Ayer fui a ver la película de origen del planeta de los simios. Fuimos por la tarde, cargados con cuatro bolsas de palomitas, una botella de agua y muchas ganas de ver los efectos especiales que tantas críticas positivas han levantado entre nuestros amigos. ¡Me encantó! Es alucinante ver cómo consiguen que el simio protagonista tenga expresiones faciales parecidas a las de los humanos, ¡realmente parece que tenga sentimientos y pueda transmitirlos!

            La historia acerca de cómo la humanidad pierde la hegemonía en nuestro planeta abre cantidad de incógnitas y da un poco de miedo, la verdad. ¡Crean un virus que evoluciona a los simios y mata a los humanos! ¡Increíble! ¿Podría pasar algo así con todos los experimentos científicos que hacen? ¿O tal como proponen las películas de Terminator las máquinas pueden ser el nuevo eslabón en la cadena de dominio de la Tierra? ¿O acaso el futuro reside en el fondo del mar, tal cómo se proponía en una novela larguísima de la que ahora no logro recordar el título?

            ¡Hay tantas preguntas sin respuesta en nuestro devenir diario! Somos la raza dominante en un planeta repleto de agua y naturaleza, pero antes lo fueron los dinosaurios. ¿Acaso hubo otro dominio que se escapa a nuestro registro del pasado? ¿Tiene una duración limitada que los humanos seamos los hegemónicos?

            Asusta de verdad lo que podemos llegar a hacer con nuestros experimentos. Una de las cosas que más pena me dio de la película es cómo tratan a los animales como simples cobayas. No sé hasta que punto es ético utilizarlos de esa manera. Y, en el fondo, el mensaje implícito en la trama es claro: si seguimos investigando con fármacos nuevos corremos el riesgo de cambiar el mundo.

            El origen de la especies para mí sigue siendo un misterio. En el fondo cuando los dinosaurios se extinguieron los humanos fueron evolucionando hasta convertirse en lo que somos ahora. En los últimos milenios han sucedido cantidad de cambios en la sociedad, pero no cambios evolutivos substanciales. Y esa realidad abre un montón de preguntas, como mínimo para mí.

            Me estoy poniendo filosófica, pero es que cuando veo esta clase de películas o le libros que plantean teorías acerca del origen  evolutivo o del cambio de raza dominante en el planeta Tierra me pregunto si hay alguna base real. Y, sobre todo, me empiezan a ametrallar las miles de incógnitas acerca de nuestros orígenes, de nuestro futuro, de lo enorme que es e universo, de si hay vida en otros planetas,…

            A mi modo de ver no podemos ser los únicos seres que pueblan el universo. ¡Es imposible que entre tantos millones de galaxias estemos solos. Es posible que la única razón para no conocer otras criaturas del espacio sea por la falta de medios a la hora de surcar las enormes distancias que nos separan de las galaxias vecinas.

            Hay momentos en los que mi mente va más allá y empieza a plantear nuevas cuestiones. Según nuestros científicos en un planeta que no tenga agua es imposible la vida, pero, ¿y si es otro tipo de vida? ¿Y si los seres de esos planetas han nacido de otra manera y no necesitan agua? ¿Y si su evolución es distinta a la nuestra?

            Bueno, quizás si no me cuestionara tantas cosas jamás sería capaz de encontrar argumentos para mis novelas, así que me alegro de haber compartido con vosotros un poquito de los misterios sin resolver que nos rodean. ¡Hay tantos!

            ¡Espero que paséis un agradable domingo!