Dulces recuerdos

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Los lunes me cuesta levantarme de la cama cuando suena el despertador, me quedaría durante horas entre las sábanas dejando vagar mi imaginación con un libro en las manos o escribiendo sin parar. Pero la realidad impone levantarse sin hacer ruido, desayunar y encender el ordenador para compartir con la blogosfera un retazo de mi día a día.
Se acerca la Navidad, cada día parece más próxima, como si quisiera dejar patente su deseo de llenarnos de luz y de momentos. Este fin de semana empecé a realizar mis compras, aprovechando los descuentos del Black Friday. En algunos casos valió la pena, en otros decidí esperar porque la cola no merecía la pena.
Ayer celebramos el cumpleaños de mi madre en familia. Es maravilloso reunirnos cada domingo, con la emoción propia de construir juntos una buena relación. Entre los temas de conversación recordamos los años de tienda al lado de mis padres, cuando trabajaba con ellos y pasaba una parte de mi jornada laboral cara al público.
Hay tantas anécdotas divertidas… Diez años de atender a clientas dan para muchísimos libros, con un sinfín de historias entretenidas y de momentos. Como el día que una señora se dejó la ropa interior entre la ropa del probador o cuando entró un señor y se probó un vestido para su mujer y salió un segundo a la tienda en tanga…
A veces no nos damos cuenta de la importancia de nuestro bagaje y apenas prestamos atención a momentos concretos del pasado. No nos paramos a analizar que ahora somos alguien condicionado por esas vivencias.
A mí la vida me ha llevado a un momento dulce. Atender al público me enseñó a tratar a la gente con mayor amabilidad, a sonreír ante las adversidades y a dejar a un lado mi carácter un poco exaltado a veces. Entender que nunca me convertiría en la escritora de éxito soñada me ha ayudado a vencer la ansiedad y a disfrutar de la creación, sin ver más allá.
Me niego a olvidar el camino zigzagueante que me ha traído hasta aquí, los deseos de convertirme en quien no me tocaba, la intención de llegar a una cúspide demasiado elevada para coronarla. Evocar esos momentos me ayudan a sortear los días incómodos y a encontrar la sonrisa feliz de cada día, con la emoción de ser parte de algo maravilloso.
No olvidar significa quedarse con lo bueno, con las enseñanzas positivas de cada situación para aprender de ellas y no dejar nunca de evolucionar hacia un estadio mejor. De una mala experiencia siempre se extrae una enseñanza, algo positivo para no recaer en las mismas fauces del suceso.
Es bonito despertarse por la mañana con la casa en silencio, darle los buenos días a mi hijo y desayunar sola en la cocina, con la mente enredada en mis historias. Ser capaz de darles vida no tiene precio.
¡Feliz día! J


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Conexiones

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buebos días! Este viernes es una explosión de emoción en mi vida. Deseo avanzar con Julia y Zack, pasame las horas del día tecleando, sin horarios, sin trabajo, sin más obligaciones que darle un empujoncito a la novela. Aunque no me quejo, en cuarenta y tres días he conseguido escribir noventa y dos mil palabras, ciento ochenta DINA4, cuarenta y dos capítulos… Si a eso le sumamos las cincuenta páginas finales de UUDC, puedo afirmar que este último mes y medio he batido un récord.
Esta vez me pasa algo muy curioso, voy adelante y atrás, leo, releo, escribo, reescribo y vuelvo a reescribir. Mi cabeza se ha amotinado y solo quiere rebobinar antes de avanzar un poquito más, necesita repasar trozos, buscar ideas durante la noche, retocar lo ya escrito en busca de pulir antes de terminar.
Normalmente compartimento bien mi cabeza. Cuando llego al trabajo me olvido durante horas de las novelas y rindo a tope. Ahora también lo doy todo en la oficina, pero sigo con la mente enredada en la trama, como si necesitara mantenerme conectada a ella en la distancia.
Ayer también busqué un ratito para arreglar el primer capítulo de UUDC. Mi amiga de Gilford me mandó sus comentarios y me entró el gusanito, necesitaba arreglar esos flecos que me señaló.
Tener amigas en la distancia es triste y maravilloso a la vez. Conectarse a través de las nuevas tecnologías me las trae cerca, a veces parece que nunca se han ido y puedo chatear con ellas durante horas, sin perderme ni un segundo de sus vidas.
Una en Gran Bretaña, otra en Suiza y yo en Barcelona… Dos chats abiertos casi las veinticuatro horas, a excepción del fin de semana. El sábado y el domingo apenas hablamos, solo si hay algo importante que decir. Entonces nuestro medio es el Whatsapp.
En mi juventud solo teníamos el correo postal, el teléfono fijo de toda la vida y las señales de humo… Jejeje, si conocías a alguien y se marchaba a vivir a la otra punta del mundo perdías el contacto. Tenerlas cerca cibernéticamente consigue mantenerlas aquí.
No soy mujer de muchas amigas, apenas guardo tiempo para compartirlo con mi familia. Me paso horas libres abstraída con la escritura, sola en mis mundos paralelos, sin otra distracción que dejar volar la imaginación. Solo deseo aporrear el teclado y perderme en las vidas de los personajes del momento. Es difícil mantener así el contacto con el mundo exterior. Conectarme con ellas vía chat es perfecto y me ayuda a seguir en la brecha de las historias, sin salir de casa…

¡Feliz día! J

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La magia de la lectura

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¡Buenos días! Llevo unos cuantos posts titulados «la magia de…». Es una manera de explicar las sensaciones que me acompañan al escribir, al escuchar música, al llevar los hilos de unos personajes imaginarios.
Hoy quiero hablar de algo importantísimo, de la lectura. Sin los lectores se perdería la mayor de las magias, la de transmitir las creaciones de los escritores.
Mi gusto por la lectura despertó a una edad temprana, cuando descubrí mis dificultades para leer y escribir. En mi niñez palabras como dislexia no se escuchaban demasiado y muchas veces iban asociadas a alteraciones muy graves de la lectoescritura. A mí nunca me diagnosticaron de pequeña, pero con el tiempo descubrí que una dislexia fue la culpable de impedirme leer y escribir con fluidez.
Nunca he creído en imposibles, no soy una persona que se amedrante fácilmente ante los retos y suelo darlo todo para superar las dificultades. Cuando empecé a leer y no conseguía descifrar las palabras con la rapidez requerida, decidí pasar a la acción y comprarme libros para practicar.
Fue una de las mejores ideas que he tenido en mi vida. Me pasé el resto del año devorando los libros de Los Hollister, con una necesidad imperiosa de descubrir sus peripecias. Me hipnotizaban, conseguían transportarme a un lugar lejano, donde los problemas desaparecían.
Durante años mi pasión por la lectura consiguió hacerme soñar, vibrar, reír, llorar y emocionarme. No era una niña convencional, nunca lo fui, y esta capacidad para abstraerme de la realidad me confirió alas para soñar en un futuro donde yo le diera vida a mis mundos paralelos.
Tardé muchísimos años en desligarme del miedo visceral a escribir, a pesar de mis deseos de hacerlo. Cuando era joven no existía el Word ni los correctores y la dislexia afecta directamente a la ortografía y a la expresión escrita. En BUP quemé mis cuadernos secretos, con pequeñas historias inventadas, y acepté el diagnóstico de mi profesora, la señora Vidal. Quería ser escritora, pero no tenía capacidad para hacerlo. Y me dediqué a las matemáticas, asignatura en la que destacaba.
Nunca abandoné la pasión por la lectura, era mi evasión, la única manera de caminar por un lugar lleno de magia, fantasía y un sinfín de amores, misterios y aventuras. Por las noches me rendía a las invenciones de mi cabeza antes de dormirme, les daba forma y me veía a lomos de un caballo para rescatar a mi amado, con un grupo de investigadores en busca de pistas para resolver un crimen, sola en un internado…
Sin la magia de la lectura nunca hubiera llegado hasta aquí ni tendría este blog ni me sentiría altamente satisfecha con mi vida. Escribir es lo mejor de mi día a día, me reporta sonrisas e ilusiones. Y nada de esto sería posible sin los lectores, sin los libros que se amontan en mi casa, sin compañeros de letras con deseos de compartir sus invenciones con el mundo.
¡Leer es mágico!

¡Feliz día! J  

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La magia de escribir

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¡Buenos días! Ayer pasé el día estirada en la cama, casi sin hacer nada. Tuve un gran dolor de cabeza, de aquellos que me hacen vomitar cuando me muevo… Hoy estoy mejor, pero no bien del todo. Espero recuperarme durante el día.  Seguro que es culpa de estos cambios de tiempo tan bestias.
No escribí, no escuché música, no hice nada, solo quedarme estirada, con los ojos cerrados, a la espera de que el dolor remitiera. Por suerte a media tarde, y después de demasiada medicación, mi cabeza empezó a serenarse y conseguí abrir el ordenador para mirar los emails de trabajo y hablar con mis amigas.
Con esta última novela voy demasiado rápido, debería detenerme en algún momento para saborear la emoción creativa durante más tiempo, pero es tal el grado de implicación que tengo con la trama, que incluso me paso las noches soñando con ella.
Àlex ayer por la noche nos anunció que había pasado el examen, que ya era cinturón negro de Taekwondo. Me alegro muchísimo por él, es una gran noticia. La constancia, la perseverancia y la ilusión siempre acaban trayendo una recompensa.
A veces no se materializa como esperamos ni nos lleva a la cima de nuestras aspiraciones, pero siempre se recibe un retorno a los esfuerzos. Ayer me dijeron algo precioso, que me llegó al alma. Tras años de trabajar intensamente en las novelas, con momentos álgidos, otros ansiosos y la placentera serenidad de ahora, fue bonito escuchar que a alguien cercano le maravillara mi capacidad para crear historias en poco tiempo, historias con alma, con una lógica, con una trama bien pensada.
Me llena de felicidad una frase así, fácil y llena de emoción. Es curioso, nunca pensé que llegaría hasta aquí, a un lugar donde lo importante es compartir con mis allegados los manuscritos, escuchar sus comentarios y mejorar párrafos por chat.
Esa es la verdadera recompensa de escribir, a parte de la maravillosa sensación de la creación, de caminar de la mano de personas inventadas, de morderme el labio durante el día, suspirando, al  pensar en ellos, acompañarlos en su primer beso, en el descubrimiento del amor, de los sentimientos, de una  traición, de un cambio en su vida…
Sonrisas, lágrimas, suspiros… Es gratificante pasarse el día con la cabeza en las nubes, dándole vueltas a las situaciones imaginarias que pueblan mis manuscritos, vibrando con sentimientos ajenos.
Ojalá nunca pierda esta capacidad, es mágica.

¡Feliz día! J

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Amistad, divino tesoro

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Ayer las visitas al blog se incrementaron hasta rozar las doscientas. Es bonito compartir con gente anónima momentos álgidos, como la consecución de algo grande por parte de mis hijos. Cada día no se llega a cinturón negro de Taekwondo ni se saca un diez en matemáticas, cuando tu nota media en esa asignatura es un cuatro.
A veces no soy capaz de pronunciar en voz alta suficientes veces el orgullo de tener cerca a personas maravillosas, de ser parte de sus vidas sin necesitar nada a cambio, de tenerles conmigo cuando les necesito.
Ayer por la tarde llegué a casa cansada de la jornada laboral. Tenía unas horas de escritura por delante, sola en casa, sin distracciones, pero mi inspiración no quería colaborar. A veces pasa, llevo treinta y ocho días abducida por la novela, escribiendo como una posesa.
Más de ochenta y seis mil palabras llevo ya…
Sin embargo hay instantes en los que me bloqueo o la historia no quiere fluir. Eso fue lo que me pasó ayer por la tarde, estaba encallada, sin ver la escena ni saber cómo llevar a los personajes al siguiente nivel.
Cuando estoy así suelo encontrar muchos fallos en lo ya escrito, me parece malo, como si mis palabras se estancaran en muchos tramos. Ayer debería haberme ido a dar una vuelta en vez de emperrarme en continuar, normalmente la inspiración regresa pronto cuando no la fuerzo, pero hacía mucho frío, no tenía demasiadas cosas a hacer fuera de casa y la idea de abandonar me daba rabia.
Releí varias veces un par de párrafos, se los envié a una de mis amigas y me dio la pista de cómo solucionar ese instante concreto, y de repente lo vi, qué pasaba a continuación, cómo conseguir la intensidad necesaria entre Zack y Julia para avanzar correctamente en su historia.
Al final escribí dos capítulos enteros y empecé un tercero, con las ideas manando con naturalidad, sin los agobios del principio.
Así que desde aquí le doy las gracias a mi amiga, sin ella muchas veces estaría totalmente perdida entre mis altibajos de inspiración. Me gusta escuchar sus críticas, aunque a veces sean duras, ver más allá de las historias, darle un giro a los momentos necesarios y caminar acompañada, con su visión práctica de la realidad.
Apreciar la amistad de las personas cercanas, no anhelar recuperar algunas relaciones perdidas en el tiempo y aprender a dar y a recibir cariño son las bases para asentar una buena compañía. Soy de las que opinan que es necesario ayudar a quien te lo solicita, intentar darlo todo y no pedir nada a cambio.

¡Feliz día! J  

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Muy orgullosa de mis chicos

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Muchas veces la tarea de madre es ingrata, sobretodo en la adolescencia de los chicos, cuando la relación con tus hijos empieza a convertirse en un campo de batalla en el que siempre necesitas armarte de paciencia. Por suerte encuentras instantes maravillosos en el camino y te paras a sonreír con emoción, felicitándolos.
Ayer mi hijo mayor se examinó de cinturón negro de Taekwondo frente a un examinador de la federación catalana de Taekwondo. Àlex lleva desde los siete años practicando este deporte dos tardes a la semana, con constancia e ilusión. Es un honor llegar a cinturón negro, espero que se lo den.
Hace dos años que tenía pendiente realizar el examen, pero nosotros le aconsejamos esperar. En España llegar a este nivel significa que te conviertes en arma blanca y por lo tanto pesa en tu contra si alguna vez te defiendes en un incidente, a pesar de que te ataquen primero.
Mi hijo es una persona pacífica, nunca se ha metido en ninguna pelea ni tiene intención de hacerlo. Así que el año pasado ya le dimos permiso para empezar a prepararse para el examen. Consta de diversas partes: una teórica, realizar algún pumse (coreografías de ataque y defensa), combinación de patadas, combinación libre de defensa y ataque con las manos, combate y rompimiento de tablas. Duró una hora y media…
Fuimos a verle a él y a sus cinco compañeros. Hacía años que no iba a la academia ni acudía a sus exámenes para no ponerle nervioso, sin embargo ayer mi marido y yo decidimos apoyarle. Detrás de una prueba de este nivel hay un estudio importante, años de preparación y disciplina, es un momento importante para alguien que lleva diez años trabajando para llegar aquí y queríamos estar con él.
Me sentí orgullosa al comprobar cómo ha mejorado, su técnica, su manera de moverse, la ilusión con la que afrontaba el examen. Estaba muy nervioso, llevaba desde el viernes estudiando y preparándose. Fue una hora antes a la academia para acabar de repasar con el profesor.  
Mañana sabremos si ha logrado convertirse en cinturón negro, espero que lo consiga, se lo merece por su perseverancia y su constancia. Era el más joven de los aspirantes y el único de los que empezaron con él que todavía continúa en la academia Juntai.
Son esas veces de la vida en las que sientes la emoción de ser madre, de estar ahí acompañándoles en sus logros. Para mí ya tiene el negro de corazón.
Y para rematar la jugada mi hija Irene ha sacado un diez en un examen de matemáticas. Si tengo en cuenta que suele suspender esta asignatura, es un logro alucinante.
¡Hoy me siento feliz de ser madre de unos chicos maravillosos!

¡Feliz día! J



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La magia de la música

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Viernes… Me encanta llegar a este día, es el mejor de la semana con diferencia, y más a partir de las tres. Hoy tengo una jornada perfecta por delante, con el trabajo justo para llenar las horas en la oficina y terminar con la satisfacción de no dejar nada por hacer, tiempo para escribir un rato y una interesante entrevista. Un lujo de viernes.
Ayer, después de escribir acerca de mi juventud me dediqué a buscar playlists de éxitos de los ochenta para recordar esos días con el Walkman y las emociones disparadas. La música siempre me ha reportado la capacidad de regresar a un momento determinado, de explorar cómo era entonces y de evocar mis pensamientos.
El ritmo consigue atraparme en una especial de sentimientos mágicos, trayéndome reminiscencias felices de instantes.
Trabajo con los cascos puestos, para aislarme del mundo, sola con mis números, las escrituras de las entidades, las facturas… A veces me da por hacer algunos gestos callados o por mover los labios, cantando interiormente, mientras prosigo con la tarea del momento.
Desde niña tengo esa capacidad de hacer dos o tres cosas a la vez. En mis años de escolarización y de universidad solía estudiar con la tele puesta o con música. Cuando empecé en la Universidad me aficioné al punto de cruz y, mientras contaba para dejar mis creaciones perfectas, memorizaba alguna lección o le daba vueltas a una clase.
En la oficina somos diecisiete personas, es un lugar abierto, con mesas cercanas y sin despachos individuales. A veces hay demasiado ruido o me piden demasiados informes. Con los cascos consigo aislarme completamente, concentrarme en mis tareas y vibrar a la vez.
Normalmente escucho unas canciones determinadas, muchas veces con el repeat, para no dejar de aprenderme las letras. De pequeña lo hacía con todas mis canciones preferidas, por eso acabé con una larga colección de letras en la cabeza, que aun ahora rescato al escuchar música antigua.
Hoy me he propuesto buscar listas de música de los ochenta en español, soñar con ellas y recordar cuando las cantaba en la discoteca, en la moto o en el salón de casa, bailando sin parar.
Es curioso, para escribir me va increíblemente bien escuchar música, en cambio para leer libros o repasar mis capítulos no me ayuda para nada. Las palabras han de despertar los sentimientos, no el ritmo.

¡Feliz día! J

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Remembers...

7:07 Pat Casalà 2 Comments

¡Buenos días! Hoy me he despertado escuchando a Madonna, con aquellas canciones de mi adolescencia con las que me emocionaba cantando y bailando frente al gran espejo de pared del salón de mi casa. Ains, ¡qué recuerdos! Eran momentos increíblemente álgidos en sentimientos, con primeros amores, primeros besos y nuevas experiencias.
Recuerdo la pinta de la cantante, fue transgresora, se llenaba de crucifijos, con guantes hasta los codos y vestidos blancos sedosos, puntillas y volantes, como si quisiera emular a una novia divertida. Me encantaba verla, escucharla, sentir cada una de sus letras, con la emoción de transportarme a otro lugar.
Con el tiempo cambié de música, de hábitos,  de ideas e incluso de manera de pasar las tardes. Realmente mi tendencia a bailar en el salón de casa, con la música a todo volumen y cantando a viva voz, con mi poca afinación, debía martirizar a los vecinos y a mi pobre hermana.
Por aquella época patinaba sobre hielo, era mi deporte favorito, dos veces a la semana me vestía con mi mallot de patinadora, la faldita, unas mallas y me iba a clase, deslizándome por el hielo mientras escuchaba la música y aprendía a saltar, a hacer piruetas, a volar mientras ponía el turbo en la pista.
Los fines de semana me los pasaba enteros en la pista de hielo, mañana y tarde, entrenando, con unos cascos, mi Walkman (jejejejeje, ahora nos parecería un trasto) atado a la cintura, y los patines, practicando y viviendo en mi mundo. La pista estaba lejísimos de mi casa, aprendí de muy jovencita a bajar la calle Ganduxer hasta la Diagonal para coger el autobús. Por suerte tenía una taquilla en la pista y no tenía que cargar con mis súper patines…
No he vuelto a patinar demasiado desde los dieciséis años, cuando abandoné para siempre este deporte. A veces cierro los ojos y recuerdo la libertad de deslizarme sobre el hielo, la ilusión de saltar por los aires, de dar vueltas y más vueltas, de dominar la pista, con la velocidad propia de haberme pasado años aprendiendo y las emociones a flor de piel.
De mayor, si mis hijos tenían una fiesta en la pista de hielo, el olor me traía reminiscencias de la adolescencia, de esos fines de semana patinando, acompañada por un elenco de personas maravillosas a las que no he vuelto a ver. Era mi mundo secreto, mi lugar de peregrinación, mi reducto de ilusiones.
Tengo los patines en mi casa de la montaña, guardados, preparados para volver a deslizarse algún día por el hielo, con la emoción de regresar por unas horas a ese pasado emocionante. Quizás lo haga, me los ponga y deje vagar mi imaginación para trasladarme a esa jovencita con la cabeza llena de ideas emocionantes.
Ains, cuantos recuerdos me ha traído escuchar a Madonna…

¡Feliz día! J  

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Prohibido perder la sonrisa

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Me gustaría que las cosas fueran diferentes a veces, que si en la página de una editorial se anuncia una respuesta negativa, si es el caso, no se comuniquen contigo en un año ni te contesten a un email, pero así es la industria editorial.
Se juega con las esperanzas de las personas, sin tener en cuenta el trabajo ni la constancia ni la apuesta. He escrito dieciséis novelas, tengo cuatro en Amazon, una en papel, editada con una editorial tradicional, y once en el ordenador, una cantidad demasiado elevada de material al que quizás algún día le dé salida en Amazon o deje en el disco duro de mi ordenador.
Elijo cuidadosamente a quien le envío un manuscrito, no hago propuestas masivas ni creo ya en aquella oportunidad genial que podría convertirme en una escritora best seller. Aceptar mi lugar me ha costado muchísimos años, y ahora me siento feliz con la escritura, sin más.
Igualmente ningún escritor que se precie negará la ilusión primaria de compartir sus escritos. Una cosa no quita la otra. Deseo publicar, claro que sí, pero no es una prioridad en mi vida ni algo que me quite el sueño. Si algún día llega una gran oportunidad, la disfrutaré con emoción y si nunca aparece, seguiré con la sonrisa, sin perder la ilusión de novelar mis mundos paralelos.
Sin embargo me molesta muchísimo la actitud de las editoriales que no tienen la decencia de decirte «no me interesa», y menos si así lo anuncian en su página. A un año de enviar la novela tengo claro que no la quieren, no voy a perder más tiempo esperando a que respondan, la vida sigue y no se puede perder la sonrisa por algo así.
Evidentemente hay actores trabajando de otra cosa, pintores sin destacar, cantantes con la esperanza de triunfar algún día… Los artistas hemos de convivir con la posibilidad del fracaso, de la falta de canales para llegar al lugar donde moran nuestras esperanzas, redimensionando constantemente nuestros sueños para adaptarlos a la realidad.
Es lo que hay, no se puede anhelar un imposible después de luchar con uñas y dientes durante años, es mejor disfrutar del acto creativo y no hacer castillos en el aire. La vida es demasiado increíble para pasársela lamentando lo que no es. Tras años en la senda equivocada por fin lo acepté, lo interioricé y descubrí un mundo de emociones en el camino, con la capacidad de elevarme en el cielo de la felicidad.
Ahora solo reivindico el derecho a recibir respuestas, a no permitir que la incertidumbre se instale a nuestro alrededor, a que las editoriales sean consecuentes con sus anuncios y cumplan con sus promesas. Detrás de una novela siempre hay un escritor esperanzado.

¡Feliz día! J

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Feelings

7:07 Pat Casalà 2 Comments

¡Buenos días! Me parece mentira que estemos entrando en el periodo navideño, el tiempo pasa volando, sin darme tiempo a retener los minutos. Nunca había sentido la necesidad imperiosa de escribir a todas horas, con una conexión más allá de los límites conocidos con la novela.
Estoy atrapada por Julia y Zack, es como si su historia fuera real, como si pudiera estirar el brazo y tocarlos. Mi mente no disocia con tanta facilidad como de costumbre, está en Ford Lucas, avanzando en un amor prohibido, dándole color a las situaciones, con un subidón de emoción al plasmar las escenas.
Lo doy todo en cada capítulo, imprimiendo la carga sentimental que me atenaza al planear los instantes. Uffff, paso el día dándole vueltas en mi cabeza, mordiéndome el labio con una sonrisa, soñando despierta, como si pudiera ser Ju durante unas horas.
Ayer necesité una gran dosis de autocontrol para abandonar el sillón y dedicar mi tiempo al avituallamiento de la casa, a cocinar, a no pasarme las horas releyendo capítulos, cambiando trozos, rebobinando y avanzando en una historia que me arranca suspiros constantes.
Si cierro los ojos sonrío, me conecto en la distancia con mis protagonistas, consiguiendo sentir como ellos, y ese sentimiento se plasma en las páginas con una facilidad pasmosa. Es como si pudiera dotar las palabras de ansiedad, de deseo, de anhelo, de agitaciones.
No sé si lo consigo o si solo es un espejismo, pero soy tan feliz con la sensación de que puedo transmitir emociones a través de los párrafos, que ya no me importa a quien le interese después el resultado ni si las respuestas editoriales se pierden en el ciberespacio ni si la vida me tiene reservado un billete en el tren de la literatura.
Mi ilusión diaria es pensar en cómo dirigir los hilos de los personajes para culminar cada instante, sin precipitarme en el avance de las situaciones, con las pausas necesarias para dejar surgir la llama del amor entre ellos. Ains, es mágico, como si me llenara de energía positiva, de sonrisas, de suspiros.
   Es tan importante sonreír, disfrutar de la escritura, sentirme plena sin salir de casa, que ayer me di cuenta de algo importante: mi hobby es barato, emocionante y lleno de energía positiva, con mil aventuras. Lo mejor es ser la dueña del destino de los protagonistas, llevarlos al lugar deseado, sin trabas, sin dificultades, con la mente abierta.

¡Feliz día! J

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Pon música en tu vida

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Este fin de semana se ha llenado de horas maravillosas, con mucha escritura, ideas y un sinfín de ilusiones. La felicidad es un cúmulo de pequeñas emociones, una sensación plena cuando escribo la mejor escena, con mis sentimientos a flor de piel.
CDTEAT es una novela de amor, de uno prohibido. Me encanta meterme en la piel de los personajes para experimentar aquellos momentos mágicos del principio de un idilio.
Hace cinco novelas decidí escribir acompañada de música. Con Dúo fue una única canción, con el repeat, escuchando lo mismo una y otra vez. Dúo es una novela de amor, lazos familiares y trasfondo histórico, cuenta dos historias separadas en la narración y en el espacio temporal, dos amores diferentes. Mi canción fue Boig per tu y la escuché un millón de veces.
Con PELN me decanté por David Bisbal, con su Dígale y Mi Princesa, dos canciones que conseguían transportarme a Puerto Rico, con la calma y la serenidad de la playa, preparando cócteles, cocinando un amor a fuego lento… Para RANP ya creé mi primera Playlist en Spotify, con siete canciones que repetía una y otra vez para aterrizar en Suiza, con Bruno y Aurora. Y luego vino la lista de UUDC y la de CDTEAT.
Cada una de las baladas consigue acercarme a la carga emocional de las situaciones. Si encuentro el tono me ayuda a ponerme en situación, a sentir, a vibrar con cada párrafo. Últimamente, al terminar un capítulo me digo: ¡Buah! ¡Qué capítulo! Luego, cuando lo releo, a veces encuentro esa intensidad de sentimientos, otras solo una chispa, sin la fuerza necesaria para atraparme. Si pasa lo último lo reescribo, buscando la perfección.
Lo mejor de la música son los sentimientos a flor de piel, la conexión con los personajes, la maravillosa experiencia de sentir acompañada de acordes. Me apasiona escribir así, es una nueva dimensión de la creación, algo que me hace inmensamente feliz.
Se trata de eso, ¿no?, de vibrar con cada palabra, de suspirar extasiada al final del capítulo, de disfrutar con la escritura. Esa es la esencia vital de la vida para mí, la conexión entre los mundos paralelos y el real, esa capacidad para sentir y transportarme a otro lugar, sin pensar en el presente.
Escribir para mis beta, para mi propia satisfacción y para ser feliz me ha reportado tantos beneficios… La música obra el milagro de crear un puente entre mis sentimientos y lo personajes, mi mente creativa dota la historia de una trama interesante y mi imaginación hace el resto.

¡Feliz día! J

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Primeros besos

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Viernes… Esta semana me ha pasado volando, como si contara con poco tiempo para retener las horas y las sonrisas. Ayer por fin escribí el primer beso entre Zack y Julia, dándole la intensidad necesaria para atraparme con una emoción increíble.
¿Quién no recuerda ese primer beso con pasión? Cuando cierro los ojos y me transporto a cada primer beso de mi vida vuelvo a vibrar, con cosquillas en el estómago y ese hormigueo en la piel, acompañado de taquicardia y respiración acelerada.
Es el momento más álgido en una relación, lo esperas desde que surge la atracción, con miradas cruzadas, encuentros, momentos y un sinfín de deseos postergados.
Me muerdo el labio y sonrío como una boba, sintiendo, como si pudiera ser Ju durante unos minutos para saborear esa cálida exaltación que te recorre el cuerpo cuando por fin tus labios se posan sobre los anhelados, abrazándole, acariciándole con necesidad de llenarte de él.
Ayer a la hora de comer rememoré mi juventud, aquellos primeros besos apasionados que parecían ser el principio y el fin de mi emoción, como si pudieran convertirse en la más preciada de las posesiones, transportándome al limbo de la felicidad. Suspiro, con la mente enredada en cada sensación, cuando todos los átomos de mi piel temblaban con ardor.
La química entre dos personas tiene un proceso diferente en cada caso, cocinándose a fuego rápido o lento. A veces basta una mirada para conectarse a alguien en la distancia y pasarse los días siguientes con la cabeza llena de imágenes de él. Otras se tardan días, semanas e incluso meses o años.
Una vez surge el magnetismo tu mundo se vuelve del revés, las horas se convierten en obstáculos para verle de nuevo, las cuentas mirando el reloj compulsivamente, pidiéndole que los minutos se conviertan en segundos, que avance rápido, que te lleve a sus brazos cuanto antes.
Cuando se avecina un encuentro el corazón dispara los latidos, convirtiendo tu sien y tu pecho en un tambor, se te acelera la respiración y caminas con pasos rápidos y cortos, como si la distancia entre los dos fuera demasiado larga. Miradas, roces involuntarios, palabras, sentimientos que flotan en el ambiente… Sueñas con sus besos, con una viveza casi real, ansias abrazarle, sentirle.
Al fin se produce y tu mundo deja de girar, flotas, agarrándote únicamente a sus labios, como si el suelo se hubiera desintegrado bajo tus pies y nada más importara. Es un momento mágico, uno que me encanta escribir.

¡Feliz día! J

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La felicidad

7:07 Pat Casalà 1 Comments

¡Buenos días! Al fin encontré el tono para avanzar en la novela y darle la intensidad necesaria a la escena más importante del manuscrito. Todavía no he llegado a escribirla, estoy con la parte previa, preparando el momento álgido, saboreándolo.
Me encanta ese momento, el primer beso después de casi cien folios, la constatación de que finalmente dos personas se encuentran y dejar de lado los perjuicios para abrazar la felicidad, asumiendo sus sentimientos. Es mágico, increíble y absolutamente perfecto.
Es la felicidad en estado puro… Escribir, crear, sonreír al imaginar las escenas, dirigir los hilos imaginarios de los personajes… Eso es felicidad para mí, esas pequeñas cosas, esos instantes me aportan serenidad, paz, sonrisas y un sinfín de buenas vibraciones.
Ser feliz es una decisión inconsciente, una manera de no ver lo que pudo ser y quedarse solo con lo que es, gozando de cada pequeño detalle de la vida, sin los agobios propios de los sueños no alcanzados ni las angustias de no lograr los deseos demasiado elevados.
Hace más de un año decidí cambiar mi percepción de la vida, disfrutar con las cosas maravillosas que me ofrece y sonreír cada día, sin importar el tiempo ni los ánimos ni el estrés. Encontrar un instante para sonreír durante el día es básico para positivizar.
Declaro mi intención de ser feliz, de no ofuscarme o frustrarme con las incertidumbres y las negativas, de no desmoralizarme frente a la ausencia de avances en el tema editorial, de sonreír a pesar de los obstáculos. Porque tengo mil razones para hacerlo.
Recuerdo con nostalgia positiva las palabras de la gente hace años, cuando vivía obsesionada con publicar, parecía que me faltara el aire si no lo lograba. Mis amigos y familiares me instaban a encontrar la manera de disfrutar del camino, sin anhelar el fin. Entonces yo negaba con la cabeza, incapaz de entenderlos o de escuchar con la mente abierta sus consejos, y me empeñaba en ver la ausencia de editorial.
Es agradable aprender a ver el vaso medio lleno, encontrar a gente maravillosa con la que compartir las novelas, no pensar en la que se ha quedado atrás ni desear recuperar a quien ya no camina a tu lado. Desprenderme de las cadenas de desear lo imposible ha conseguido mi sonrisa, mi tranquilidad, mi felicidad.

¡Feliz día! J

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En busca del tono perdido

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Cuando las cosas no salen como una quiere hay que apretar los dientes y seguir avanzando con una ancha sonrisa, sin desfallecer. Porque siempre hay una salida, un lugar donde moran tus esperanzas, un destino preparado para albergar emociones.
Llevo días sin encontrar el tono para las escenas cumbres de CDTEAT, las otras facetas de mi vida influyen en la inspiración. Por suerte no tardará en fluir, siempre lo hace. Necesito escribir con la intensidad necesaria para estar satisfecha.
Ahora escribo para mí y mis beta, con la emoción de pasar horas imbuida por las historias, dándome cuenta de lo importantes que son los personajes para conseguir esa sonrisa iluminada que me acompaña cuando creo en mundos paralelos.
Este último año he terminado tres novelas, estoy a mitad de la cuarta, en el momento más álgido, uno que requiere una dosis altísima de intensidad. Espero lograr el efecto deseado, alcanzar la técnica requerida para darle a Julia y Zack su momento con la emoción necesaria.
CDTEAT me tiene absolutamente absorbida, me levanto por la mañana dándole vuelta a los fallos, encontrando mejoras para lo ya escrito, releyendo trozos para estar convencida de que no se me escapa nada… Es una sensación increíble, me lleva a tocar el cielo con las manos.
Recuerdo cuando la frustración me cegaba y me llevaba a pensar disparates, cuando quería arrancarme la creatividad para vivir una vida exenta de ansiedades. Era una ilusa, alguien que no se percataba de la emoción que contiene cada capítulo, cada uno de los protagonistas construidos para vivir en las páginas de mis libros, cada beso, cada palabra, cada instante.
A veces encuentras las sonrisas en pequeñas cosas. Para mí la escritura es una evasión, un modo de serenar la hiperactividad cerebral que me caracteriza, un cauce donde caminar de la mano con la ilusión de plasmar ideas en una hoja de Word, conectándolas, dándoles forma.
De las tres novelas terminadas este año dos necesitan revisión. Me encantará revivir la historia de Ernesto y Sussi, vibrar con la de Matt y Lúa, caminar de la mano de cuatro personajes magníficos. Cuando termine CDTEAT me meteré de nuevo en las páginas de los manuscritos olvidados en el Mac y encontraré la manera de mejorarlos.
Me voy a la oficina… Hoy tengo un día lleno de trabajo, como siempre.

¡Feliz día! J

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