Duvrobnik
¡Buenos días! ¡Ayer pasamos un día genial!
¡Cuántos recuerdos de un verano inolvidable! La montaña ofrece una cantidad
inmensa de posibilidades de pasarlo bien y el calor abrasador que asola nuestro
país este agosto favorece las actividades al aire libre.
Ayer quedamos con los vecinos y nos fuimos a tomar
un picnic al río de La Tor de Querol: carne rebozada, tortilla de patatas, pan
con tomate, ensalada de arroz y fruta variada cortadita en trozos pequeños…
¡Todo un banquete! Los niños se pasaron cinco horas metidos en las heladas
aguas del río, jugando y pasándoselo en grande. ¡Eran siete! A ver qué nos
depara el día de hoy…
Dejamos el crucero en el día de navegación. La última escala fue Dubrovnik, una ciudad increíblemente bonita con una costa maravillosa. Parecía la Costa Brava en sus inicios, cuando no estaba urbanizada.
Nos despertamos a las nueve para ir a desayunar todos juntos mientras el barco entraba en la bahía de la ciudad croata. Al regresar al camarote salimos al balcón para observar las maniobras del Costa Favolosa para fondear cerca del puerto.
La bajada a tierra en Dubrovnik se hace con unas lanchas amarillas que lleva el barco como botes salvavidas. Son unas barcas con capacidad de 100 personas, con motor y perfectamente equipadas.
Para conseguir un lugar en una de las lanchas nos
indicaron que bajáramos a la cubierta 5 a partir de las 11:00, donde nos darían
un número. Media hora después empezaron a llamar por megafonía a los números
que obtuvimos tras una cola. No tardaron en anunciar el 38, así que a las 12:00
ya estábamos en la barca dispuestos a visitar la ciudad croata.
No sabía que Dubrovnik era una ciudad medieval
amurallada. ¡Me encantó! Las calles adoquinadas con piedras blanquecinas, la
fuente que encuentras al final de la caminata por una ancha avenida llena de
tiendecitas y heladerías, la entrada real al pueblo amurallado por un arco
antiguo, las callejuelas interiores, las flores en las casas,… Se respiraba un
aire cálido y cargado de reminiscencias de un pasado lejano.
Mi marido y mi hijo subieron a las murallas que
rodean la ciudad para caminar en ellas durante una larga hora. Mi rodilla fue
un impedimento a la hora de subir y bajar tantos escalones, así que callejeé
con mis sobrinos y mi hija, esperando a que los dos hombres de la casa me
contaran sus experiencias y me mostraran las magníficas fotos de su ascensión.
Es una pena que los bombardeos de la reciente
guerra que enfrentó a Servia y Croacia destruyera de una manera tan dolorosa
este pueblo histórico. En muchos casos las bombas destruyeron casas entras y
borraron de la faz de la Tierra muchos hogares. Desde lo alto de la muralla se
aprecian fachadas reconstruidas que carecen de edificio, como si no fueran más
que muros fantasmas que esconden las miserias de la guerra.
Nos reunimos una hora después bajo el arco de la
entrada a la ciudad amurallada desde el puerto. Caminamos todos juntos hasta la
iglesia del pueblo, donde nos sentamos en las escaleras a comer unos bocatas
preparados en el desayuno.
Y luego paseamos unos minutos más para comprar algunos
recuerdos y regalos. Le compré unos pendientes muy bonitos a mi madre y una
camiseta a mi hija y a una amiga.
Antes de volver a las barcas amarillas mi cuñado,
mi marido, uno de mis sobrinos y mi hijo Àlex se adentraron en las aguas del
Mediterráneo desde un espolón para darse un refrescante baño de mar. Los tres
salieron del agua como nuevos, emocionados por ese remojón tardío.
Embarcamos de nuevo en el Costa Favolosa a las
16:30, teníamos entradas para el cine 4D para esa misma tarde a las 17:00, así
que nos duchamos rápidamente y bajamos para disfrutar de una experiencia única.
Tras veinte minutos de espera frente a la cabina de proyección, empezamos a
impacientarnos. ¡Nadie nos avisó de que el proyector se estropeó durante la
mañana y que anularon la sesión de la tarde!
Como el cine estaba al lado de la chocolatería nos
sentamos todos juntos a merendar. ¡Mmmmmm! ¡Qué bueno! Y pasamos el resto de la
tarde preparando las maletas… ¡Era nuestro último día!
¡Feliz jueves!!!! MUAK
¡Qué viaje tan bonito, Pat! Espero que lo disfrutarais al máximo.
ResponderEliminarUn beso
¡Fue genial Marian! De esos viajes que nunca se olvidan...
Eliminar¡Feliz día!
Hay que vivir "todo" tipo de experiencias para poder escribir con propiedad, las sensaciones, la paz, la gente... viajar te abre la mente y te da cultura del ser. Seguro que todo esto te sirbe después en alguna de tus novelas. Gracis por tu retwitt, Pat.
ResponderEliminar¡Cierto! Las experiencias nuevas te ayudan a crear de emociones a tus personajes y a acercarlos al lugar donde sucede la acción.
Eliminar¡Un beso Pablo!