Senderos
¡Buenos días! Es curioso cómo la vida te lleva por
caminos diferentes a los trazados desde niña, poco a poco las curvas sinuosas
te apartan del rumbo y acabas en otro lugar. En mi caso es uno mejor de lo
esperado, aunque diferente.
Cuando hace años imaginaba mi destino literario me
veía escribiendo a todas horas, tranquila, con el ordenador en el regazo,
imaginando nuevos y excitantes mundos cada día. Tenía clarísima la organización
de mi jornada: por la mañana le dedicaría cuatro horas a la novela que tuviera
entre manos, después de comer leería durante dos horas y luego tocaría la
corrección de otro manuscrito antiguo… ¡Era idílico!
Me apasionaba pensar en la posibilidad de alcanzar
ese sueño, en materializar ese esquema perfecto de existencia. El destino ha
querido redimensionar mis ilusiones, dotarlas de mil variables nuevas y
excitantes y convertirlas en un ahora fabuloso.
Tengo un trabajo que me motiva. Necesito retos
diarios, hacer varias cosas a la vez y no parar de buscar otras vías para
alcanzar los objetivos. Dirigir el departamento económico de siete empresas me
llena de vitalidad y me ayuda a ser feliz.
No me importa el cambio de metas ni la manera en
la que se desarrolla mi carrera literaria, me emociona charlar con mi grupo de
lectores beta acerca de cada historia, apoyarme en ellos para razonar cada
giro, cada momento, cada detalle.
Es curioso, con estas sesiones de buscar mejoras a
mis libros me siento colmada, como si hablar con alguien acerca de las
historias consiguiera darme alas para escribir una nueva.
Cada charla, cada reseña, cada palabra y consejo, cada
crítica es una manera de mejorar, de encontrar un tono más adecuado, de darle
consistencia a una escena, de explorar nuevos géneros. Y me llena tanto que no
necesito más ni me siento frustrada ni tengo ningún acceso de tristeza. Suelo
sonreír mucho últimamente.
Antes creía necesario encontrar una vía directa a
las estanterías, dedicarme a escribir todo el día, ser considerada una
escritora a nivel mundial. Era un sueño imposible. Ahora sé que mi visión
estaba sesgada por una quimérica ilusión inalcanzable. Lo perfecto es la
cercanía de los lectores, ver el informe de ventas de Amazon cada día con algún
pico, hablar muchísimo con mis betas para dimensionar correctamente las
historias, disfrutar de cada venta.
Pronto empieza el segundo concurso de Amazon,
estoy feliz con presentar Los Mundos de
Esme. Veremos qué le depara el futuro…
¡Feliz día! J
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