Soledad y escritura
¡Buenos días! Esta semana parece
que las temperaturas quieren bajar. Ha nevado en las montañas, hace frío y los
días grises se encadenan con una facilidad pasmosa, dejando su rastro húmedo en
las calles y apagando la luminosidad del sol.
Ayer fue un día importante en
Catalunya, uno que perdurará en la memoria de muchos. Nunca hablo de política
en este blog, considero que se han de mantener las convicciones de cada
escritor en la intimidad, porque lo importante es lo que escriben, no sus ideas
personales.
Así que solo diré que para mí fue
importante ir a las urnas ayer, y que mi hijo de dieciséis años votara por
primera vez en su vida. Hay instantes en los que deberíamos pararnos a escuchar
lo que se anuncia a gritos y detener por un instante nuestros pensamientos para
profundizar en una realidad que no desaparecerá solo cerrando los ojos.
Hoy me despierto con la sensación
de que hay mucho por hacer, de que tengo que encontrar un tono para mis novelas
para no quedarme quieta. Si siento la magia de las palabras vibrar en mi interior
no necesito nada más para ser feliz, ni siquiera el calor de mis amistades.
Ayer hablaba con mi hija de las
amigas. No soy una persona con demasiada vida social ni que suela requerir la presencia
de gente en mi vida. Me gusta la soledad que me imponen las horas frente al ordenador,
encontrar momentos para construir mundos imaginarios y sentirme acompañada por
ellos.
Irene me dijo que era una «margi».
Jejejejeje, para ella la falta de amistades o la soledad es signo de fracaso
social. Para mí es una situación elegida en muchísimos momentos. Aunque no me
faltan personas que me acompañen en la vida, tengo pocas amigas, pero las considero
de verdad, con alma y sé a ciencia cierta que puedo contar con ellas siempre.
Con eso me basta. Soy feliz con
mi soledad autoimpuesta, con la emoción de vibrar acompañada de los personajes
y las historias, con las horas de tranquilidad en casa, arropada con mi
ordenador. A veces hay que decidir qué se desea, trazar una línea en el lugar
donde moran tus anhelos sin descuidar a los que te envuelven con su cariño.
Cuando me quedan horas tranquilas
por delante, sin responsabilidades, mi único deseo es estirarme en mi
rinconcito del sofá, con varios cojines estratégicamente colocados y el Mac en
el regazo. La hoja de Word me parece la mejor compañía, sobre todo cuando se
llena de palabras, instantes y personajes.
Para bien o para mal he decidido conscientemente
compartir mis desvelos con las novelas y con mi marido e hijos. Escribir es mi
refugio…
¡Feliz día! J
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