Regreso a Kuching (Borneo)

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Esta mañana me he despertado con mal pie. No ha sonado el despertador porque ayer me olvidé de ponerlo, tampoco me acordé de prepararme la comida, como cada martes, y apenas he contado con tiempo para buscar fotos para la entrada de hoy.
Los tres días de fiesta me han dado muchísimo de sí. Tal como veis he renovado el blog, estaba cansada del diseño de siempre y me apetecía darle un toque más serio. ¿Os gusta? Mi próxima meta es mejorar la web. Parece mentira cómo poco a poco aprendo a usar las nuevas tecnologías, algo que hace un par de años me parecía ciencia-ficción.
Tenía un filón de inspiración, con las cosquillas en el abdomen suficientes para emocionarme con las palabras y escribí como una posesa. Para frenar un poco la rapidez con la que tecleaba me dediqué al blog, a crear tableros de Pinterest para algunas novelas, a soñar despierta con las tramas… No quiero terminar UUDC tan rápido, me lo estoy pasando de miedo imaginando las escenas, poniéndole un toque de agitación, sintiendo a los personajes…
En fin, volvamos a Bako National Park, esperando a la barca para regresar a Kuching, sin tener demasiado claro qué haríamos durante el día. Nuestro programa incluía trekkings por la montaña esa jornada y no teníamos cuerpo para hacerlos.
La barca llegó a la playa a las nueve y cuarto, teníamos las mochilas hechas, la llave entregada a recepción, las barrigas llenas con el desayuno y unas ganas locas de tumbarnos en una cama cómoda y con aire acondicionado.
Atravesamos el mar hasta el río, con un barquero muy simpático y su hijo, cargado con una mochila. Era pequeño, debía tener unos siete años. Me hizo gracia, era monísimo. Supongo que su padre le llevaba al colegio cuando le avisaron que nos viniera a buscar.
Una vez en el embarcadero nos despedimos de la selva. La experiencia fue extraordinaria, no la cambiaría por nada, pero si alguna vez regreso será con mejor forma física. Las caminatas me dejaron completamente extenuada.
Regresamos al Pullman Kuching en un taxi, pactando de antemano el precio. Una vez en recepción nos enfrentamos a dos problemas: el primero que nuestra reserva con Booking solo constaba de una habitación y no de dos, la segunda que no las tendrían listas hasta la una.
Nos ofrecieron pasar un rato en la piscina y ducharnos en el spa. Cogimos ropa de recambio de la maleta, guardada en la consigna, y subimos a la planta correcta. No tengo palabras para describir la decadencia de la piscina, con unas hamacas mugrientas, sin gente y con la sensación de que en vez de estar en un hotel de cuatro estrellas estábamos en una pensión.
El resto de las instalaciones están bien… Nos duchamos y fuimos a recepción a las once, incapaces de permanecer más rato en esa piscina. Les pinchamos un poquito, hasta conseguir dos habitaciones en pisos separados.

¡Feliz día! J

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