Espero con emoción el mañana
¡Buenos días!
Hace un sol radiante en el exterior, con la energía positiva que desprende y la
ilusión que emana. Hoy me despierto tras una noche revuelta, sin demasiadas
horas de descanso y con resaca de sentimientos descontrolados.
A veces me
pregunto dónde quedó esa web que pedía, la soyidiota.com, con un muro de
experiencias de las que huir, donde podamos dejar constancia de nuestros
errores para aprender de ellos. Es la mejor forma de avanzar, de saber a dónde
conduce un paso mal dado y cuánto podemos invertir en algo concreto sin salir
lastimados.
Me prometí que
nunca más iba a pasar por una situación determinada, pero está visto que esa
promesa no sirvió de nada, a pesar de mis esfuerzos, del tesón, de la intención
de darlo todo, ayer volví a ese instante en el que me di cuenta de lo idiota
que fui.
No me fustigo
ni me angustio, simplemente estoy decepcionada y dolida. Pero hay que continuar
caminando, buscar una manera de rodear las dificultades sin darles la espalda,
de acatar el destino como viene y de ser valiente a la hora de tomar
decisiones.
Es curioso, me
paso la vida escribiendo acerca de mis desvelos y a la hora de afrontar según
qué situaciones con la palabra oral me cohíbo, sin dar rienda suelta a la
verborrea que me invade frente a un teclado. Quizás es más fácil expresarse en
el papel que en la realidad, o simplemente necesito la soledad que ofrece la
escritura para explayarme.
Durante esta
noche me he dado cuenta de que a veces abarco demasiado, aunque no me lo pidan.
Ese arrojo no es por ambición, sino porque cuando descubro la necesidad de
ordenar alguna cosa me lanzo de cabeza, por una responsabilidad mal entendida.
¡Qué
sobrevalorada está la amistad y el compañerismo! Soy absolutamente consciente
de ello, cada vez que me enfrento a realidades me duele en el alma saber que lo
he dado todo sin esperar nada a cambio y acabo escaldada. Así que ha llegado el
momento de ser valiente, de saltar al vacío, de arriesgarme a abandonar la
seguridad de lo conocido para adentrarme en la incertidumbre de lo que está por
venir.
Ahora toca
darle la vuelta a la situación, tragarse el coraje de estar otra vez en el
mismo lugar que me prometí barrer de mi vida, y buscar alternativas que me
ayuden a recuperar el rumbo. Optimismo ante todo. No voy a permitir que nada
oscurezca mi actual felicidad, a pesar de que deba afrontar cambios
significativos y de que quizás se presente un futuro incierto.
Espero con
emoción el mañana, ese que traerá otra vez un sol radiante en mi corazón.
Seguro que será maravilloso…
¡Feliz día! J
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