Leer y escribir
¡Buenos días! Hace frío, ya
tocaba, estoy de acuerdo, pero qué bien se estaba cuando las temperaturas
mañaneras te recibían con esa cálida sensación que te duraba horas. Pronto
necesitaremos la calefacción en casa y muchas mantas… Entramos de lleno en el
otoño.
No me gusta el frío ni la
oscuridad repentina a las seis de la tarde, para mí las mejores épocas del año
son la primavera y el verano, cuando los días se alargan hasta el infinito y
disfrutamos de un ambiente agradable para pasear por la ciudad sin que la nariz
se enrojezca.
Pero para ser feliz en la vida hay
que adaptarse a cualquier situación sin perder la sonrisa y ser conscientes de
que todo pasa. Es como mi sequía literaria de ahora, necesito suplirla con
actividades diferentes hasta que regrese con fuerza y arrase cualquier conato
de dispersión actual.
He decidido leer en las horas
muertas, sumergirme en libros ajenos, emocionarme con sus palabras y sus
invenciones. Desde niña me encanta leer, es una manera de evadirse del ahora
para volar a cualquier lugar lejano donde los personajes consiguen tocarme la
fibra sensible.
Aunque he de reconocer las
dificultades a las que me enfrento últimamente para encontrar un libro que me
apasione. Antes era sencillo, buceaba entre las estanterías de una biblioteca o
de una librería y me entusiasmaba con las sinopsis, las portadas, las páginas…
A medida que he aprendido
técnicas narrativas y he acomodado mis escritos a las normas adecuadas para
envolver al lector en una historia, me cuesta más enfrentarme a lecturas planas,
sin que la fluidez acompañe a la trama. Me he vuelto selectiva y exigente.
También peco de perfeccionista
conmigo misma, en cualquier faceta de mi vida. Cuando me equivoco me enfado, no
me gusta hacer las cosas mal, necesito saber que puedo caminar sobre un terreno
fuerte que me aguantará en todo momento, por eso si debo asumir nuevas tareas
pongo el empeño en aprender cómo realizarlas sin fallar.
A escribir se aprende
escribiendo. Si no practicas no avanzas. Cuando leo novelas antiguas me doy
cuenta del cambio que se ha producido en mi manera de narrar, pero también
estoy convencida de que la próxima novela será mejor que la anterior y que a medida
que pasen los años conseguiré una mayor fluidez en los escritos.
¡Feliz día! J
La espontánea o bien meditada candidez erótica de tus protagonistas hace que los percibamos como chavales pueriles, porque pareciera que la edad cronológica que ostentan no se condice con los apetitos conscupicentes que obran sobre personas sanas, dentro del rango de su vigorosa juventud
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