Deberes
¡Voy adelantado con mis deberes! Ayer me leí un libro entero (aunque no os asustéis, sólo tenía 94 páginas) y 75 de uno nuevo. He de decir que a medida que avanzo en la lectura escucho los molestos comentarios de mi ángel y mi demonio particular pegados a cada una de mis orejas. Que si yo nunca escribiré así, que si debo saltarme todas las descripciones, que si me sirve seguro, que si debo dejarlo, que si El Cuento Número trece tenía una gran historia, que si El Baile era previsivo, que si El Arrecife tiene demasiada descripción, pero unos personajes muy bien definidos,…. ¡Uf! ¡Esta cabeza mía no para de dar vueltas y más vueltas!
Lo que tengo clarísimo es que los ochenta libros no me los voy a leer. En general no son el estilo de libros que me gustan y, tal como decía el anónimo no identificado, leer por obligación se hace tedioso y difícil. Así que veremos qué sucede en el futuro, si sigo adelante con la tarea o me planto y busco una alternativa.
Tal como me habíais sugerido muchos de vosotros he rebuscado en mi interior el origen de mi interés literario, he revivido la ilusión, la magia, los sentimientos que afloraban al leer, al contar historias, al escribir sobre aquella roca de Calella de Palafrugell donde Marta Noguera empieza su historia. He vuelto a leer algunos de mis cuadernos, aquellos que se salvaron a la destrucción cuando, tras tantos y tantos años de escuchar a las profesoras asegurar que lo mío eran los números y no las letras, me rendí. He redescubierto los temas que me impactaban, las ilusiones que guiaban mi instinto e iban creando un deseo implacable en mi interior.
La mayoría de las poesías que atesoran mis dos cuadernos Enri con las tapas rojo quemado, espiral de alambre y hojas amarillentas por el paso de los años, hablan del amor, la muerte, Ónixon (mi mundo interior), y la oscuridad y la luz que anidaban en mi interior. Una de las libretas está fechada: cursos 1986.87 (1ro de BUP), 1987.88 (2do BUP) y 1988-89 (3ro de BUP). La otra no tiene fechas, pero debía de ser de la misma época.
Recuerdo también la primera parte de una poesía que no he encontrado en las libretas (era en catalán, pero la traduzco): “Aquí, sentada en una roca/mientras la blanca espuma del mar me moja la cara/ escribo por el placer de escribir/ invento entre las olas, imagino otros mundos, cabalgo entre el océano”. ¡Aquel día debía estar inspirada porque estas frases las he recordado intactas desde entonces!
Pues bien, ya veis que estos deberes, los de encontrar el sentimiento primario que me unía a escribir ya están concluidos, y con nota. He dejado impreso en los últimos posts todo lo positivo de mis recuerdos y me he callado todo lo negativo, ahondando únicamente en las emociones que emergían en mi interior cuando deseaba ser escritora.
Pero ahora mi mente analítica desea intervenir. Si bien es cierto que no puedo evocar una sola época de mi vida sin libros, letras o escritos, también es hora de recordar que por mucho que me he esforzado mi escalera sigue siendo alta y escarpada, se enfila hacia una cima que las nubes borrascosas desdibujan. Por lo tanto intentaré tener siempre presente mi pasado, las emociones, los sueños y, sobre todo, todas aquellas historias que me inventaba en soledad y llenaban mi mundo paralelo. Y, sobre todo, intentaré no desfallecer.
Hola Pat. Me alegra comprobar que vuelves a estar a pleno rendimiento. A mi, esas 94 páginas de El Baile me parecen medio Quijote. Esa novela y El Arrecife fueron escritas a principios del siglo pasado y las descripciones no eran un recurso sino que formaban parte de la historia misma. Eliminarlas radicalmente como a ti te gustaría tampoco parece la mejor solución. A veces, tres o cuatro líneas, bien escogidas, bastan para cumplir el objetivo.
ResponderEliminarMe gustan las sinópsis de La Baraja y Géminis. Además, se ajustan a ese subgénero que se ahora se lleva:enigmas, claves y secretos de los que pende el destino de la humanidad. ¿Has pensado en retomarlas, incluso en reescribirlas totalmente ahora que tienes más experiencia y técnica?
Lo que no encuentro muy realista es la tendencia general de muchos autores noveles de comenzar planteándose gigantescas sagas. Una novela autoconclusiva y no exageradamente extensa, me parece lo más apropiado en los tiempos que corren.
Es solo una opinión. Cada uno es libre de plantearselo como quiera. Lo importante, como ya dije, es sentir que disfrutas y te diviertes escribiendo.
¡Ánimo y a por el Master!
Un saludo
¡Hola Anónimo! De hecho el Máster es para reescribir La baraja, ¡aunque de enigmas de los que pende el destino de la humanidad van todas las novelas que he escrito! Pero se me ha prohibido expresamente que retome la reescritura hasta haber leído unos cuantos libros de la lista. (Ya he transgredido esa prohibición una vez, ¡así que tal vez me vuelva a lanzar!!!)
ResponderEliminar¡Hasta pronto!