Acomodarse a la realidad

7:07 Pat Casalà 2 Comments

¡Buenos días! Hoy nos visitará el sol… A ver si luce en un cielo azul y despejado. Parece mentira cómo el tiempo consigue adecuarse a mi estado interior. Esta semana he conseguido despejar dos temas que me tenían preocupada, por suerte ahora veo las cosas más claras.
Valentía, es de lo que hablaba ayer… Hay que ser valiente, apostar por lo que crees y no sentir que las cosas se desvanecen a tu alrededor por falta de empeño. Vibrar con cada momento es parte de la felicidad, sin desfallecer en el intento de alcanzar una meta plausible.
Finalmente sé hacia dónde me encamino. Es maravilloso saber que por fin las esperas ya no me pesan, que pasan los días sin noticias y no siento el peso de los minutos en mi interior. No negaré que me haría ilusión recibir un email o una llamada telefónica con buenas noticias, pero no me quita el sueño ni tengo esperanzas demasiado elevadas.
Acomodar las expectativas a la realidad es un proceso largo y difícil, me ha llevado años llegar a este punto. Si algún día recibo esa llamada, preferiría escuchar la voz de la editora que leer su propuesta en un email…, saltaré de emoción, pero si se pierde en el ciberespacio también estaré feliz.
Escribo porque lo necesito, forma parte de mi interior, como respirar, reír o llorar. No me imagino mi vida sin la escritura, sería un pasaje triste hacia el futuro, un viaje yermo de emociones.
Una vez leí que un escritor es la persona que escribe porque no puede vivir sin hacerlo. Entonces no lo entendí, era una época en la que solo me obsesionaba publicar y no era capaz de disociar ese anhelo de la creatividad. Ahora, con las esperanzas templadas, las metas redimensionadas y la placidez que ofrece escribir por ilusión y no para alcanzar un objetivo, comprendo qué nos quería decir Prometeo (el administrador de Miserias Literarias, un blog que por desgracia dejó de funcionar hace años).
En otras facetas de mi vida también he aplicado esa máxima de buscar las opciones que me hagan feliz y dejar de preocuparme por lo que podría ser y no es. Me ha costado sudor y lágrimas, he batallado contra mi temperamento desbordado, contra mi forma de ser, moldeando una nueva Pat. Ahora sé que ha valido la pena.
Disfrutar del camino, esa es la única máxima que capitanea mi vida. Ser capaz de exprimir el jugo a cada actividad, de buscar la esencia positiva de cada situación para sonreír más a menudo.
Por fin tengo serenidad, paz interior y un sinfín de historias que contar. He mandado propuestas de edición a algunas editoriales y he contactado con dos agencias literarias. Ahora será el tiempo el que decida si algo prospera o no, sin que esa realidad me agobie.

¡Feliz día! J

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2 comentarios:

  1. Pat, entre los motivos que acicatean el furor narrativo con el que te entregas a tu pasión por las letras, ¿no figurará aquella autocomplacencia vanidosa que lleva a los artistas a revolcarse, llenos de placer, en la íntima satisfacción que les provoca la contemplación impresa de su talento?

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    1. Me encantaría ver mis novelas en las etsanterías ajenas, pero si no pasa también seré feliz. :-)

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