La Baraja
¡Buenos
días! El domingo es uno de los días de la semana que más me gusta, puedo
meterme en la cama con el ordenador abierto en el regazo y dejar volar mi
imaginación durante horas mientras mi familia desayuna, descansa, estudia o
disfruta de unas horitas libres.
Esta mañana
no tenía ganas de escribir este post ni ningún otro, tengo una lectura
pendiente que quiero terminar hoy mismo, ¡está súper interesante!, muchas ganas
de descansar y muy pocas de aporrear el teclado… Pero he revisado una vez más las
estadísticas del blog: ¡Este mes ya llevo 3.801 visitas! Si tenemos en cuenta
que en septiembre y en octubre tuve 3.700 todo el mes y que ese era mi récord, sé
que no puedo parar de escribir cada mañana, ¡gracias por estar ahí! ¡Gracias
por continuar leyendo! A ver si llego a las 4.000 este mes…
Ayer me pasé
el día de un lado a otro, mirando baños, baldosas, ideas… Ahora estoy hecha un
lío, he visto varias cosas que me gustan, pero el precio es más elevado de lo
que en un principio pensaba, así que no sé si volver al IKEA y coger el mueble
que vi, el más normalito de todos, o liarme la manta a la cabeza y comprar el
bueno… Grrrrrr, ¡quién me mandaba a mí ir a la tienda cara! Y como mañana viene
el paleta, he de decidirme…
Estoy
deseando volver a posar mis ojos sobre La Baraja, una novela que lleva
mucho de mí misma, que tiene un lado oscuro parecido al de La Sombra de El
Secreto de los Cristales, en la que hay asesinatos, descubrimientos,
secretos, mentiras y un componente emocional intenso.
Pamela Casas
Agreste tiene algo muy mío: ¡mis iniciales, PCA! Pam es una joven inspectora de
policía con la capacidad de trasladarse con la mente a las escenas de los crímenes
más sangrientos. Ella vive esos episodios con dolor y rabia, pero a medida que
transcurre el tiempo descubre cómo utilizarlos, por eso se convierte en policía
y dedica su vida a cazar a los asesinos a partir de sus visiones.
Hugo Sánchez
es un periodista de sucesos que perdió a toda su familia en un accidente de
coche cuando era un crío. Desde entonces vive obsesionado con descubrir qué
pasó. Criado por sus tíos desconocidos hasta el momento del accidente en un
pueblo rural perdido en las montañas, Hugo acaba trasladándose a la Seu d’Urgell,
localidad donde ejerce su profesión con la ayuda de un amigo en el cuerpo
policial del lugar.
Una serie de
circunstancias lleva a la pareja a encontrarse en Villa Eudora, la casa de la
recién fallecida abuela de Pam, donde una nevada los deja incomunicados durante
veinticuatro horas…
Esta es la
historia principal de la novela, aunque hay muchos personajes que no os cito
para no desvelar nada importante del argumento, más tramas, mucho suspense e
historias de un pasado cercano que desvelarán un secreto milenario…
La verdad es
que no sé qué futuro le depara a esta novela, la primera de una serie de cinco
libros que algún día retomaré. De momento solo he escrito Oros, la
continuación y he iniciado Bastos…
Ahora tengo
algo muy valioso: tiempo para pensar el futuro de esta novela, tiempo para
meditar en qué quiero y dónde deseo llegar, tiempo para asumir mi nueva
situación. Sé que ahora mismo hay alguna editorial valorando la publicación de
esta novela, así que como dice María, solo se necesita un sí para cambiar los
pensamientos, pero si no llega ese sí, siempre hay otras vías.
Le he dejado
el manuscrito a dos personas en las que confío mucho, su criterio me ha valido
en algunas ocasiones para mejorar, son lectoras que me aportan su visión sin
que me sienta mal, así que valoro muchísimo sus críticas constructivas. Me
falta dejársela a mi querida Bea, seguro que ella también me puede aportar
alguna indicación, ¿la quieres leer?
Dudo en
varios aspectos y en enero, si ninguna editorial ha apostado por su
publicación, deberé decidirme por una de las opciones… Y quizás entonces sea el
momento de revisar Oros y continuar Bastos…
¿Os interesa
el tema de la novela? ¿Os gustan las cuatro pinceladas que os he pintado?
¿Creéis que os gustaría? ¡Ayudadme un poquito!
¡Feliz
domingo! J
Muy buenos días, Pat!!
ResponderEliminarno lo recuerdas, pero ya tengo La Baraja en mi carpeta de novelas para corregir (je). No empecé a leerla todavía porque le di prioridad a El Secreto de los Cristales, pero después de lo que nos has contado hoy, tengo muchas más ganas de empezarla que antes, y antes ya tenía 8)
De la entrada de hoy, me quedo con una frase que has escrito:si no llega ese SÍ, siempre hay otras vías. Muy inspiradora, como siempre.
Feliz domingo!! 8)
¡Buenos días, Bea! Pues sí, siempre hay la otras vías... Aunque a veces me cuesta verlo... ¡Feliz día! :-)
EliminarUn muy feliz domingo y a la espera de esas novelas, tic-tac... :-)
ResponderEliminar¡Feliz domingo! :-)
EliminarLa dichosa crisis parece una excusa genial para quien como yo apenas ha podido leer un libro desde que hace apenas un año comencé todo nuevo, nueva casa, nuevo trabajo, nuevo barrio,y primer contacto la librería digital. Pero no haré tal cosa de usarla como excusa porque la causa o culpa es de no tener precisamente aquello que miro con envidia al leer este radiante post: Tiempo. Y digo radiante porque leerlo anima a querer hacer mil cosas este domingo aquí gris pero que la fuerza de tus palabras hace que se vea con optimismo!
ResponderEliminarY mientras leía la trama de La Baraja "cinemaba" la novela sintiendo la ventisca y los cortes de luz sobre la casa y los dos protagonistas desconociendo las páginas que van a recorrer. Y ya la puesta en escena atrae a un aficionado al género :-)
Enhorabuena y a completar los palos de la baraja!
Puglie
No sabía que te llamabas Carlos... Jajajajajaja, cada día se aprende algo nuevo. A ver si mi inspiración regresa un día y termino Bastos y planteo Espadas y Copas...
Eliminar¡Feliz día! :-)
Buenas tardes ya, Pat. Para ser domingo, lo tienes muy ocupado. Suerte con todos tus proyectos.
ResponderEliminarSí, lo tenía ocupado, pero al final no hice gran cosa, la verdad...
EliminarSin duda, Pat. Pinta muy bien esa historia.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Gracias Pilar! :-)
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