Bajar de las nubes

7:17 Pat Casalà 2 Comments


            ¡Buenos días!
         Mi trabajo parece que prospera. A partir de enero mis obligaciones laborales abarcarán mayores responsabilidades y, evidentemente, mi tiempo de dedicación será intenso. ¡Me voy a sumergir en la contabilidad, la fiscalidad, los recursos humanos, las compras, los pagos y la administración de cinco empresas!!! Y lo voy a hacer con poca ayuda, así que no me queda otra que empezar a ver cómo encajo todas mis otras obligaciones familiares, el baile, el blog, los libros, los sueños y las esperanzas… ¡Tengo la impresión de que no me va a quedar tiempo ni para pensar!
            Por un lado me hace ilusión, yo decidí estudiar esa carrera y dedicarme a llevar los números de las empresas, y, si tenemos en cuenta mi tendencia a controlar el gasto particular con unas plantillas de Excel que preparo en mayo de un año para el siguiente, el hecho de que confíen en mí para una tarea tan importante es algo que me llena de orgullo… Pero por el otro siento que abandono mi sueño, que lo aparco, que estoy perdiendo el tren de las horas para dedicárselo, que es una especie de final donde estoy castrando la posibilidad de subir los peldaños de esa larga escalera hacia una cima brumosa y lejana.
            ¡Atrás ha quedado esa fiebre creativa del acueducto! Y no es por falta de ganas o de inspiración, sino por falta de algo tan valioso como es el tiempo…Yo sería feliz con todas las horas del día para aporrear el teclado y permitir que mis mundos paralelos coparan las hojas de este papel.       Pero la verdad es que el tiempo pasa, los años se acumulan y no se puede vivir sólo de sueños, esperanzas y deseos. Hay un momento en el que debes abandonar las nubes para tocar de pies al suelo y en el que debes comprender que tu arte no paga las facturas ni las necesidades familiares que tú misma te has creado. Y ese momento me llegó ya hace unos meses, pero no quise verlo….
            No es que esté atravesando una crisis de frustración como cuando empecé en el blog ni que esté triste ni nada por el estilo, es sólo que la realidad se ha impuesto y que las circunstancias han querido que el destino escoja un camino por mí, como mínimo por un tiempo, el necesario para ver si vale la pena seguir apostando por las novelas o con las frases que compongo aquí ya colmo mis ansias creativas.
            ¡Ojalá el Papá Noel haya escuchado mi petición de regalo! ¡Ojalá el destino vuelva a girar la bola que lo lleva a moverse y me abra un camino de baldosas amarillas para volver a soñar y a vivir en las nubes! ¡Ojalá realmente este mes de enero pueda emprender un viaje de larga duración! Pero de momento debo atenerme al montón de trabajo que se me viene encima, a mi compromiso con el blog y a mis obligaciones diarias.
            No puedo abandonar del todo la escritura, nunca lo haré, pero la falta de horas para que mi cabeza se interne en las tramas y las traspase al papel van a dilatar muchísimo la finalización de una novela, así como las correcciones y pulidos posteriores. ¡Y es que la concentración es algo que no se puede conseguir en ratitos libres que apenas dejan espacio para entrar y salir de la historia!
            Recuerdo cuando pensaba que valía la pena apostar por mi sueño, cuando creía que todo iba a ser de cuento de hadas, cuando mi agente me envió aquel primer mail y pensé: “si alguien de su talla cree en mi trabajo vale la pena seguir”… Todos estos años me ha empujado esa premisa, he creído en ella, he suspirado por ella y he soñado en que fuera suficiente, pero el mundo sigue girando y el paso de los años sigue pesando y la falta de noticias empieza a hacerme dudar…
            Antes la espera interminable de un mail de respuesta y de alguna palabra por parte de la agencia era un foco de ansiedad, ahora es una constatación de que debo seguir el nuevo camino, de que el tiempo dirá qué me tiene reservado el destino, pero desde luego nuestra capacidad de sentirnos motivados no puede depender siempre de palabras que se pierden en el limbo o nunca llegan.
            Si realmente este mes de enero se va a iniciar la búsqueda de editorial para La Baraja sé que los tiempos de espera pueden ser largos y pesados y que no necesariamente las cosas tienen que acabar como yo deseo, así que estar súper ocupada me va a ayudar a no pensar, a no pasarme el día pendiente del mail y del telefono, a no sentir el apremio del tiempo, a no esperar, esperar y esperar… ¡Auqnue no estaría mal que la magia de Papá Noel me echara una mano….!
¡Feliz día!

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2 comentarios:

  1. Pat en el pasado trabajé en campañas de cítricos y de turismo, muchas horas trabajando y poco tiempo para mí imaginación.
    Pero ya veras como encuentras la forma de no renunciar a tus musas.
    La mías empezaron a acumular información en mi cabezita, tienen un archivo de los datos de todos mis personajes, un archivo con las ideas de las novelas nuevas y un rincón donde se esconden las novelas que mis musas tiene terminadas y las esconden como si fueran pelis. Y cuando tengo tiempo plasmo esas pelis en papel o en el ordenador.
    Creo que te he dado la lata, pero quiero decir que seguro que tus musas encuentran la forma que las sigues escuchando, seguro.

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  2. Si las Musas siguen ahí, lo que me falta es tiempo... Pero supongo que todo se asentará de alguna o de otra forma...
    ¡Un beso!

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