¿Queréis vivir una aventura?
¡Buenos
días! Sigue lloviendo… Grrrrrrrr. Hoy toca volver a la vida real, y es que dos
días de escritura, películas y tranquilidad dan mucho de sí. La trama se plasma
sola, es como si anidara en mi interior y necesitara salir.
Hay
momentos en la vida para luchar y otros para disfrutar. Me ha costado
demasiados años encontrar el punto de equilibrio a la hora de escribir y creo
que eso se nota en las últimas novelas. Quizás he madurado sin darme cuenta o
simplemente he superado la ansiedad y la obsesión de dedicarme a la escritura. Ahora simplemente escribo por emoción, por impulso y por necesidad.
Sin
la meta inalcanzable de vivir de mis libros, dedicada a la escritura de mi
novena novela y con la emoción de continuar con un thriller psicológico que me
tiene absorbida, vivo muchísimo mejor. Ufffffff, lo único malo es que mi cabeza
no desenchufa, que sigue viviendo las aventuras de mis personajes y llenándome con
sus sentimientos.
Antes
escribía sobre temas paranormales porque no me sentía preparada para darle
realismo a los textos. Es más fácil describir a una vidente o a una chica con
poderes mentales que a alguien de carne y hueso, con sentimientos reales y
traumas pasados.
Meterme
en la mente del asesino es algo complicado a veces. Sin embargo ahora fluye
solo, como si necesitara encontrar una vía de escape a años de visualización de
series y películas policíacas y de lecturas en la misma línea. Mi hermana dice
que estoy fatal cuando le cuento cómo piensa mi asesino, incluso se horroriza
de que tenga esas ideas en la cabeza. Pero perro ladrador, poco mordedor…
Recuerdo
cuando escribía La Baraja y mi
homicida utilizaba un cuchillo para acabar con sus víctimas, cada vez que mi
marido me veía con uno en la mano se apartaba diciendo: «¡me das miedo!».
Mirar
a la cara a los sentimientos pasados, encontrar la senda que los plasme en el
papel, sacar jugo a las experiencias y vivir una aventura es parte de la
escritura. Divertirse, sentir esas cosquillas en los dedos y en el estómago, el
hormigueo de la piel sensible mientras describes, el miedo cuando te adentras en
las profundidades insondables de una persona con la capacidad de matar, el
horror cuando tomas posesión de la víctima o la angustia cuando ves que alguien
está en peligro son facetas indispensables para dotar de realismo las escenas.
Hay
momentos en los que lloro, otros en los que sonrío y muchas veces hablo sola
mientras camino por la calle o voy en moto. Esas frases que pronuncio son las
veces de mis personajes que se adueñan de mi mente. Y así es mi vida: intensa,
maravillosa, increíble.
¡Qué
ganas tengo de que llegue la noche! Tengo una cita fantástica con la novela.
¿Qué os depara el día a vosotros?
¡Feliz
lunes! J
2 comentarios: