Buenas vibraciones
¡Buenos días! Hoy es la noche de
los reencuentros. La cena de ayer con mis primos fue especial, con
conversaciones fabulosas y un sinfín de risas y confidencias a la vera de una
comida tailandesa buenísima.
Últimamente me sumerjo con
demasiada frecuencia en mis escritos. Ayer fui a la peluquería, me gusta
arreglarme para las cenas, jejejeje, aquello de antes muerta que sencilla…
Normalmente voy a una en la que hay largas esperas, pero tanto el precio como
el servicio valen la pena.
Me llevé el portátil para esperar
mi turno y ya me veis, sentada en la sala de espera, escribiendo una escena un
poco picante entre Bruno y Andrea… Jejejeje, tengo tantas ganas de avanzar en
la historia que incluso busco instantes robados al tiempo para escribir.
El marido de mi prima es editor
de no ficción en catalán, ahora ha publicado el primer libro escrito por él, es
un dietario de su excursión a pie por el Pirineo hace tres años. Hablamos
acerca de la sensación de ser escritor, de qué es lo que se debe esperar y cómo
medir el éxito o el fracaso.
La
conclusión es clara: no se puede decidir si una persona es escritora por las
ventas ni la repercusión mediática. Hay buenísimos escritores que venden pocos
libros y malísimos que alcanzan los primeros puestos. Escribir es un acto más puro,
una necesidad imperiosa de contar algo a los demás, un aprendizaje de la vida.
Los libros son compañeros de
viaje, tanto leer como escribir te ayuda a vibrar, a encontrar una vía de
escape a tu imaginación, a estimular las emociones, y consiguen dotarte de alas
para alcanzar tus sueños en momentos determinados.
No podría vivir sin mi portátil,
es una extensión de mí. Las palabras me cautivan, disfruto trazando el mapa de
las tramas, delineando el interior de los personajes, llevándoles de la mano a
un viaje intenso. Me reconforta compartir esos escritos con las lectoras beta,
escuchar sus comentarios…
El blog es como mi plataforma
para explayarme cada mañana. Es curioso cómo a lo largo de los años he pasado
de mis siete visitas diarias a doscientas. Me emocionaban esas siete visitas… Supongo
que muchas personas solo pasan por aquí, algunas vuelven y otras desaparecen
para siempre.
Lo bonito de este lugar es que es
mío, mi lugar, uno donde cuento y relato sin esperar lectores. Cada mañana me
siento frente al ordenador para escribir algo. Lo abrí con la premisa de
escribir un folio cada mañana, sin plantearme su futuro, solo por la emoción de
redactar.
Me gusta escribir. Es mi manera
de pasar los momentos libres, mi afición, mi anhelo. Y seguiré disfrutando de
cada peldaño del camino, vibrando con las historias, deseando contarlas. El
marido de mi prima tiene razón, lo importante es disfrutar.
¡Feliz día! J
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