Un año más...

8:38 Pat Casalà 0 Comments

 ¡Buenos días!
Llegamos al final de 2023 y mi corazón está repleto de instantes, de sentimientos, de ilusiones y de desengaños, de recuerdos de todos los colores. Ayer una amiga me decía: «2024 será nuestro año» y una sonrisa de colosales dimensiones se dibujó en mis labios. Porque soñar es la base de la ilusión. Creer, amar, sentir y no dejarse vencer nunca por los malos momentos. La vida se compone de sueños, instantes, alegrías, penas, esperanzas rotas, construidas, alcanzadas. De familia, amigos, compañeros. De minutos, días, meses, años. De todo cuanto nosotros queramos ver en ella. Y la base para alcanzar una felicidad duradera es positivizar, encontrar la parte buena de cualquier suceso, aunque sacuda tus cimientos y te deje el alma en carne viva.
2023 se ha llenado de decisiones, de saltos, de nuevos proyectos, de expectativas, de llamadas trascendentes, de apuestas, de puertas abiertas, otras que se han cerrado y de ventanas con vistas a un futuro donde todo es posible. He seguido la estela de mis aspiraciones, quizá he errado en unas cuantas decisiones, pero levantarse cuando te caes es la única manera de no hundirse, ver más allá del ahora, agarrar la posibilidad y descartar la derrota. Vibrar con las buenas noticias, ser prudente sin dejar de disfrutar, reír, soñar, saltar al vacío, sentir vértigo con la certeza de que bajo tus pies encontrarás suelo firme. Y jamás darle entrada al abatimiento.
Mi balance literario del año que acaba se resume en cuatro líneas:
✍️ he escrito 3 novelas
📖 he leído 120 libros
📚 he publicado 5 libros 
✒️   he firmado un contrato increíble 
Lo más ilusionante para mí fue esa llamada de Roca editorial de una tarde de finales de junio, con una oferta de esas que te hace llorar de alegría. La ciudad de tus ojos les había gustado, querían hacerla brillar, darle un sitio en el panorama literario, llevarla a un mundo que llevaba años soñando, a Penguin Random House. Al principio de la novela, Lara manda un e-mail que desencadena la historia, ella quiere escribir un libro y sus palabras reflejan cómo es, qué espera de la vida, sus aspiraciones respecto a ese manuscrito que quiere crear: «Como estoy tan decidida, lo haré en un tiempo récord y, ¿sabes qué pasará después? ¡Pues que Planeta o Random House me lo publicará! Fijo. Y de ahí a que Netflix me compre los derechos para convertirla en una miniserie de éxito solo hay un pequeño paso de nada…». Y, a veces, los sueños se vuelven realidad. El próximo 15/2/24 la novela estará a la venta y la presentaré en la librería Alibri (Balmes, 26 – Barcelona) a las 18:30. ¡Ojalá me acompañes! Será un día muy emotivo para mí. ¡Me presentará Joan Albert G. Moga! 


En el plano profesional no he tenido tanta suerte, aunque no me arrepiento de mis decisiones. También recibí una llamada para proponerme un salto, un cambio, un proyecto. Lo acepté, cambié de puesto, creí, soñé, me ilusioné, pero no salió bien, cambiaron de opinión, tras seis meses decidieron que ya no querían una gerente, que el plan estratégico sufriría un cambio y se desprenderían de la gestión para embrocarse en otro rol. Una puerta que se cerró, un momento de dolor. Pero hace apenas dos días la ventana capaz de darme alas se abrió y quizá, solo quizá, el sol vuelva a iluminar mi camino profesional.

Llega el momento de los propósitos para 2024. Viene un año lleno de emociones, con una gran publicación y mi corazón abierto a las novedades:
🌟Quiero disfrutar de cada momento.
🌟Quiero rodearme de las personas que me aportan y dejar atrás las que me restan.
🌟Quiero abrazar y que me abracen.
🌟Quiero sentir la felicidad a cada instante.
🌟Quiero positivizar.
🌟Quiero amar y que me amen.
🌟Quiero descubrir nuevos mundos, disfrutarlos, vibrar con ellos.
 
¡Os deseo una magnifica entrada de año! Nos vemos en 2024…
¡Feliz día! 

0 comentarios:

Felicidad en estado puro

6:56 Pat Casalà 2 Comments

¡Buenos días!
Dejé de escribir en este blog hace meses —o quizás han sido años—, mis horas se llenan de mil tareas, la eficiencia de mi tiempo prioriza siempre la escritura, la lectura, el trabajo y compartir las horas libres con los míos. No siempre es fácil, mi balance suele ser elevado: escribir una novela cada cuatro meses —a veces tres…—, leer una media de 121 libros al año, ir al gimnasio, trabajar dándolo todo, estudiar inglés, llevar las redes sociales de tres cuentas, la compra, organizar la casa, no descuidar mi relación de pareja ni a mis hijos… ¡Incluso tengo hueco para comer con mis padres una vez a la semana! Seguro que me dejo algo en la lista… Porque cuando publico también debo releer, mirar galeradas, trabajar en los manuscritos… Por eso decidí concentrar mi energía en otras actividades y aparcar el blog.



Creo en las señales, en la cadena de acontecimientos capaces de traer ilusión a nuestras vidas de golpe, como si solo se necesitara una chispa para encender la hoguera capaz de elevarte en el cielo de tus aspiraciones. Hace unos meses empecé la búsqueda para cambiarme de trabajo, entonces mi cerebro hizo una conexión ineludible sobre mi éxito en esos menesteres y el literario. Había entonces factores poco agradables en mi visión del futuro. Si algo busco desde mi inicio en este mundo, es toparme con alguien que crea de verdad en mi trabajo, que me apoye y entre ambos tracemos el camino. La realidad me ha decepcionado en demasiadas ocasiones porque me he tropezado con editores a los que solo impulsa en éxito comercial, sin construir ni apostar de verdad. Yo no soy así y me cuesta descubrirlo en los demás.



En mi afán por adentrarme en una aventura profesional diferente, solo me apunté a unas pocas ofertas, las que de verdad me atraían y me permitirían crecer. Hubo una que me arrebató el alma cuando me postulé; mientras realizaba las entrevistas y durante todo el proceso de selección mi mente decía: es tu destino. Recuerdo cómo me dolió recibir un e-mail con el «no has sido la primera opción». Son las reglas del juego, están para cumplirse, y debía aceptarlo. Aunque a veces la caída de las expectativas puede afectar de forma contundente. Al leerlo, mi credibilidad en un futuro estrellado se derrumbó, pero enseguida salí a flote porque al final mi vida es plena, tengo una familia estupenda, editoriales pequeñas que confían en mí, proyectos y estabilidad. Así que me aferré a esas pequeñas estrellas brillantes y decidí apartar la búsqueda de trabajo por un tiempo, aceptar un par de ofertas para próximas publicaciones y preparar un viaje familiar en agosto. 



En mi cabeza la parte literaria iba ligada a la del trabajo. Había mandado una novela que había escrito con un mimo especial a un par de editoriales que anhelaba, pero los meses sumaban sin respuestas. Y, si algo me ha enseñado el mundo literario, es que la ausencia de respuesta equivale a un no silencioso. Así que seguí con mi vida. Feliz, eso sí. Positivismo ante todo. Y…  De repente todo cambió. Dos meses después recibí un e-mail de ese trabajo soñado por si me seguía interesando, y ahí estoy, en él, aprendiendo día a día, disfrutándolo, conociendo a personas increíbles. Cada mañana le sonrío a mi reflejo en el espejo, con la emoción intensa de haber aterrizado en un lugar donde puedo evolucionar y expandirme. ¡Me encanta mi nuevo trabajo! Estoy de gerente en Carnet Future Mobility Research Hub, rodeada de talento joven, entusiasta, entregado y muy competente. Ojalá siga ahí mucho tiempo y alcancemos grandes logros.
En cuanto al mundo literario… Ains, las conexiones son tan reales, esas señales, la ley de la atracción… Pronto os cuento… —Bueno, quien dice pronto, dice en algún momento, ¿vale? 🙃—. Solo dejaré cuatro palabras: felicidad en estado puro. Cruzo los dedos y sonrío. Ojalá la vida siga tan llena de ilusiones.
¡Feliz día! 

2 comentarios: