Entrevista a Javier Sierra
1. ¿Cuándo supo que quería
dedicar su vida a las palabras? ¿Cómo lo supo?
Fue un descubrimiento temprano. De hecho, siempre he
mantenido que los grandes hallazgos se hacen en la infancia, y la mía
transcurrió cerca de una estantería de libros, de lomos rojos y azules, que
resultaron ser una colección de clásicos de la literatura que mi madre había
ido reuniendo pensando en el momento en que sus hijos los leerían. Y lo hice.
Allí descubrí a Verne, a Dumas, a Salgari… y comencé a “jugar” a escribir con
una vieja máquina Olivetti que andaba por casa. Sí. Creo que ahí empezó todo.
Como un gran juego.
2. ¿Y cuándo descubrió que
su vocación se centraba en investigar los grandes enigmas de la historia?
En eso también fui precoz. De hecho, los primeros relatos
que escribí con ocho y nueve años de edad eran todos sobre fantasmas, barcos
que se perdían en mares desconocidos y apariciones misteriosas. Fue poco
después cuando ocurrió algo: a los doce descubrí la radio. Tuve la ocasión de
presentar un programa semanal para niños en mi ciudad natal que me “obligó” a
buscar historias que contar, y aquellas que tenían un punto de misterio, que
iban a veces contracorriente de lo que aprendíamos en el colegio, me
fascinaban. Tengo la impresión de que haber crecido en una ciudad cargada de
historia como Teruel me abocó a interesarme por ella… y por sus arcanos.
3. ¿Cree que existió la
Edad de Oro? ¿Ha encontrado alguna prueba real de su existencia? ¿Cuándo la
fecharía?
Estoy convencido –como lo están muchas tradiciones
milenarias—de que la Historia humana se mueve en ciclos, y que a periodos de
gran desarrollo han seguido otros de impenetrable oscuridad. Hace cuatro mil
años los Vedas hablaban de las “armas de los dioses” describiendo fulgores y
explosiones que recuerdan a nuestras bombas atómicas. ¿Se lo inventaron? No
estoy seguro. Además, ahí tenemos ruinas “imposibles” como la Gran Pirámide, el
monolito de 1.200 toneladas de una sola pieza de Baalbeck, en Líbano, y tantas
otras maravillas que nos hablan de una época de ingenieros olvidados, cuyas
técnicas se perdieron en la noche de los tiempos. Sí, Pat: creo que esa Edad de
Oro existió.
4. ¿Cómo logró publicar su primer libro? A todos los escritores noveles nos interesa conocer de primera mano si nuestros desvelos también han acosado a los editados.
Desde aquella lejana infancia ya soñaba con ver mis obras
publicadas. Como no se me daba muy mal dibujar, incluso bocetaba las portadas
de mis libros y hasta imaginaba editoriales de nombre rimbombante para ponerlos
a pie de cubierta. Aún recuerdo –con gratitud y nostalgia, por cierto—el día
que J. J. Benítez me llevó a la sede de Planeta en la calle Córcega para
presentarme a su editor. Yo debía tener 21 o 22 años, llevaba algunos proyectos
en mi portafolios pero aquel editor no los consideró. Más tarde hice propuestas
y presenté manuscritos en otras editoriales, que también fueron rechazados…
Incluso autoedité algún texto. Pero en 1995, con 24 años, llegó mi momento, y
de lo que nació como una investigación periodística salió un libro-reportaje que
fue mi bautismo de fuego, “Roswell: Secreto de Estado”. Algún día lo recuperaré
y lo volveré a colocar en las estanterías.
5. Cuando me contestó que
sí me concedía la entrevista (cosa que me hizo muchísima ilusión) citó que
escribía en «la cueva», me llamó mucho la atención ese lugar… ¡Me lo explica!
Es el nombre cariñoso que le doy a mi estudio de trabajo,
un curioso despacho con libros en las cuatro paredes, sin ventanas pero con luz
natural, que me permite sumergirme en los “mundos” en los que navego sin riesgo
de distracción. Debo añadir que es una “cueva” muy confortable, que invita a
pensar y escribir…
6. En su novela La Dama Azul toca un tema
interesantísimo: la bilocación de María Jesús de Ágreda, una monja de clausura
del siglo XVII. Cuando lo leí me quedé con la intriga de saber qué parte de la
trama es ficticia y cuál se apoya en sus investigaciones…
Casi todo es real, Pat. Sor María de Jesús vivió en
tiempos de Felipe IV e incluso llegó a mantener una nutrida correspondencia con
él. Respecto al “Memorial de Benavides” de 1630 en el que se recogen las
primeras apariciones de una evanescente “dama azul” en Nuevo México, también se
trata de un documento histórico. Es más: incluso la increíble historia del
Cronovisor está sacada de las declaraciones que en 1972 realizó un benedictino
a un periódico italiano, un hombre que no paré hasta entrevistar en Venecia,
hace ya algunos años.
7. Una gran parte de su vida la dedica a viajar para reunir documentación de enigmas sin explicación, ¿Cómo compagina esa actividad con la escritura?
Con mucha naturalidad. Piensa que antes de convertirme en
escritor fui reportero y periodista de investigación para algunos medios.
Llegué incluso a dirigir una revista mensual y eso me permitió recorrer muchos
lugares que me interesaban y comenzar ya entonces una labor de documentación de
la que sigo nutriéndome hoy. El mío no es un caso excepcional. Hay muchos
periodistas que terminaron en las filas de la literatura, desde García Márquez
a Pérez Reverte, por ejemplo.
8. Yo llegué a su obra
gracias a la recomendación de mi agente literaria: Lola Gulias. Un día me
regaló La Cena Secreta y, al
terminarla, me fui directa a la librería a comprar el resto de sus novelas. ¡Su
manera de diseccionar el cuadro de Leonardo Da Vinci me dejó impresionada!
¿Cuánto tiempo tardó en postular sus teorías? ¿Cómo lo hizo?
Esa novela me llevó tres años de trabajo y unos cuantos
viajes a la Toscana pero sobre todo a Milán para empaparme del ambiente de esa
ciudad y del convento de Santa María delle Grazie. Fue una grata sorpresa
descubrir que todavía existe una comunidad de dominicos en el lugar, que me
dieron acceso a parte de sus archivos y me regalaron pautas que más tarde me
serían de gran utilidad. Por suerte en esa época ya tenía alguno de mis libros
traducido al italiano y con esa “tarjeta de presentación” no me costó
convencerles del propósito honorable de mis reiteradas visitas al Cenacolo que pintó Leonardo da Vinci.
9. En La Ruta Prohibida me encontré con un libro de no ficción donde nos
relata los enigmas que llaman su atención desde niño. Todos están investigados,
ofrece datos reales y documentación pertinente. ¿Cuál es de todos ellos el que
más le atrae contestar?
Todos forman parte de mi alma, de mis inquietudes
profundas, pero te diré que en algunos dejé más “piel” que en otros. Es el
caso, por ejemplo, del casi “profético” mapa de Piri Reis. Su enigma no es solo
que muestre costas y zonas geográficas de América que no se habían descubierto aún
en 1513, sino que el paradero actual del original del mapa es todo un arcano.
Las autoridades turcas aseguran que se custodia en el Museo del Topkapi de
Estambul, pero allí –y lo he comprobado en persona—sólo tienen una reproducción
en piel de factura reciente. ¿Dónde está el auténtico? Bueno… Tengo mis
sospechas, claro, pero creo que eso me dará para una buena novela un día de
estos.
10. ¿Sabe qué me llamó más
la atención de El Angel Perdido? Las
adamantas… ¿Existieron realmente? ¿Dónde están ahora?
Digamos que existe la “hermana mayor” de las adamantas, y
se conserva en el Museo Británico de Londres. Se trata de un espejo de
obsidiana que perteneció a John Dee y que utilizó para invocar ángeles en pleno
siglo XVI. Lo curioso es que Dee menciona en sus escritos esas adamantas, y los
detalles que da de ellas son exactamente los que incluí en mi novela.
11. En muchos momentos, al
sentarme frente al ordenador, siento la soledad del escritor. ¿Usted cree que plasmar
nuestros mundos paralelos en el papel es un camino solitario?
Lo es. Sin duda. La soledad es una necesidad perentoria
del escritor. Pero como esta pesa como una losa, siempre recomiendo a los
letraheridos que combinen sus periodos de aislamiento con otros más sociales,
donde pueden reunirse con sus lectores o promocionar sus libros, forzándose a
tener un contacto con el mundo actual y descubrir sus virtudes… que también las
tiene.
12. Siempre he creído que a
través de las páginas de un autor puedes llegar a su alma. ¿Encontramos la suya
en sus obras?
Creo que la he dejado en todas y cada una de ellas. Por
eso cada vez que me tropiezo con la mirada de un lector sé que está viéndome
tal cual soy, sin disfraces. Casi diría que desnudo.
13. Sé que me dejo muchos
libros en el tintero, pero tenía que elegir unos cuantos… ¿Qué proyecto tiene
ahora en mente?
Estoy dándole el repaso final a un manuscrito
en el que también he puesto mucho de mi esencia. Arranca en 1990, cuando llegué
a Madrid para terminar mis estudios y me tropecé con un extraño personaje que
accedió a explicarme los secretos ocultos en algunos cuadros del Museo del
Prado. Pero como quiero que sea toda una sorpresa, no puedo darte más detalles…
de momento.
14. Cuando escribe, ¿lo
hace con esquemas, fichas de personajes y con un horario estricto?
Desde luego, me construyo una especie de “mapa
del tesoro”, sí. Pero cosa bien distinta es que me deje llevar a rajatabla por
él. Por regla general, una vez traspaso el rubicón de las primeras cien
páginas, el manuscrito entero adquiere vida propia y toma algunas decisiones no
previstas por mí.
15. Por último, tras
agradecerle su dedicación, me gustaría que sintetizara en una única frase qué
le aporta esta profesión.
No necesito una frase para eso, me basta una palabra.
Iluminación.
Enhorabuena a los dos. Es una entrevista muy interesante y el hecho, Pat, de que conocieras tan bien la obra de Javier la enriqueció notablemente.
ResponderEliminarCoincido con el autor en que la soledad del escritor es necesaria y que por esa misma razón, por las horas de introspección, lectura y escritura, también es fundamental salir a la vida social, al encuentro con los lectores, a la realidad más prosáica; eso, al margen del resto de actividades a las que nos vemos abocados en nuestra vida diaria.
Sin duda, hay muchos enigmas, todos maravillosos, y ahí están para dar salida a la imaginación y para disfrutar con buenas lecturas.
Reitero mi enhorabuena por esta entrevista.
Saludos y feliz jueves.
La obra de Javier me gustó, y sí, eso se nota en la entrevista. Lo que más me admira de él es su tenacidad a la hora de investigar los misterios...
Eliminar¡BESOS!
Pues a mí lo que más me ha gustado ha sido "los grandes hallazgos se hacen en la infancia". Felicidades y saludos.
ResponderEliminar¡En la infancia podemos jugar con la imaginación! ¡BESOS Carmen!
EliminarEstupenda entrevista, Pat.
ResponderEliminarConocer un poquito más de Javier Sierra, de sus comienzos e inquietudes, y, sobre todo, de lo que nos deparará su ingenio e investigaciones en un futuro inmediato ha sido una bonita manera de comenzar el día, ¡gracias!
Cordiales saludos.
¡gracias a ti por pasarte por aquí! :-)
EliminarFelicidades por la entrevista Pat, a Javier Sierra le conozco porque he leido algún libro suyo: por cierto, La dama azul, lo tengo pendiente de lectura.
ResponderEliminarSaludos a los dos
Pues La Dama Azul es un libro muy interesante... ¡BESOS Mercedes! :-)
EliminarIluminación.
ResponderEliminarDe eso necesito yo un poco, que últimamente voy a oscuras... :-)
EliminarGracias Pat, no conocía a Javier Sierra, ni he leído nada suyo, así que, conocerle gracias a tu entrevista, me servirá para buscar todas de sus obras y ahondar en ella para enriquecerme con sus experiencia y sabiduría. ¡Felicidades dobles, Pat, por la entrevista y por los conocimientos que nos proporcionas con ella!
ResponderEliminar¡Si te gustan los misterios de la historia te encantarán sus novelas!! :-)
EliminarHola Pat:
ResponderEliminarSoy de los que disfruta documentando los hechos históricos para poderlos novelar, así que comprenderás el respeto que le tengo a Javier Sierra. Si documentarse en bibliotecas de barrio ya resulta fascinante, poder conocer el terreno histórico en persona es un lujo al alcance de pocos.
Sin lugar a dudas es la mejor entrevista que has hecho, y eso que has hecho unas cuantas y muy buenas.
Enhorabuena!
Mira que decir que es mi mejor entrevista si tu fuiste un entrevistado... ¡Eso quiere decir que te ha gustado de verdad! ¡Gracia por todo Josep! :-)
EliminarOhhhhhhhhhhhhhh, pues sí que se me han adelantado hoy ;-)
ResponderEliminarFELICIDADES.
Una excelente entrevista, como ya nos tienes acostumbrados.
Y un muy feliz jueves... mañana "san viernes" ;-)
Síííí... ¡Mañana viernes! ¡Yupie! Hoy has sido la última en comentar... Jajajajaja. ¡Feliz día!
Eliminar¡Qué maravilla de entrevista!! ¡Felicidades, Pat!! Y no sé qué más decir, admiro a Javier, y leer esas respuesta reafirman mi opinión sobre él.
ResponderEliminarMagnífica.
Un beso!
Yo también le admiro... ¡Ya sabes la ilusión que me hizo que aceptara mi entrevista! :-)
EliminarTe debía mi comentario, pero es que este hombre para mí es increíble. Lo conocí con "La cena secreta" y me enganchó. Es una entrevista para leer, leer, leer y sacarle jugo. Increíble.
ResponderEliminarMe alegro muchísimo que hayas podido contactar con él, realizar esta magnífica entrevista y que todos podamos disfrutarla y compartirla.
Me quito el sombrero ante ambos.
Besazos corazón.
¡Gracias Paloma! Disfruté muchísimo con esta entrevista, ¡a mí también me encanta Javier Sierra!
Eliminar¡BESOSS!
Esta ha sido una entrevista especial y me ha gustado sobre todo descubrir detalles de como empez´o todo y ese momento en el q fue a Planeta....
ResponderEliminarUna entrevista genial: por el entrevistado, por las preguntas acertadas q has hecho y por las respuestas de Javier Sierra.
Un 10!!!
Besos
Ha sido una entrevista maravillosa, Marylin. Hay momentos en los que algo así te devuelve la sonrisa. ¡BESOS!
EliminarEnhorabuena Pat! He leído la entrevista sin deseo alguno de que acabara.
ResponderEliminarHe tenido el privilegio de estar en su "cueva" y de averiguar que su persona está aún muy por encima de su imagen pública como escritor y divulgador.
Lo mejor de su obra está aún por llegar.
Suma un seguidor a tu blog!
Gracias Alejandro. Siempre es un inmenso privilegio entrevistar a escritores tan grandes como Javier. ¡Bienvenido! :-)
EliminarEnhorabuena Pat. Estoy sorprendida del nivel de tus entrevistas. Felicidades y respecto a Javier que decir que no se haya dicho ya. Un ejemplo a seguir. Un beso a ambos
ResponderEliminar¡Gracias María José! La verdad es que es un privilegio entrevistar a alguien como Javier... ¡BESOS!
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