Esperas...

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Las hojas crepitan en el exterior al son de una brisa suave que se intuye fría. El cielo muestra su azul más intenso, como si quisiera recordarnos la fragilidad de las nubes que se empeñan en encapotarlo. Hoy parece que lucirá un sol radiante, lleno de vida y de color.
Hay momentos en los que la falta de inspiración me aboca a realizar mil tareas entretenidas para llenar las horas que normalmente dedico a escribir. Incluso ahora, sentada en la oscuridad rota por la aurora, no encuentro la senda de las palabras para dejar una huella digital de mis desvelos.
La web está llena de blogs donde se habla de las andanzas de escritores noveles en busca de editoriales, de las cartas de rechazo que reciben, de las emociones intensas que te recorren cuando finalmente te enfrentas a un sí y de las esperanzas rotas si las negativas agotan las posibilidades de encontrar a un editor dispuesto a apostar por tu trabajo.
Esperar es la peor parte… Mientras no ocupes la mente en otros menesteres o alcances una serenidad plena, la incertidumbre puede destrozar los nervios. Recuerdo mis principios en este mundo, cuando creía que publicar un libro era tan fácil como escribirlo y mandarlo a las editoriales…
Después las esperas se me hacían eternas, vivía con la sensación de que el teléfono sonaría en ese instante, de que el email se llenaría de propuestas, de que la contestación positiva estaba a la vuelta de la esquina… Uffff, era difícil convivir con ese saco de ilusiones que se deshinchaban con cada negativa o mes sin noticias.
Los años han impuesto la sensatez y una visión más objetiva de la realidad. Cada vez me cuesta más imaginar ese sí, como si fuera algo lejano que no forma parte de la probabilidad de un futuro inmediato. Lo mejor de esta situación es que he conseguido aparcar la ansiedad y la necesidad de alcanzar un objetivo mayor que el actual, mis esperanzas se han templado, adecuándose a la realidad y he aprendido la valiosa lección de ambicionar lo que se puede tener, sin renunciar a tus sueños.
Redimensionar tus metas es una tarea complicada, nadie dice que la vida sea fácil, pero al final te aporta una paz que es contagiosa y consigue dirigirte hacia un lugar donde abundan las sonrisas. Quizás algún día la Providencia me mande un nuevo sí, pero no me angustia la vacuidad de él, tengo uno que pronto será tangible y con eso me basta.
No tengo ideas para escribir, la verdad es que cada vez que abro el portátil me enfrento a esa falta de inspiración que lleva una semana asolándome. El problema principal reside en la necesidad de definir el género a tocar, mi cabeza parece decidida a no tomar partido. A ver cuánto tarda en definir el camino para teclear de nuevo.

¡Feliz día! J

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