Un día singular

7:07 Pat Casalà 4 Comments

¡Buenos y preciosos días! Hoy parece que el sol va a salir para iluminarnos la mañana, aunque el viento sacude las ramas de los árboles y da la sensación de que no el día no me dará una calurosa bienvenida cuando me suba a la moto y transite por Barcelona hasta el despacho.

En mi nueva oficina tengo una ventana al lado de la mesa desde la que me entra la claridad del sol o la luz grisácea de las nubes cuando encapotan el cielo. ¡Es precioso trabajar con luz natural y vistas al exterior!

Ayer fue un día de lo más absurdo, la verdad. Era un lunes de fiesta, uno que normalmente aprovecharía para pasarlo en familia, pasear por la ciudad, ir a la playa, a la piscina… Pero la Providencia quiso que me lo pasara encerrada en casa.

Cuando llegamos el domingo por la noche a casa y mi hermana se llevó a Irene al concierto de Els Vuit descubrimos que el Router no funcionaba y que la casa entera estaba sin WIFI, así que llamamos al servicio técnico de Movistar para que lo solucionara.

Por suerte tengo mi lápiz USB con conexión y por la mañana pude colgar la entrada en el blog. A las nueve en punto recibí una llamada del servicio técnico avisándome de que antes de la una del mediodía pasaría alguien a reparar la avería.

Emocionada, me puse con la corrección de Géminis, una corrección que va viento en popa. No sé si la inactividad durante meses ha reavivado mi creatividad o si, sencillamente, rescribir un libro con toda la trama creada me cuesta poco esfuerzo. Para ser sincera debo admitir que el libro patinaba en todos los sentidos: mal escrito, mala estructura y poca verosimilitud en algunos capítulos, por eso me lo estoy pasando tan bien con la revisión, ¡lo voy cambiando todo a medida que avanzo!

Géminis fue mi segunda novela y en ella no expuse ningún tema paranormal ni idealista ni nada por el estilo. Intriga científica pura y dura, muchos personajes (eso no lo puedo evitar), reacciones intensas, subtramas cargadas de tensión… ¡Cómo disfruto rescribiendo!

Volvamos a mi día de fiesta… Una y media del mediodía sin noticias del técnico. Mis hijos estaban a punto de estallar de inquietud. No quisimos irnos de casa ni por turnos por si acaso, pensábamos que podríamos solucionar lo del WIFI y salir a la calle a pasear y disfrutar del día de sol. Tras dos llamadas a Movistar descubrimos que nadie sabe nada acerca del técnico, así que nos decidimos a salir a la calle a tomar algo con mi suegra…

¡Carso error! Los técnicos de Movistar deben dar por sentado que nosotros estamos todo el día sentados en casa esperando a que ellos aparezcan… ¡A las 14:37 recibimos la llamada! “Estoy en su casa y no hay nadie”. “¡Claro! ¡Le hemos esperado cuatro horas y media! ¡Podría haber llamado para avisar de que se retrasaba!”

Le suplicamos a ese hombre que volviera al cabo de una hora y media, que necesitábamos solucionar el problema. A las 15:35 estábamos de nuevo en casa, yo con mi novela abierta y mis hijos con cara de fastidio. Llamamos tres veces a Movistar para reclamar y nos aseguraron que se pondrían en contacto con nosotros, pero ni vino el técnico ni tenemos ADSL ni na de na.

A las 21:10, cansados ya de esperar, nos levantamos del sofá y cogimos las dos motos para ir a ver la pirotecnia de La Mercè en la Plaza España. Cuando nos sentamos en un bar a tomar un bocata mi hija empezó a encontrarse mal, así que me tocó volver a casa.

¡Ahora os vais a reír de mí! ¡Me perdí! Me desviaron por un camino que no conocía y tuve que pararme cuando encontré un Mosso para admitir que no sabía dónde estaba. ¡Y me indicó la dirección! Pero a mitad de camino volvía a estar tan perdida que le pregunté a un taxista extranjero, quien, en un catalán chapurreado, me indicó cómo llegar a la Diagonal.

Cuando aparecí en terreno conocido estallé en una risa nerviosa, ¡jajajajaja! ¡Me acordé del antiguo programa de Buenafuente en el que salía Santi Millán en el papel de Paco! Casi puedo afirmar que me sentí un poco como él.

¡A ver si hoy me arreglan el ADSL! ¡Feliz día!