Filosofando....
Hoy me he despertado filosófica. Ha sido una de las pocas mañanas en las que la temperatura exterior a una hora tan temprana permitía que desayunara en el jardín, al aire libre, acompañada por los cantos de los pájaros y la quietud que se respira en este paraje.
Mis pensamientos han ido analizando metódicamente la realidad que vengo contando en el blog desde hace días, buscando una razón a esa obsesión que lleva demasiados años anidando en mi interior y que a veces me nubla completamente la posibilidad de ver lo maravilloso que es perderse en mundos imaginarios y darles vida en un papel.
Sentada en mi pequeño jardín, sobre la piedra que culmina en una zona verde, donde el césped se reúne con los setos que plantamos hace cuatro años, cuando eran muy poco densos, he ido escuchando a mi razón, aquella que muchas veces ha de luchar contra la intensidad de los sentimientos que la deja en la cuneta de la realidad, aparcándola.
Desde pequeña me ha guiado la consecución de los retos que me he ido imponiendo a medida que alcanzaba los anteriores. Siempre he sido así, cuando quería algo lo daba todo por obtenerlo, batallaba con uñas y dientes hasta que mis pequeños sueños se cumplían.
Uno de mis grandes retos era la escritura. Pero mi disortografía era un impedimento que en ese momento me parecía insalvable. Recuerdo las palabras de mis profesoras, la inseguridad que me producían esas faltas garrafales inundando las hojas, mi incapacidad de vencer esa dificultad y la falta de credibilidad en mis capacidades para atreverme a seguir adelante con mi vocación.
Quizás esa absurda decisión de abandonar en la adolescencia, cunado estudié económicas en vez de una carrera de letras y acabé trabajando con mis padres, compaginando las tareas administrativas y contables de la empresa con la venta en las tiendas, fue la que me marcó, la que luego pesó y me indujo a crear una meta tan ambiciosa.
Empecé a escribir cuando había conseguido estabilizar mi vida. Ya tenía dos hijos, una profesión, una casa y un matrimonio sólido, y me faltaba lo que nunca pude olvidar, sentarme a crear. Fue tan intenso el sentimiento que me inundaba cada vez que me sentaba y dejaba escapar todos aquellos años de represión, que jamás imaginé todo el tiempo y el esfuerzo necesario para llegar a algo que a mí me parecía la simple conclusión a los escritos.
Mis estudios previos de ortografía, empapándome con todas las normas, creando una carpeta en el ordenador donde consultar cualquier posible desliz, utilizando el corrector del Word para comprobar mis avances, intentando deshacerme del yugo del pasado, marcaron un inicio intenso.
Lo cierto es que al escribir una novela, mientras me documento y creo, me siento total y absolutamente inmersa en esas otras realidades y puedo vivir las vidas de otros, sentir sus miedos, sus maldades, sus angustias, puedo buscar la atmosfera adecuada a cada situación y tejer con la mente un ambiente idóneo que veo como si estuviera dentro de él.
Sé que no he logrado llegar donde debería, que me queda mucho por aprender, que quizás nunca llegue a alcanzar la técnica suficiente para que las novelas sean editadas. Pero también sé que no existe ninguna otra cosa en el mundo capaz de llenarme como la escritura, así que voy a intentar que este razonamiento esté siempre presente a la hora de seguir adelante y que me ayude a espantar la obsesión que albergan mis sentimientos, una meta que en el fondo sigo deseando, pero que se va ajando con el paso de los días.
Una vez has llegado a la perfección, ¿no será que el monotema que escribes no guste a los editores? ¿Has probado de desarrollar esa increíble creatividad tuya en otro género mas "atractivo" para los editores?
ResponderEliminarJuan Ramón V.
Pat quedate con el camino que ya has hecho y no mires donde esta la meta y mientras disfruta del viaje Petons
ResponderEliminarJR, ¡Qué más querría yo que llegar a la perfección!!!! El problema no es el tema ni la trama (eso siempre me dicen que está súper bien), lo que realmente me falta es acabar de pulir la técnica. Pero gracias por el consejo. ¡Muchos besos!
ResponderEliminarMaría: ¡Eso es lo que estoy intentando ahora! ¡Y cada día lo hago un poquito mejor! ¡Gracias por el comentario!!!! PETONS