Un poco más de prigenios
¡Qué rápido me están pasando los días! Es como si el reloj se adelantara solo y no tuviera ni tiempo de ver cómo los segundos caminan incansables hacia un nuevo día. La mañana la pasmos en el mar, navegando y bañándonos en calas preciosas, con unas aguas cristalinas que te regalan la visión de los fondos marinos. Los mediodías los paso estirada en la hamaca del jardín, con el ordenador abierto en el regazo, puliendo La Baraja, y las tardes se suceden entre la clase de vela de la niña, paseos por el pueblo, por Palafruguell, por los alrededores. Y mientras espero a que mis dos hijos aparezcan para cenar, vuelvo a abrir el ordenador, para corregir un poquito más.
No me estresa escribir, es parte de mi vida, si no pudiera encontrar esos momentos de soledad para darle al teclado me marchitaría. Ahora que lo hago sin obsesiones nublándome el raciocinio disfruto con cada segundo que paso frente al ordenador, creando, puliendo, releyendo las historias que ya he hilvanado e ideando la nuestra Los Cobres de la Evolución. ¿Qué os parece el nuevo título?
Estos días me he encontrado a varias personas de mi pasado, unas que fueron muy amigas y otras que no tanto. Y me ha hecho mucha ilusión saber de sus vidas, volver a verlas, descubrir cómo han cambiado los rumbos de nuestras existencias. ¡Soy tan diferente de cuando venía aquí los veranos de jovencita! A la luz de los encuentros he descubierto lo mucho que la vida me ha regalado, la seguridad que he ido ganando con los años, mis cambios, mis nuevos anhelos, las ilusiones que me aportan las nuevas amistades. Siempre suspiro por no perder el contacto con todas las personas que han sido importantes en mi devenir, tanto las pasadas como las presentes. Soy feliz sintiendo a la gente cerca, teniendo su cariño y dándoles el mío, porque, ¿qué sería de nosotros si no compartimos nuestros afectos?
Me han pedido que no adelante demasiado la trama, que mucha gente está de vacaciones y no tiene tiempo para leer cada día la entrada. Y como quien me conoce ya sabe que soy metódica y perseverante, que si me prometí a mí misma escribir un post diario lo voy a hacer, pues me parece bien la propuesta de una de mis amigas: la trama sólo avanzará un día a la semana hasta final de agosto, ¿os parece bien los miércoles?, el resto lo usaré para divagar acerca de la historia y de los datos que han de documentar. ¿Os parece bien?
….Bien, he mirado la Web que me sugirió M. y he decidido incorporar unos pequeños cambios a los prigenios: en los albores de la civilización egipcia existían otras tres muy importantes: la Hattusa, la Egea y la dinastía Shang, así que vamos a hacer algo distinto con esos prigenios: vamos a hacerlos nacer a cada uno en una de esas civilizaciones, como signo de que la evolución se inicia en cada una de ellas.
Siguiendo el hilo del comentario de José Antonio, he decidido hacer lo siguiente: en el sexto capítulo, cuando tenemos a Vladymir en las escaleras, sólo aportaremos una pequeña dosis de información acerca de los prigenios. Luego incidiremos en él, en su oscuro pasado, en su búsqueda de los cofres, en cómo encontró los otros tres y absorbió su poder, desarrollando casi al máximo su cerebro.
Y en el capítulo siguiente, el séptimo, nos iremos atrás en el tiempo, hasta la época donde nacieron los instigadores de la historia para sembrar las bases del resto de la novela. Se dará una visión de cada uno de los cuatro niños, de la manera en la que se interrelacionan cerebralmente, de sus visiones del futuro de la humanidad y de la manera en la que deciden investigar cómo entorpecer a la naturaleza.
Lo de la dualidad lo encuentro importante para el relato y la trama que tengo en la cabeza. Ellos experimentan con todos los niños que nacen evolucionados, pero lo hacen por separado, cada uno en su lugar de origen. Nunca se encuentran físicamente, lo hacen a través de la telepatía y de sus sensaciones.
Cuando esconden el secreto de la evolución en los cofres se distribuyen el trabajo y deciden no volver a contactar nunca más, para evitar que nadie les relacione en un futuro. Lo de la marca en forma de media luna lo olvidaremos, realmente se parece demasiado a El Secreto de las Cuartetas, así que no habrá rasgo distintivo para ellos.
Durante unas generaciones se constata que ha funcionado su método para frenar la evolución en los humanos. Sólo en contadas ocasiones hay un nacimiento que los alerta. Los descendientes de los prigenios se convierten en guardianes y son bendecidos con el don de detectar a los evolucionados en el momento de su nacimiento. Su misión consiste en erradicarlos y en conservar el secreto de los cofres.
Un milenio después nace Isaac, un niño que ha evolucionado hacia otro estadio superior, uno que la naturaleza le ha concedido para evitar ser detectado por los guardianes. Isaac crece conservando todo su potencial y es capaz de escuchar las mentes de los descendientes de los prigenios….
Así se acaba el capítulo, iniciando un nuevo misterio. ¿Quiénes son los malos? ¿Isaac? ¿Los prigenios? ¿Qué lazos los unen con Vladymir? ¿Y con Sara? ¿Y con Ignacio? ¿Y con Úrsula y Andrea?
¡Mañana más!
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