para centrarme en eso. Si lo hago me obligaría a corregir Oros, seguir con Bastos y
terminar las otras últimas novelas. Y ahora me parece un imposible… A pesar de
mi inclinación a sacarle la eficiencia al tiempo no me da la vida para tantos
proyectos.
Inspiro con fuerza, cierro los ojos y sonrío. ¡Cuánto ha llovido
desde que escribí esa novela! Entonces todavía era esa ilusa jovencita llena de
ideas imposibles que suspiraba con la emoción de llegar a la cima en cuestión
de segundos.
Era bonito en realidad, aunque también doloroso a veces.
Ahora estoy feliz por lo que tengo, disfruto de cada
instante, de cada mensaje, de cada venta, de cada interacción con los lectores
y mis sonrisas son reales.
¡Feliz día! J
Transmites ilusión y felicidad. Que bonito que hayas logrado tu sueño. Un besazo
ResponderEliminarSon pequeñas cositas que hacen ilusión, la verdad. ¡Un beso guapa!
Eliminar