¿A quién quiero engañar?
La verdad es que a medida que me voy sumergiendo en las lecturas recomendadas para mejorar mis escritos me voy hundiendo más. ¡Yo no sé escribir así! Mi estilo es otro más directo, más incisivo y más movido. Y, leer lo que se supone que tengo que conseguir, me destapa la frustración que llevo acunando estos últimos ocho meses.
Recuerdo la primera vez que fui a la agencia, cuando todavía pensaba que todo era posible y que lo que yo hacía era algo valioso. Recuerdo incluso cómo iba vestida, con mi querida falda marrón que mezcla los topos con el dibujo de flores, el top a conjunto y una chaquetilla blanca de punto. Fue el 30 de mayo de 2007, a las 15 horas. ¡Estaba tan nerviosa! Me temblaba el labio inferior y tenía los ojos casi anegados en las lágrimas que no cejaban en el empeño de humedecerlos. Mi estómago era como un revoltijo de angustias y anhelos, convertidas en un nudo enorme que se asentaba en el vientre y casi no me dejaba ni respirar.
Llegué a la puerta y necesité una gran dosis de autocontrol para rebajar aquellas cosquillas inquietantes que me recorrían el interior y despertaban una ansiedad sin precedentes. ¡Iba a entrar en una de las mejores agencias de Barcelona! ¡Iba a conocer a una agente! Y, en mi mente hiperactiva y fantasiosa, los castillos se fueron construyendo en décimas de segundo, presentando un panorama increíble y perfecto.
Iba cargada con mis desvelos, con mis historias, con mis ilusiones. Había vaciado esa maleta de inseguridades que me había proporcionado mi disortografía, como si todo se hubiera evaporado y, finalmente, fuera a llegar al lugar soñado. Estuve una hora en un despacho. Hacía calor. Las palabras me llegaron un tanto entrecortadas al principio, mi cerero las procesaba a trompicones mientras se iba deshaciendo de los nervios que lo llenaban con miles de preguntas y retazos de ideas que se colapsaban antes de salir. Poco a poco fui entrando en la conversación, escuchando los consejos, acatando la realidad.
Al cabo de una hora regresé a la calle con las frases danzando en mi cabeza. Tenía buenas historias, sabía crear suspense, podía llegar algún día, pero debía trabajar, aprender, pulir, releer, trabajar los manuscritos. En ese momento, mientras caminaba por la calle hacia la moto, me ponía el casco y enfilaba hacia mi casa, me saltaron algunas de las lágrimas que se habían mantenido almacenadas en mis ojos durante toda la conversación. ¡Tenía tanto trabajo por delante!
Me puse enseguida, con ilusión y mucha decisión, sin reparar en recursos ni en intenciones. Me leí miles de libros y subrayé las frases que me llamaban más la atención. Me volví a leer cada uno de los míos, les di una vuelta, dos, tres. Para mejorar los diálogos gravé conversaciones y las analicé como si fuera un cirujano en plena operación. Incluso llegué a contratar a un profesor, Pepe, quien me ayudó a acabar de pulir una de las novelas.
Ahora he perdido el fuelle que me empujaba, se ha diluido en las frases escuchadas, porque me encuentro en el mismo lugar que entonces, al principio, otra vez con mucho trabajo por delante. Y ahora, a diferencia de hace cuatro años, ya no tengo esa ilusión, más bien se ha convertido en frustración, en una sensación que me ahoga y no me deja vivir tranquila.
Así que, ¿a quién quiero engañar cuando escribo que no me rendiré?
Eh!!! Que está pasando??? Esta no es la Pat que conozco.
ResponderEliminarNos conocemos poquito, pero creo que no eres negativa...
Así que a dejar pasar esos pensamientos tontos.
Tú sabes a la cantidad de gente que nos gustaría escribir como tú???
Un Besote
Intentaré despejar la cabeza de nubarrones Bego, lo prometo, pero es que la escalera es tan larga, y tiene tantos escalones, ¡que me parece que nunca voy a llegar arriba! Pero gracias por tus palabras y por leer un poquito el blog!!!! Un beso!!!
ResponderEliminarHola Pat. Tropecé con tu blog por casualidad hace un par de semanas y aunque sigo muchos otros, esta es la primera vez que envio un comentario. Solo te conozco por lo que lo que te he leido y, quizá sea una impresión equivocada, pero me parece que te estás obsesionando demasiado. Tomátelo con calma y como una afición y no como un objetivo irrenunciable. Te lo digo por expericiencia. Yo estoy con una agencia importante desde hace años y tampoco sirve de gran cosa si no les has proporcionado algún rédito. En 2007, consegui publicar una novela en una editorial mediana. La nula acogida y la posterior crisis hizo que me rechazaran las dos siguientes novelas. Te aseguro que la frustración es ahora mayor que antes de publicar y, a menudo, pienso si no hubiera sido mejor no publicar.
ResponderEliminarPerdona el rollo. No soy nadie para dar consejos, pero intenta rebajar esa ansiedad y no renuncies a nada por dedicar unas horas de más a escribir. Tampoco quiero desanimarte. Sólo intenta disfrutar de la escritura y no sufrir con ello.
Un saludo
Hola anónimo. ¡Ojalá pudiera hacer eso que dices! Si te digo la verdad, me encantaría estar como hace un año, cuando escribía con ilusión. Quizás sea ese el problema, que esa ilusión se me ha pasado y necesito aprender a rebajar las expectativas, pero es muy fácil decirlo y muy difícil hacerlo.
ResponderEliminar¡Pero lo intentaré! ¡De hecho llevo ya unos meses intentándolo! ¡Me encantaría lograrlo, la verdad!
Per més difícil que sembli tot pot ser possible :)
ResponderEliminarAixò espero!!!!! :))))
ResponderEliminarPat, recuerda por qué empezaste a escribir, seguro que fue porque te gustaba y disfrutabas con ello, no por una publicación.
ResponderEliminarPiensa en lo que te motivaba entonces, cuando sólo lo hacías por alimentar tu mundo interior. Recupera esas sensaciones y olvida lo demás.
Somos compañeras desde hace muy poquito, y a pesar de ese poco tiempo, en el que debería estar ilusionada, ya empiezo a sentir cierto agobio. No tengo ni idea de que está pasando, si hay interés por mi trabajo o si ese trabajo ha sido ofrecido a las editoriales, no sé si necesita ser retocado o si está bien así. Una desinformación absoluta, que seguro tendrá un motivo, pero que pesa en el ánimo y en la motivación hasta el punto de no abrir el portátil durante días.
Pues lo único que me ha funcionado ha sido, recordar por qué empecé a escribir y esa sensación pletórica cada vez que terminaba una página, y créeme funciona. No te desanimes.
Un beso
Es normal que a veces te llegue el desanimo, pero pienso y es una opinión personal, que al final todo llega y que nada es facil. Cada dia que pasa tienes más seguidores y eso significa que tienes lectores..., unos dias más y otros menos. Ayer por ejemplo, casí no pude entrar debido a mis obligaciones y hoy casí otro tanto, pero te aseguro que lo que escribes es interesante.Por favor no lo dejes.
ResponderEliminarBesos y un fuerte abrazo!!!!
Javier
La esperanza es lo ultimo que se pierde, animos!!
ResponderEliminarUn beso para todos!!!!
ResponderEliminarInteresante su blog, oiga.
ResponderEliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
¡Y yo pidiendo que se cree una página Web llamada soyidiota.com! ¡Con el nombre de su blog vamos sobrados! ¡Me ha hecho reír y pasar un buen rato! Gracias, lo necesitaba.
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