Unas cuantas palabras
¡No tuvo mucho éxito mi petición de ayer! ¡Qué se le va a hacer! ¡No hay manera de que os animéis a dejar comentarios aquí debajo! Menos mi anónima favorita, a quien le doy las gracias abiertamente (aunque el lunes lo haré en persona) y Anxana, nadie se ha atrevido a sugerir ideas.
Por mi parte he puesto a mi cerebro a funcionar. Le he pedido que busque una buena historia que contar en pocos folios, algo que me ayude a construir un personaje creíble y que transmita más serenidad que las tramas de acción a las que estoy acostumbrada.
Necesito encontrar una historia distinta a todas las demás, algo más realista, más mundano, más trascendental en las vidas cotidianas y que pueda darme la oportunidad de retratar una cosa tangible. Así que ya he decidido una serie de opciones que me propongo barajar en los próximos días.
El problema es que a mí lo que me gusta es crear. Disfruto inventando las tramas y sumiéndome en sus mundos, internándome en un lugar lejano donde dejo bagar mi imaginación. La parte de pulir, releer y aprender se me presenta muy ardua y hay instantes en los que no sé si algún día voy a lograr dominar esa parte con la suficiente soltura.
Dándole vueltas a la conversación del jueves (¡jolín! ¡No puedo detener esa noria que se instala en mi cabeza y acaba mareándome! ¡Suerte que el mareo hoy me ha dejado ko por unas horas!), intento vislumbrar un poco de luz a la hora de retomar las cosas desde un nuevo ángulo.
Son muchos los años en los que ese tipo de conversaciones me han acompañado en la ardua tarea de encontrar el camino del aprendizaje. Y esta vez, todo y ser parecida a las otras, analizo las cosas desde otro punto de vista. Sé que todas las ilusiones, esperanzas y anhelos que habían despertado otras situaciones similares no eran más que espejismos, ahora la realidad se cuela por los recovecos de las palabras y abre paréntesis en mis expectativas.
Ha llegado el momento de mirar de cara a la realidad y aceptar que todavía queda mucho por aprender. Así que vamos a empezar a subir la cuesta peldaño a peldaño y a disfrutar de cada uno de los pasos que me lleven hasta la cima. ¡Y la voy a alcanzar!
Quizás ahora sería un buen momento para apretar ese interruptor que pedía hace unos días y apagar durante largas horas mis pensamientos. ¡O quizás debería irme a un monasterio budista a que me enseñaran a relajarme!
Pat, cada uno es como es, y por mucho que nos esforcemos, a veces hay cosas de nuestra naturaleza que es imposible cambiar. Quien es un espíritu inquieto, lo es siempre, y mientras te sientas a gusto con como eres, lo demás no importa.
ResponderEliminarParece que estás en una época de cambios, de decisiones, es normal que le des muchas vueltas a la cabeza y que no dejes de pensar, te desveles...como vas a llegar a conclusiones, si no piensas mil veces en lo que te preocupa!!!
Un millón de besos!!!
¡Cierto Anxana, para tomar decisiones hay que pensárselo mucho! Gracias por tus comentarios. ¡Y sigue con tu blog, qué es súper interesante!
ResponderEliminarBESOS!!!!!
Estoy impaciente por leer tu relato corto..., seguro que tienes algo en mente. ¿Cual sera la trama? ¿Los amores fronterizos...?
ResponderEliminarCuidate y descansa, un abrazo
pa alante siempre para adelante...y a equivocarse mucho!!!!!.......que es muy sano.
ResponderEliminarkeko
Pues vamos allá Keko!!!! Un beso!!!
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