Centro de Elefantes Chiang Dao
¡Buenos días! Parece que el sol
quiere iluminarnos la preciosa mañana de viernes… A ver si el fin de semana
sigue luciendo con esta altiva y maravillosa sensación de serenidad, me irá
bien descansar.
La vida es un pozo de
sorpresas, unas veces agradables y otras no tanto. Últimamente he conseguido
acatarlas todas con emoción, sin perder mi sonrisa ni mi buen humor. Tengo
claro que el mundo es de los valientes y que no volveré a ser cobarde nunca
más.
Ecosd el Pasado es la prueba fehaciente de que vale la pena
arriesgarse, hay un mundo ahí fuera dispuesto a darle una oportunidad a alguna
de mis novelas, así que no me voy a rendir ni a seguir apostando por algo que no
me suma. Por suerte El Secreto de las Cuartetas pronto será una realidad en papel y estoy convencida de que
tendrá una buena acogida. Lo he conseguido sola, quizás es el momento de seguir
ese camino…
Volvamos a Chiang Mai…
Os hablaba de Mundo Thailand Tours, sin duda una perfecta opción para programar las excursiones con absoluta
tranquilidad. Si vas a Chiang Mai, no lo dudes, Kid es una persona seria,
agradable y con muchísimas ganas de ofrecerte experiencias a tu medida.
Aquella tarde paseamos por el
centro de Chiang Mai con unos chicos que habíamos conocido en el aeropuerto de
Barcelona. Entramos en un par de templos, descubrimos las cuatro cosas que
ofrece la ciudad y cenamos en un italiano buenísimo llamado La Fontana. Lo
regenta un italiano, junto a su esposa tailandesa. ¡Fue un acierto! Llevábamos
tantos días tomando comida asiática que unas pizzas y una pasta nos sentaron de
maravilla.
A la mañana siguiente Kid nos
esperaba con su Toyota en la puerta del hotel. He de reconocer que llegamos
tarde, los ascensores iban fatal, el desayuno fue un desastre (un buffet
bastante malo) y nos costó coger el ritmo.
Ya en la carretera nos invadió
la emoción, ¡íbamos a subir en elefante! La conversación con Kid fue agradable,
en pocas palabras nos contó que había sido monje durante diez años, guardia
real, guía turístico… ¡Una pasada! Me pareció alguien con un coraje increíble.
Al final llegamos al centro de
elefantes Chiang Dao. Elegimos esta opción por varias razones: hay pocos
elefantes, el entorno es idílico y los cuidadores tienen una relación muy
estrecha con el animal. No es un campo de entrenamiento ni te bañas con el
elefante ni vas a pelo, pero nos atraía mucho la idea de un paisaje selvático y
un lugar donde trataran bien a los animales.
Solo llegar nos dimos cuenta de
que habíamos acertado. Nos montamos en dos elefantes, acompañados por su
cuidador, y empezamos a recorrer un lugar paradisíaco, lleno de naturaleza…
¡Feliz día! J
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