Disparidad de caminos
¡Buenos días! Vuelvo de fin de
semana con una mezcla de añoranza e ilusión. Descubrir las vidas de antiguos
compañeros y deambular por el paso de los años con la emoción serena del tiempo
bien empleado me aporta ilusión. Estar junto a mi familia, escribir muchísimo,
esquiar y charlar con amigos del pasado conforman un sinfín de instantes
mágicos.
Soy curiosa por naturaleza, me
encanta conocer el destino de las personas con las que compartí un trocito de
mi vida. A veces forjas lazos afectivos con alguien y la vida os separa. Antes
no existían los chats de grupo en el Whatsapp ni la posibilidad de seguirle la
pista a alguien por el Facebook…
Es maravilloso saber el rumbo de
alguien, ver cómo en un grupo heterogéneo de personas cada uno toma un camino
distinto y en un momento de reunión descubrimos la disparidad de vidas elegidas
con la emoción propia del momento.
De pequeña a mí me gustaba contar
historias, inventármelas y vivirlas en muchísimos momentos. Era increíble ser
la heroína de la trama… Tenía una imaginación desbordante y en era incapaz de
discernir con claridad la línea entre la realidad y la ficción.
Hice muchísimas tonterías, ser
diferente me abocaba a actuar de una manera errónea. Cuando creces con mil
historias en la cabeza, sumergiéndote con demasiada frecuencia en los libros e
ignorando deliberadamente la realidad que te envuelve, porque te cuesta encajar
en ella, tomas muchas veces un camino equivocado.
Por suerte un día decidí
escribir, exorcizar las mil tramas que poblaban en mi mente, dejar constancia
de esa imaginación en el papel. Y canalicé la creatividad en varias novelas,
consiguiendo centrarme en lo importante. Maduré, cambié lentamente la
percepción de las cosas y descubrí cómo avanzar hacia un mejor estadio de mí
misma.
El camino no es fácil, he luchado
para encontrarme en este lugar, lo he dado todo. Y ahora, con un equilibrio
perfecto entre mis dos mundos, soy capaz de sonreír cada día, de mirar al pasado
con la importancia que se merece y de no angustiarme por amistades perdidas en
el largo letargo del silencio.
Cuando releo novelas del
principio descubro que ya no escribo así, no soy esa escritora impetuosa e
idealista que dotaba de acción desbordante cada página, ahora consigo una trama
más pausada. He pasado de la intriga fantástica, con aventuras, a la novela
romántica, sin renunciar a algún crimen…
Ya no soy esa niña asustada por
sentirme fuera de lugar con la gente, ahora piso confiada el suelo, camino de
la mano de amigas de verdad, que me quieren como soy, sin buscar otra persona
en mi interior y vivo rodeada de cariño, ignorando deliberadamente cualquier
otra realidad.
¡Feliz día! J
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