Espero con emoción el mañana

10:01 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Hace un sol radiante en el exterior, con la energía positiva que desprende y la ilusión que emana. Hoy me despierto tras una noche revuelta, sin demasiadas horas de descanso y con resaca de sentimientos descontrolados.
A veces me pregunto dónde quedó esa web que pedía, la soyidiota.com, con un muro de experiencias de las que huir, donde podamos dejar constancia de nuestros errores para aprender de ellos. Es la mejor forma de avanzar, de saber a dónde conduce un paso mal dado y cuánto podemos invertir en algo concreto sin salir lastimados.
Me prometí que nunca más iba a pasar por una situación determinada, pero está visto que esa promesa no sirvió de nada, a pesar de mis esfuerzos, del tesón, de la intención de darlo todo, ayer volví a ese instante en el que me di cuenta de lo idiota que fui.
No me fustigo ni me angustio, simplemente estoy decepcionada y dolida. Pero hay que continuar caminando, buscar una manera de rodear las dificultades sin darles la espalda, de acatar el destino como viene y de ser valiente a la hora de tomar decisiones.
Es curioso, me paso la vida escribiendo acerca de mis desvelos y a la hora de afrontar según qué situaciones con la palabra oral me cohíbo, sin dar rienda suelta a la verborrea que me invade frente a un teclado. Quizás es más fácil expresarse en el papel que en la realidad, o simplemente necesito la soledad que ofrece la escritura para explayarme.
Durante esta noche me he dado cuenta de que a veces abarco demasiado, aunque no me lo pidan. Ese arrojo no es por ambición, sino porque cuando descubro la necesidad de ordenar alguna cosa me lanzo de cabeza, por una responsabilidad mal entendida.
¡Qué sobrevalorada está la amistad y el compañerismo! Soy absolutamente consciente de ello, cada vez que me enfrento a realidades me duele en el alma saber que lo he dado todo sin esperar nada a cambio y acabo escaldada. Así que ha llegado el momento de ser valiente, de saltar al vacío, de arriesgarme a abandonar la seguridad de lo conocido para adentrarme en la incertidumbre de lo que está por venir.
Ahora toca darle la vuelta a la situación, tragarse el coraje de estar otra vez en el mismo lugar que me prometí barrer de mi vida, y buscar alternativas que me ayuden a recuperar el rumbo. Optimismo ante todo. No voy a permitir que nada oscurezca mi actual felicidad, a pesar de que deba afrontar cambios significativos y de que quizás se presente un futuro incierto.
Espero con emoción el mañana, ese que traerá otra vez un sol radiante en mi corazón. Seguro que será maravilloso…

¡Feliz día! J

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