Analizando la valentía
¡Buenos días! Ayer pasé un frío
atroz, parece mentira cómo las temperaturas pueden bajar de una manera tan
brusca sin atender a un mínimo de entretiempo… Hoy me voy a calzar las botas
sobre el pantalón para no congelarme en la moto.
Al fin me desencallé, descubrí
qué quería escribir y el tono preciso que necesitaba para convertir el último
intento de manuscrito en una novela de las que me inspiran. Adelanté un poquito
en la trama y definí los dos personajes principales, pintándoles una vida y un
futuro.
De momento voy a seguir con el
género romántico, aunque no tengo claro si a la larga cambiaré de idea…
Ayer hablaba con mi querida amiga
Mabel acerca de la valentía. Es difícil precisar esta palabra o los inputs
necesarios para alcanzarla. Cada persona tiene una concepción distinta de lo
que implica ser valiente, según su grado de riesgo o el momento personal que
está pasando.
Hace casi dos años decidí que
dejaba la agencia literaria que tenía, envié un email explicándolo y cuando me
llegó una respuesta aceptando ese fin de relación lloré como una magdalena. No
estaba preparada para caminar sola por el tortuoso mundo de la literatura, así
que me tragué el orgullo, empecé a escribir Los
Mundos de Esme y seguí con la agencia.
Para dar un salto al vacío a
veces necesitas un empujón o abandonar la cobardía porque es el momento idóneo.
Cuando hace poco menos de un mes mi agente anunció su decisión de cerrar
la agencia no negaré que tuve unos instantes de pánico y desconcierto, pero
luego entendí que no pasaba nada, que la vida sigue y que no hay que rendirse
jamás.
Acepté el reto de continuar sola,
arropada por los éxitos conseguidos en los últimos tiempos, aunque sean diminutos.
Al cabo de unas horas decidí que no hay nada imposible, que debía mirar hacia
delante con energía y emoción, buscar la parte positiva y escalar el monte de
la soledad con una sonrisa.
Quizás esa noticia vino en un
momento propicio de mi vida o sencillamente encontré la valentía para
afrontarlo con la convicción de que no había vuelta atrás. La realidad es que
al día siguiente empecé a crear una base de datos con contactos editoriales, a decidir
a qué editores quería mandar cada una de las novelas y a hacerme un listado de
agencias literarias interesantes.
El tiempo dirá qué sucede. Lo
único importante que subyace de estos sucesos es la valentía que poco a poco se
impone en mi interior. Ya no me asusta estar sola ante el peligro ni temo a la
ansiedad de antaño, vencida tras años de lucha e introspección.
Ser valiente es pensar en tus
intereses e ir a por ellos, no darle demasiadas vueltas a la parte negativa de
la situación ni intentar tener la seguridad absoluta de que el salto al vacío
no te lastimará. Hay que dar el paso, ser capaz de arañar un trocito de cielo y
batallar sin tregua por alcanzar tus objetivos. A lo mejor al final encuentras
una red que te sostiene…
¡Feliz día! J
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