Sin ideas
¡Buenos días! Uffff, hoy esta
frase es un eufemismo… La lluvia repiquetea furiosa en el exterior, apagando la
mañana y sumiéndola en una grisácea melancolía que me empuja a meterme de nuevo
en la cama, arrebujarme con el nórdico y pasarme las horas imaginando mundos paralelos…
Si fuera tan sencillo…
No me toca otro remedio que subirme
a la moto, tapada con el horrible chubasquero amarillo de Port Aventura, cruzar
los dedos y conducir hasta el despacho, donde se acumulan un montón de papeles
y tareas para llenar las diez horas seguidas de trabajo de hoy.
Las ideas que tengo en la cabeza
para nuevas tramas no acaban de cuajar. Demasiados pensamientos inconexos que
no me inspiran esa emoción necesaria para que mis dedos deambulen curiosos por
el teclado, presos de la magia de vivir una aventura al otro lado de la
realidad.
Algún día tenía que agotarse la
inspiración… Seis novelas en veintidós meses, acompañadas de una intensa
necesidad de averiguar qué les pasaba a los personajes, me han dejado seca.
Quizás es la manera que tiene mi mente de enseñarme la ruta a seguir. Hay que
decidir qué quiero hacer con el material que atesora mi disco duro, mover los
manuscritos, valorar la posibilidad de conseguir una nueva agente literaria…
Estoy convencida de que tarde o
temprano tendré aquel flash que me
alcanza de repente y me induce a crear una nueva trama. No sufro por la falta
de ideas, estoy muy feliz con la situación actual, a pesar de que si hace un
año llego a quedarme compuesta y sin agente lo hubiera visto de otra manera.
Ecos
del Pasado sigue imbatible. Hace ya cuatro meses y medio de
su publicación y no hay día en el que el marcador de ventas esté a cero.
Supongo que ese momento llegará, todo en la vida tiene su fin, pero de momento saber
que hay gente leyéndola me llena de autoconfianza.
Y ahí estará prontito la portada
de El Secreto de las Cuartetas, su
publicación en papel, la posibilidad de atesorar un libro en la estantería de
casa. El día que llegue sé que las lágrimas no cejarán en el empeño de
inundarme los ojos con la emoción propia del momento.
A veces miro hacia atrás y me
percato del largo camino recorrido estos años, de los pequeños logros que me
han acompañado, de cada uno de los momentos que consiguen arrancarme una
sonrisa. Es precioso sentir el calor de las personas cercanas, comentar con mis
beta las novelas, escribir
simplemente por el placer de crear una historia…
No sé dónde me conducirá el ahora
ni si quizás acabe en manos de una nueva agente o de una editorial grande o de
Amazon… Mi único anhelo es no dejar nunca de escribir.
¡Feliz día! J
0 comentarios: