Sigo corrigiendo.....

8:37 Pat Casalà 0 Comments


            Sigo corrigiendo, buscando la manera de tocar la novela sin dañar la estructura y la historia. Incluso pienso que la parte pasional de los personajes me gusta y está bien medida, aunque si una experta me dice que no es cierto debo escucharla, ¿no?
            La verdad es que soy una persona a la que no le cuesta nada escuchar y seguir los consejos de los demás, no pienso que lo mío es lo mejor ni que ya he nacido enseñada. Me ha costado un esfuerzo considerable llegar hasta aquí, he pasado mucho de mi tiempo aprendiendo, leyendo, buscando la manera de mejorar los escritos y la técnica. Y si me dicen que todavía me faltan cosas que aprender, pues sigo estudiando.
            Ya he comentado en muchas ocasiones que para mí El Secreto de las Cuartetas es mi novela más importante, una a la que me une un sentimiento difícil de olvidar. Marta Noguera es una mujer con mucha fuerza, un personaje que atrapa al lector por su propia historia, por sus descubrimientos, por su vida truncada de repente.
            Construir a Marta no me fue difícil, incluso la historia, que mezcla las profecías de Nostradamus con la historia reciente, salió sola, fue edificándose a una velocidad pasmosa, llenando el papel sin detenerse. Era como si las palabras y las sensaciones me ahogaran si las dejaba dentro, como si las tuviera en la tráquea, entorpeciendo el tráfico de aire hasta que les permitía surcar el teclado con rapidez.
            Lo mismo me sucedió con La Baraja. La idea cuajó una Semana Santa, subiendo por los telearrastres del Puigmal, mientras mi mente se enzarzaba con la creación de algo nuevo, de algo relacionado con el Tarot, unas cartas que había estudiado de pequeña y que guardaban muchos secretos.
            A principios de mayo del año pasado inicié la escritura. Había imaginado a Pam Casas, la protagonista, de una manera, pero a medida que me introducía en su historia iba cambiando, adquiriendo una personalidad que no cuadraba en absoluto con la mujer que había ideado al principio.
            Es curiosa esa manera de escribir que tengo y no puedo abandonar. La idea del principio se va transformando a medida que me siento delante del ordenador y mi mente teje la trama. Y entonces no me queda otro remedio que ir adelante y atrás, retocando momentos, escenas, sentimientos para que cuadren con lo que acabo de escribir.
            Quizás los lazos afectivos con La Baraja son más endebles por lo rápido que la escribí. En mayo empecé y a finales de julio la acabé, 202 folios de una tirada, casi sin respirar. Y la historia enganchaba y era original y le gustaba a mi agente y estaba bien estructurada, y…
            Ahora que la he retomado me siento orgullosa de haberla escrito. Poco a poco le voy otorgando el cariño que se merece, situándola en el lugar que le corresponde. Creo, y no quiero resultar soberbia, que tiene una trama interesante en la que se cruzan otras mucha subtramas. Pero lo que también aprecio es que el ritmo trepidante que estoy rebajando es parte de la intriga y de la propia novela, igual que la carga emocional de los personajes y todo cuanto rodea a La Baraja que busca Pam y muchos otros.
            Ayer Jordi apuntaba a que pinto mi manera de corregir un tanto bucólica. Pues para mí lo es. Me siento en el exterior, en el jardín, con el ordenador abierto en el regazo. Permito que la brisa me acaricie mientras leo y releo y vuelvo a releer una y otra vez los capítulos. ¡Me encanta estar en contacto con el exterior! Siempre he necesitado luz natural para trabajar, y me encanta hacerlo al aire libre. Muchas veces me voy a la piscina con el ordenador o a un parque o a cualquier lugar donde no permanezca encerrada entre cuatro paredes. ¡Por eso el verano es la mejor época para mí!
            Bueno, mañana os seguiré contando cosas, ¿OK?
            ¡Feliz fin de semana a todos!

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