Mercado de chatuchak y un tuc-tuc
¡Buenos días! Llueve… Grrrrr,
que penita de final de verano… Me encantaría que nos acompañara el sol y el
calor, que hiciera un día radiante, igual que en mi corazón hay alegría, buen
humor y buenas vibraciones.
Ecos
del pasado se ha mantenido en el Top100 de Amazon durante sesenta y
ocho días de los ochenta y uno que lleva publicado, para mí es un récord
increíble para el que realmente no estaba preparada. Hoy me he despertado con
la novela en el puesto nueve de romántica suspense en español en Amazon.com,
¡toda una alegría!
Ojalá la vida siga regalándome
estas sonrisas matutinas.
Volvamos a Bangkok…
El segundo día nos despertamos
pronto para coger el skytren dirección al inmenso mercado de Chatuchak, un
lugar donde hay más de quince mil puestos en unas largas estructuras preparadas
para albergar cada fin de semana el mercado más grande de Tailandia.
Esta vez cogimos bien el
skytrain y llegamos sin problemas al final de trayecto, aunque sí debo
reconocer que íbamos demasiado hacinados entre la multitud de personas que se
desplaza con este medio de transporte. La parte positiva fue que vimos espacios
de Bangkok que se nos hubieran escapado en un metro bajo tierra.
Me impresionó llegar al recinto
lleno a rebosar de tenderetes ordenados por zonas. Había la de mascotas, la de
ropa, la de souvenirs y la de artículos
del hogar. Hacía tanto calor que pasear en busca de alguna prenda que llevarnos
a casa era como estar en una sauna.
Mi hijo quería unas cuantas
cosas, así que nos paramos en varios puestos para regatear y encontrar un buen
precio. Realmente es la manera más barata de comprar, aunque me decepcionó
bastante el mercado de copias de marcas, no estaban bien imitadas y muchos polos
estaban mal acabados.
Nos pasamos cuatro horas
recorriendo los puestos de ropa, complementos y mascotas. Mis hijos disfrutaron
viendo conejos, perritos y muchos otros animales a los que visten con trajes un
poco ridículos.
El calor era tan intenso que
decidimos irnos pronto, tras beber un poco de coco. Allí son diferentes de
forma y de sabor…
Buscamos un tuc-tuc para
regresar al hotel, nos hacía ilusión probar una de esas motos características
del continente asiático con asientos en la parte de atrás. Negociamos con un
conductor y llegamos a una cuerdo, así que nos subimos los cuatro a la parte de
atrás, unos encima de los otros, y nos iniciamos en el mundo de la conducción
por Bangkok.
Cuando ya habíamos recorrido
unos metros el conductor intentó volver a negociar el precio, subiéndonos cien
baths. En realidad si lo piensas en euros solo se trataba de algo más de dos
euros, pero nos dio tanta rabia que nos mantuvimos firmes. El conductor se
detuvo en una parada de autobús, pidió ayuda a tres conductores de tuc-tuc, y
entre todos intentaron convencernos del cambio de precio. Al final nos quedamos
en medio de una calle desconocida, sin transporte y la rabia de saber que los
conductores de ese medio de transporte son unos piratas.
¡Feliz día! J
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