¡La maravillosa ciudad de Éfeso!!!!
Buenos días! El calendario avanza inexorablemente
hacia el fin de las vacaciones… ¡Mi marido empieza a trabajar este próximo
lunes! Por suerte a mí todavía me falta una semana… Este año sólo hemos
coincidido quince días y nos hemos repartido las otras dos semanas: él se quedó
en la montaña con los niños la última de julio y yo me quedo en Estavar con mis
hijos los próximos cinco días laborables. ¡Todo lo bueno se acaba! Pero la vida
trata de buscar la ilusión en cada etapa. Así que voy a quemar mis últimos
cartuchos de asueto con alegría y cuando me toque reincorporarme al trabajo lo
haré con una ancha sonrisa.
En mis horas de quietud en la montaña he empezado
a releer La Luna de Ónixon, mi primera novela, aquella donde di forma a mis
juegos infantiles, moldeándolos al argumento que poco a poco se hilaba en mi
mente. De la novela original queda la esencia, en las múltiples lecturas
correctivas que hice en el pasado surgió una obra con el mismo fondo, pero con
un nuevo enfoque y más anécdotas. En general me está gustando cómo queda,
aunque necesito invertir una parte de mi tiempo para pulir algunos detalles,
¡sobre todo los diálogos!
Mientras
una compañera de la Generacón Kindle tiene El Secreto de los Cristales para
darme su sincera opinión… ¡Ya os contaré!
Siguiendo con mi maravilloso crucero hoy me toca
explicaros la tercera escala del barco en Esmirnia (o Izmir), Turquía, un
puerto que se encuentra a una hora en autocar de la mítica ciudad de Éfeso. Por
descontado nos apuntamos todos a esta maravillosa excursión que nos desvelaría
una parte imponente de nuestro pasado.
La mención del nombre de la ciudad romana de la
que se conservan muchas ruinas en pie me llevó inexorablemente a El Secreto de
las Cuartetas – Descifrando las Profecías de Nostradamus. En una de las
cuartetas del célebre profeta estudié la ciudad de Éfeso, donde el derruido
templo de Artemisa cobraba una importancia vital en el estudio del significado
del verso, igual que Alejandro Magno.
Cuando me documento para escribir una novela viajo
con la mente a lugares lejanazos, miro muchísimas fotos en el ordenador para
aclimatarme y leo referencias históricas a esos instantes de del pasado de la
humanidad que puedan crear una imagen nítida en mi mente, una donde todos los
sucesos acaecidos en un lugar converjan con las aventuras de mis personajes. ¡Y
ver en directo las ruinas de una ciudad que estudié con tanto detalle me llenó
de emoción!
La visita a la ciudad de Éfeso comenzó tras una
parada en un enclave en la cima de la montaña donde se encuentra la casa que
piensan fue el hogar de la virgen María durante tres años tras la crucifixión
de Cristo. Mis cuñados, mis sobrinos y mi suegra disfrutaron mucho de esta
visita que a mí me pareció bonita, pero sin pruebas del todo fiables para
afirmar rotundamente que realmente fuera la morada de la Virgen.
Llegamos a Éfeso acalorados, contentos y
maravillados de que en medio de una montaña que en el pasado desembocaba en el
mar se hallara uno de los mayores yacimientos arqueológicos de la actualidad.
¡Es impresionante lo mucho que se encuentra en pie! En Olimpia necesitabas
imaginación para descubrir la arquitectura derruida por el terremoto, en Éfeso
puedes respirar la esencia de lo que fue sin necesidad de pintar a brochazos
las piedras que faltan, ¡se conserva tanto!
Bajamos por una larguísima avenida pavimentada en
su mármol original donde en el pasado las casas de los ricos se amontonaban a
ambos lados, visitamos los baños públicos donde encontramos en pie las
letrinas, son unos agujeros puestos en fila donde los romanos se sentaban para
vaciar el vientre, un anfiteatro de colosales dimensiones que todavía se
mantiene en perfecto estado de conservación, el burdel de la ciudad, algunos
templos,… ¡Mil maravillas que nuestra guía nos enumeraba!
La excursión a pie por las ruinas de la ciudad
tenía una extensión de dos kilómetros de bajada donde se extendían un sinfín de
edificios, columnas, recuerdos, instantes mágicos y saltos al pasado donde una
cantidad indefinida de personas moraban bajo los potentes rayos del astro rey.
¡Qué increíble sensación de viajar en el tiempo te produce caminar entre tanta
cultura!
He de admitir que mi caminata por el mármol fue un
poco difícil, mi rodilla todavía no es la que era y necesité aguantarme en sobrinos,
piedras e hijos para caminar con tino de no resbalar. ¡Y ni os explico la
odisea de la silla de ruedas de mi suegra! Traqueteaba sobre las piedras con
dificultad, empujada por tres o cuatro personas que se ayudaban a subir
peldaños y a desencallarla en momentos puntuales…
¡Mañana sigo! ¡Feliz día!
Que imágenes más bonitas >.< me encantaría poder ir algún día :)
ResponderEliminar¡Gracias por compartirlo! Y exprime lo que te queda de vacaciones ;D ¡Un besito!
La verdad es que fue un maravilloso viaje... ¡Feliz día!!!!!
Eliminar¡Qué maravilla de viaje! Yo estuve en Turquía, pero por tierra. Es un país fantástico.
ResponderEliminarBesos!
¡Sí que es bonito Turquía!!!! ¡Gracias por pasarte por aquí! BESOSSSS
Eliminar¡Qué chulada! Siento una envidia tremenda. Es uno de esos sitios que tengo marcados con una cruz en el mapa.
ResponderEliminarPásalo bien!!!!
Besos
Pues ahorra y ves, ¡vale la pena!!!! BESOSSSS
EliminarMaravilloso, Pat.
ResponderEliminarY un encuentro con la cultura antigua para los más jóvenes de la familia.
Son recuerdos que nunca olvidarán.
Un abrazo.
Son recuerdos que perduran.... BESOSSSS
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