Regreso a Kuching (Borneo)
¡Buenos días! Esta mañana me he despertado con mal
pie. No ha sonado el despertador porque ayer me olvidé de ponerlo, tampoco me
acordé de prepararme la comida, como cada martes, y apenas he contado con
tiempo para buscar fotos para la entrada de hoy.
Los tres días de fiesta me han dado muchísimo de
sí. Tal como veis he renovado el blog, estaba cansada del diseño de siempre y
me apetecía darle un toque más serio. ¿Os gusta? Mi próxima meta es mejorar
la web. Parece mentira cómo poco a poco aprendo a usar las nuevas tecnologías,
algo que hace un par de años me parecía ciencia-ficción.
Tenía un filón de inspiración, con las cosquillas
en el abdomen suficientes para emocionarme con las palabras y escribí como una
posesa. Para frenar un poco la rapidez con la que tecleaba me dediqué al blog,
a crear tableros de Pinterest para algunas novelas, a soñar despierta con las
tramas… No quiero terminar UUDC tan rápido, me lo estoy pasando de miedo imaginando
las escenas, poniéndole un toque de agitación, sintiendo a los personajes…
En fin, volvamos a Bako National Park, esperando a
la barca para regresar a Kuching, sin tener demasiado claro qué haríamos
durante el día. Nuestro programa incluía trekkings
por la montaña esa jornada y no teníamos cuerpo para hacerlos.
La barca llegó a la playa a las nueve y cuarto,
teníamos las mochilas hechas, la llave entregada a recepción, las barrigas
llenas con el desayuno y unas ganas locas de tumbarnos en una cama cómoda y con
aire acondicionado.
Atravesamos el mar hasta el río, con un barquero
muy simpático y su hijo, cargado con una mochila. Era pequeño, debía tener unos
siete años. Me hizo gracia, era monísimo. Supongo que su padre le llevaba al
colegio cuando le avisaron que nos viniera a buscar.
Una vez en el embarcadero nos despedimos de la
selva. La experiencia fue extraordinaria, no la cambiaría por nada, pero si
alguna vez regreso será con mejor forma física. Las caminatas me dejaron
completamente extenuada.
Regresamos al Pullman Kuching en un taxi, pactando
de antemano el precio. Una vez en recepción nos enfrentamos a dos problemas: el
primero que nuestra reserva con Booking solo constaba de una habitación y no de
dos, la segunda que no las tendrían listas hasta la una.
Nos ofrecieron pasar un rato en la piscina y
ducharnos en el spa. Cogimos ropa de recambio de la maleta, guardada en la
consigna, y subimos a la planta correcta. No tengo palabras para describir la
decadencia de la piscina, con unas hamacas mugrientas, sin gente y con la
sensación de que en vez de estar en un hotel de cuatro estrellas estábamos en
una pensión.
El resto de las instalaciones están bien… Nos
duchamos y fuimos a recepción a las once, incapaces de permanecer más rato en
esa piscina. Les pinchamos un poquito, hasta conseguir dos habitaciones en
pisos separados.
¡Feliz día! J
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