Sonrisas y lágrimas

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Sol, sonrisas y lágrimas… Ufff, tengo resaca de felicidad, una gran y absoluta sensación de euforia, con instantes preciosos que me quedo embobada, dándome cuenta de lo afortunada que soy.
No es Planeta ni Random House ni una gran editorial, pero es un libro en papel, una realidad en las librerías, un pedacito de ese cielo azul brillante que anhelaba de joven. ¡Qué bonito se ve desde mi posición! Me encanta saber que pronto oleré a libro nuevo, estaré en compañía de mis allegados y brindaré por esa primera edición tradicional.
Quizás sea la primera y la última, es posible que el siguiente peldaño sea Amazon, o que la vida me depare otros caminos. Ahora mismo me da igual si avanzo hacia un lado o hacia otro, quiero disfrutar cada instante con la plenitud que se merece.
Hace años, cuando todavía tenía la ilusoria esperanza de vivir de la literatura, con aquella ansiedad que consumía mi capacidad de sentir la emoción de escribir, contraté a un tutor de la escuela de escritura del Ateneu de Barcelona par que me ayudara a mejorar la técnica. Trabajamos sobre El Secreto de las Cuartetas durante siete meses, pulimos cada fragmento, buscando siempre que fuera yo la que me percatara de los fallos.
Recuerdo un desayuno en el bar del Ateneu, al final del libro, cuando el trabajo ya estaba prácticamente terminado. Yo tenía aquella expresión de espera que me caracterizaba, con la sensación de que vivía en un castillo de naipes a punto de derrumbarse de nuevo. Pepe me dijo una verdad importante que me acompaña desde entonces: «no puedes angustiarte por todo, piénsalo, ahora quieres publicar, pero si sigues así cuando eso llegue tenderás a preocuparte por las ventas, por la promoción… La ansiedad es así, siempre encuentra un motivo para agobiarte».
En ese estadio de mi vida no fui capaz de darme cuenta del significado de esas palabras, estaba ofuscada. Pero con los años he entendido la verdadera importancia de esa conversación. Es importante buscar la manera de ser feliz, de darle la consistencia necesaria a cada acontecimiento y de disfrutarlo.
Yo suelo llorar cuando me emociono. Las personas que me conocen no se sorprenden al verme derramar lágrimas cuando consigo pequeñas victorias. Soy una sentimental. Ayer me pasé el día con la lagrimita floja, emocionándome constantemente, con la felicidad de alcanzar una meta.
Lo celebré por todo lo alto, me fui con mi familia a un restaurante japonés y brindamos por la noticia. Para mí es maravilloso saber que pronto, muy pronto, tendré mi primer libro publicado con editorial.

¡Feliz día! J

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