Unas cuantas palabras mañaneras

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Me despierto con ilusión por encarar un nuevo día, con ganas de pasar el jueves para llegar al ansiado viernes y con la sensación de que he de tomar otra vez la iniciativa en muchísimas cosas.
Ayer escribí. Últimamente mi mente se para y se reinicia con demasiada frecuencia. No tengo continuidad a la hora de utilizar productivamente las horas libres, cada vez que enciendo el ordenador me distraigo demasiado con otras cosas y no me centro en la novela.
Contrariamente a lo que antes solía sentir, no hay nadie esperando mis novelas ni tengo ninguna necesidad de correr más allá de la emoción personal que me proporciona la historia a medida que avanza. Liberarme de esas cadenas es maravilloso, tanto que ahora ya no me agobia no encontrar la inspiración.
Me gusta la novela que escribo, a pesar de que hay algunos flecos que me gustaría cavar de aclarar. El tono de la protagonista dista un poco de la proyección inicial que marqué, pero está bien, le da un toque de misterio. Ojalá encuentre la trama perfecta para ella.
Saber que hay un mundo ahí fuera esperando a que lo descubra me proporciona una sensación de amplitud personal que abarca cualquier resquicio de ansiedad residual. ¡Qué más da si consigo hilvanar más o menos palabras en un mes! Lo ideal es hacerlo cuando me apetezca, llenándome de la emoción que me invade si la historia me atrapa.
En esencia escribir significa gozar con la potestad de mover los hilos a tu antojo, y hay que encontrar el momento adecuado para ello, con música suave de fondo para despertar los sentimientos, luz exterior acompañándome, cosquillas en el abdomen al iniciar una frase…
Recuerdo de pequeña la imagen que tenía de los escritores, parecían dioses en su olimpo particular, encerrados en ellos mismos, con la capacidad de decidir el destino de sus personajes. Pensaba que se encerraban durante días en una casa aislada para encontrar esa inspiración que les llevaba a crear una trama intensa, que no podían compaginar su faceta creativa con una familia… Pero el tiempo me ha demostrado que no es así, que hay vida después de la escritura y que es factible parcelar cada una de mis actividades.
Hoy tengo un día complicado, lleno de reuniones de aquellas que suelen alargarse hasta el infinito. Espero contar con tiempo para acabar las tardeas que me he propuesto, a veces estaría bien que los días tuvieran treinta y cuatro horas…

 ¡Feliz día! J

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